La búsqueda por capturar la esencia de los ingredientes locales ha llevado a la consolidación del nuevo proyecto del reconocido chef peruano Virgilio Martínez con la recién apertura de su restaurante Mil, ubicado en la ahora zona arqueológica de Moray, a más de 3,500 metros sobre el nivel del mar.
Quienes han tenido la oportunidad de aventurarse al aún poco conocido camino para llegar al restaurante, han comprobado que el nuevo recinto es más que solo un restaurante con comida elaborada con ingredientes locales: es un regalo a la tierra de la tierra; un homenaje al sabor de los productos que solo allí se dan.
La propuesta de Martínez, cuyo primer restaurante Central se posiciona dentro de los cinco mejores restaurantes a nivel mundial de acuerdo con The World´s 50 Best Restaurants, radica en el ingrediente. Una especializada investigación previa analiza las bondades de los que serán los elementos protagónicos de los platillos que reunirán la esencia de las regiones más extremas de Perú, entre los Andes y la Amazonia.
Mil llega ahora para ofrecer una propuesta aún más radical que la de Central porque aquí los platillos saben a la Cordillera, a los Andes. El restaurante se encuentra rodeado de un paisaje sin igual de una zona arqueológica donde los antepasados ya daban a la agricultura un lugar preponderante.
De dónde somos, de dónde venimos, es la interrogante que con ocho momentos -platillos- el chef intenta plasmar; y más que una explicación, funciona como una invitación a seguirnos cuestionando. Los maridajes no son un tema excluido, todos ellos cuentan con destilados caseros preparados en el lugar con tubérculos de la zona que rodea al restaurante.
Los hasta ahora poco conocidos caminos para llegar a la zona arqueológica donde se encuentra el restaurante Mil, pronto se irán abarrotando de comensales que quieran conocer el verdadero sabor de una de las gastronomías más alucinantes del mundo.
Ni un mes ha pasado desde su inauguración y Mil ya es un tema de importancia en el mundo gastronómico. Su selecto menú solo está al alcance por medio de una reservación, y es un grupo menor a 40 personas el que es atendido diariamente frente a las ruinas prehispánicas.
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