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Una cuidadosa reforma de tres años iluminó el hotel Ritz de Madrid y realzó el carácter ilustre de este palacio centenario, íntimamente conectado al corazón de la ciudad. En él convergen la omnipresencia del arte y universos apasionantes, dotados del sofisticado lujo de Mandarin Oriental.

Para redescubrir el interior del edificio de espíritu Belle Époque, basta con atravesar las puertas de la entrada principal o aquellas que durante mucho tiempo permanecieron ocultas, pero que hoy permiten establecer una comunicación estrecha con el Museo del Prado y sentirse en sus terrenos. Fue en las salas de este recinto donde el arquitecto Rafael de La-Hoz y los interioristas del estudio francés Gilles et Boissier encontraron inspiración para la restauración histórica del Ritz.

Pictura Foto. ©Manolo Yllera.

La barra de Pictura, por ejemplo, es amparada por una galería de retratos en la que participaron conocidos artistas y creadores españoles para evocar la pared de un museo desde una mirada actualizada, afín a una propuesta de coctelería clásica con matices vanguardistas. El concepto de este espacio y toda la oferta gastronómica de Mandarin Oriental Ritz Madrid es liderada por Quique Dacosta.

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Quién mejor que el chef con tres estrellas Michelin para dar vida a cinco destinos gastronómicos tan nobles como sugestivos. Dacosta, impulsado por valores humanos y anhelos propios, ha trabajado durante cinco años con Mandarin Oriental para poner en escena el proyecto, de la mano de un talentoso equipo culinario.

Deessa representa el epicentro de la creación de Quique Dacosta, el chef con tres estrellas Michelin que está al frente de la vasta y extraordinaria oferta gastronómica.
Foto. ©Manolo Yllera.

Deessa representa el lienzo en blanco y epicentro de la creación de Quique Dacosta, con un despliegue de los platos más emblemáticos del reconocido cocinero, así como el menú Contemporáneo QDRitz, especialmente diseñado para este entorno personal. Su salón Condesa Masslov, bautizado con el nombre que la espía Mata-Hari utilizó para reservar en 1916, es un homenaje a la máxima intimidad del icónico hotel.

Dacosta y el chef Juan Antonio Medina han orquestado la carta de Palm Court, que celebra el legado gastronómico del lujoso alojamiento bajo la impresionante cúpula de cristal (uno de los elementos más destacados de la restauración y pieza fundamental en la idea original de César Ritz), donde la propuesta distintiva del palacio y la tradición del Afternoon Tea recobran protagonismo con el resplandor de la luz natural y los destellos de la platería preservada con afecto. Ahí mismo se sitúa el Champagne Bar, con sólo ocho asientos, para maridajes excepcionales.

Ritz Madrid
Foto. ©Manolo Yllera.

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Desde la sala Alfonso XIII, nombrada así en honor del rey que hace más de 100 años motivó la construcción del Ritz, se puede observar el mítico jardín del hotel, donde también es posible beber una copa y cenar.

Todos los espacios gastronómicos, habitaciones y suites del Ritz, dan cuenta de una vocación artística que produce emociones, desde el vestíbulo, donde una asombrosa pieza suspendida en el techo recuerda las hojas de los árboles del Parque del Retiro, hasta la salida, donde la danza de las bailaoras se hace sentir a través de abanicos conceptuales y una atmósfera de la cual resulta difícil despedirse.

Artículo originalmente publicado en la edición impresa de Forbes México. Julio 2021.

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