Las burbujas de Prosecco destellan con los rayos de sol que bañan las construcciones colosales de Roma y refrescan el paladar, como el río Tíber vivifica la postal que nos regala, a manera de bienvenida, la terraza de la suite panorámica 360° RedLevel de Villa Agrippina Gran Meliá.

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Es entre la colina de Gianicolo y El Vaticano donde, hace un decenio, el grupo español reanimó el espíritu noble de la villa histórica levantada por Agripina la Mayor, madre de Nerón, hasta convertirla en un respetado emblema de la hospitalidad de lujo. Este hecho se celebró con el establecimiento de asociaciones inéditas, en el momento mismo en que las restricciones sanitarias se redujeron y el ímpetu por viajar ascendió como la espuma.

Foto. Villa Agrippina Gran Meliá

La alianza de la propiedad con la Real Academia Española abrió paso a la muestra de arte contemporáneo “Nuestra Roma” con obras de Julia Huete y José Guerrero en los interiores del hotel. Esto, tras encaminarnos a lo alto de la colina Gianicolo donde se ubica el conjunto conventual de San Pietro in Montorio que, además de ser sede de la prestigiosa institución destinada a promover la formación artística y humanística, acoge un monumento legendario de pequeñas dimensiones y belleza osada: El Templete de Donato Bramante. En las inmediaciones, la Fontana dell’Acqua Paola también nos cautivó con su solemne presencia al atardecer.

El Templete diseñado por el arquitecto Donato Bramante. Foto. Forbes Life Staff

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TODO UN FESTÍN

La cultura gastronómica no podría entenderse sin las referencias de los banquetes romanos. Sorprender a los invitados era imperativo en tiempos remotos y, en Villa Agrippina Gran Meliá, lo sigue siendo. “El rey de la Carbonara” y uno de los cocineros italianos más jóvenes en ser iluminado con una estrella Michelin, Luciano Monosilio, nos deleitó con su especialidad durante la cena de aniversario que selló su nombramiento como chef Ejecutivo y mostró el carácter del concepto culinario que creó en exclusiva para el nuevo restaurante gourmet del hotel y para Gala Pool Bar & Restaurant.

Foto. Villa Agrippina Gran Meliá

AL AMANECER

Lo que alguna vez fuera el primer jardín botánico construido en Roma nos alentó a tomar el desayuno al aire libre, frente a la piscina. Ello, antes de dirigirnos a un recinto conmovedor ubicado a 15 minutos del Gran Meliá: Villa Albani Torlonia.

Al entrar, una avenida recta bordeada por arbustos y encinos, nos conduce hasta una pequeña plazuela con una columna de piedra en el corazón, coronada por una estrella de ocho puntas. Después de algunos pasos, los árboles longevos ceden la atención al majestuoso complejo arquitectónico en donde el cardenal Alessandro Albani reunió sus colecciones de obras maestras antiguas.

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Estatuas de mármol de dioses y diosas, emperadores y ciudadanos romanos decoran los nichos, el lugar de descanso en la logia y el pórtico frente al fascinante jardín central. Pero es dentro del casino nobile donde los tesoros más valiosos permanecen en los escenarios diseñados por el propio Albani, el arquitecto Carlo Marchionni y Johann Joachim Winckelmann, el célebre erudito alemán que se desempeñó como curador y bibliotecario del cardenal. La disposición de cada pieza es fascinante porque entraña un memorable discurso emocional.

En la villa, la fotografía está prohibida y no hay descripciones de lo que ahí se observa. El conocimiento del historiador de arte guía y el sentido estético propio permiten revivir el arte clásico y reflexionar sobre la invaluable riqueza histórica de esta colección, protegida fielmente por la Fondazione Torlonia. Las visitas deben reservarse con bastante antelación y el acceso está permitido a muy pocas personas, para evitar alterar su delicado equilibrio.

“Descubrir las maravillas escondida de la ciudad, alejadas del bullicio, son parte de las experiencias que ofrece Villa Agrippina Gran Meliá. Ninguna es igual porque nos comprometemos a encontrar formas únicas de complacer a nuestros huéspedes cuando menos lo esperan”, enfatiza el gerente general del hotel, Andrea Fiorentini, durante la charla uno a uno, convocada por Forbes Life.

Foto. Villa Agrippina Gran Meliá

Para él, en la definición de lujo, el tiempo juega un papel fundamental, porque está relacionado con la capacidad de hacer que cada minuto cuente en la vida de los visitantes. El equipo Guest Experience se ha constituido como una pieza clave “en la misión de ayudar a los huéspedes a priorizar lo que más importa”.

La privacidad y la tranquilidad que brinda Villa Agrippina Gran Meliá, prevé Fiorentini, continuarán siendo determinantes en una ciudad que late con fuerza: Roma… la ciudad de las siete colinas, de abundantes atractivos patrimoniales e historias épicas.

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