Esto te espera en Le Mont Saint-Michel
1.- Fuertes mareas a velocidad de galope En determinadas fechas y horarios del año, cuando el coeficiente de la marea (un sistema de medida entre la pleamar y bajamar), supera un determinado valor, este monte se convierte durante unas horas en una isla, ofreciendo un espectáculo inolvidable y la posibilidad de vivir una experiencia única. Una pasarela permite acceder al pueblo durante todo el año, excepto, en esas circunstancias. 2.- Mirador grandioso rodeado de mar Este fenómeno natural es impresionante, tanto la entrada de la marea como la ola que se produce cuando ascienden las aguas remontando la bahía, en el llamado ‘macareo’, se puede observar desde el mismo Mont Saint-Michel, su muralla y desde el puente. Aunque el punto de observación ideal para admirar, tanto las grandes mareas como la bahía es el claustro de la Abadía del Mont-Saint-Michel, un edificio benedictino que representa uno de los ejemplos más impresionantes de la arquitectura medieval, religiosa y militar a la vez, en la que hoy en día, están instaladas dos comunidades de monjes y monjas, según el sitio de Turismo de Normandía. “Entonces el espectáculo se vuelve grandioso. El agua cubre el vado sumergible, desaparecen todos los accesos por tierra y el monte parece flotar. Gracias al puente inaugurado en 2015, se puede llegar al sitio incluso durante la pleamar”, señala Pascale Filliâtre, escritora de viajes, que publica sus artículos en Turismo de Francia. El monte y su gran bahía, están clasificados desde 1979 por la Unesco como Patrimonio Mundial de la Humanidad. 3.- La leyenda del arcángel y la abadía Por su parte, el Centro de los Monumentos Nacionales (CMN) de Francia señala que el culto a San Miguel se remonta al siglo V en Occidente y que este arcángel simboliza la supremacía del Bien sobre el Mal, teniendo un papel destacado en el libro del Apocalipsis, que relata su combate con el demonio, representado en forma de dragón, y cómo lo vence ayudado por sus ángeles. El texto más antiguo que describe los orígenes del Mont Saint-Michel, señala que la primera fundación de la abadía se remonta a 708, año en que Aubert, obispo de Avranches, encargó la edificación de un primer santuario dedicado al arcángel Miguel sobre el Mont-Tombe, informa el CMN. 4.- Prodigio de la arquitectura medieval Los constructores de la Edad Media hicieron milagros a pesar de la accidentada topografía del lugar, según esta autora. Explica que primero construyeron en el año 1000 una iglesia prerrománica; después una abadía románica en el siglo XI; y en el siglo XIII una sublime elevación gótica, compuesta por dos edificios de tres plantas, sostenidos milagrosamente en la ladera de la roca y coronados por un claustro y un gran refectorio. “Desde la explanada oeste, ¡la vista de la bahía es impresionante!”, apunta. 5.- Una isla en lucha contra la sedimentación “Los monjes benedictinos eligieron el Mont Tombe (el antiguo nombre de Mont Saint-Michel), por su ubicación incomparable”, señala Filliâtre. Pero, según explica, la sedimentación gradual desafió su futura condición de isla, y “al final fueron necesarios 10 años de trabajo titánico, emprendido en 2005, y la construcción de una presa (que se visita) para devolverle su carácter marítimo al más extraordinario de los edificios religiosos”. Esta autora se refiere a la nueva presa del río Couesnon, que permite dar bastante fuerza al agua para conseguir rechazar los sedimentos hacia altamar y alejarlos del monte, según el sitio de Turismo de Normandía. También te puede interesar: ¡Conoce las inspiraciones para hacer frente a los desafíos: Natalia Lafourcade, Isaac Hernández, Enrique Olvera y Valeria Luiselli te lo cuentan!Síguenos en: