“La mejor comida del mundo se puede arruinar si no se hace con el vino adecuado”, David Amar, fundador y CEO del Festival      
16 bodegas de vinos mexicanos de alto nivel se dieron cita en Cancún, Quintana Roo en el marco de la cuarta edición del Wine&Food Festival. Vinos blancos y tintos con gran cuerpo, toques ácidos, sensación seca o sabores dulces se mezclaron en las copas de los asistentes al Fiesta Americana Grand Coral Beach en donde se llevó a cabo el evento icónico del festival: la Star Chefs Dinner. Los fundadores de estas casas de vino presentaron cada una de sus creaciones, maridándolas con los platillos que los chefs iban preparando. La variada oferta de etiquetas habló sobre una nueva era de la industria, la cual hoy en día se encuentra construyendo la reputación del vino mexicano. Actualmente existen 140 vinícolas en el país, de las cuales aproximadamente el 90% son primera generación. El enólogo Hugo D’Acosta, a quien se le dio un homenaje por su gran trayectoria e impulso al mundo vinícola nacional, incluso habló de que la industria se está recuperando. Las 20mil hectáreas vitivinícolas en México (que en antaño ascendían a 40 mil) ya no sólo se limiran a Baja California, sino que se comienzan a ver su auge en zonas como Coahuila, especialmente Parras, y en otras áreas del Bajío. Casa de Piedra Hugo D’Acosta fundó Casa de Piedra en 1997 en un terreno en Baja California con una casa precisamente del material que le dio nombre a su marca. Dos vinos la caracterizan, el blanco, del cual realizan 6mil botellas y el tinto, mismo que colocan como la estrella de la casa produciendo 36 mil botellas. El vino de piedra, como se llama dicho caldo iconico, se distingue por tener un 50% de uva tempranillo y un 50% de sauvignon (aunque el porcentaje varia de un año a otro), lo que le da un balance entre los sabores ácidos y los toques de frutos rojos y tabaco. Lo que lo caracteriza es que no fuerzan al vino año con año, sino que permiten que se cree de acuerdo a las condiciones climáticas del momento. Una cata lineal por años de este vino es una clara representación del clima de Baja California. Por lo mismo, “hay quienes lo aman y quienes lo odian”, afirma D’Acosta. Sin embargo, aunque la uva es 100% mexicana, D’Acosta hace uso de barricas con madera francesa y estadounidense pues cada una tiene algo que dar gustativamente. Además considera que estando en un país nuevo se puede aprovechar de barricas de gran tradición. “Veo a los jóvenes interesados cada vez más en en el vino, con una capacidad crítica que nos está obligando a ser mas creativos, Hugo D’Acosta. Video y foto por Julio Hernández

 

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