Viviana Corcuera volvió este verano a su país para celebrar el bicentenario de su independencia, una ocasión de oro para revisar su trayectoria vital entre dos naciones que forman parte de su historia sentimental: México y Argentina, que han dejado huella en su biografía.
Si analizamos el perfil de las mujeres más poderosas del mundo seleccionadas por forbes, observaremos que hay una serie de características comunes en todas ellas: están comprometidas con sus trabajos y causas, son emprendedoras y su visión de la realidad abarca más allá del aquí y ahora. Viviana Corcuera, argentina de origen pero mexicana por convicción desde hace 30 años —“llevo con orgullo la nacionalidad desde 1988, año en que Miguel Alemán Valdés me ayudó a conseguirla cuando era jefe del Consejo Nacional de Turismo”, recuerda—, no figura en esta lista, pero cumple con todas las condiciones para estar en ella. La vicepresidenta de la Asociación de Amigos del Museo de Arte Popular tiene una de esas vidas que parecen sacadas de las páginas de una novela: una mujer fascinante, que ha vivido la Historia (con mayúsculas), viuda de uno de los empresarios más importantes de México, Enrique Corcuera y García Pimentel, con quien tuvo tres hijos y vivió la eclosión de México como destino de la jet set internacional.  

Representando a Latinoamérica en la competencia Queen of Pacific en Melbourne, Australia.

Este verano estuvo en Argentina, por la ocasión del Bicentenario de la Independencia, que tuvo lugar el pasado julio, coincidiendo con los 200 años de su declaración en la histórica Casa de Tucumán, en San Miguel de Tucumán. Allí coincidió, entre otros invitados ilustres, con el rey emérito de España, Juan Carlos de Borbón y Borbón. “Lloré de alegría y sentí un estremecimiento en mi corazón, en comunión con mi familia de sangre, con mi gente. Volver a mis raíces siempre me emociona”, comenta. El análisis que Viviana Corcuera saca de su estancia en Argentina es relevante: “El país está mucho mejor. El cambio de gobierno se nota en la calle. Hay una sensación de libertad que antes faltaba, hay más cordialidad y tolerancia”, asegura. Corcuera apuesta por la “política de cambio” del presidente Mauricio Macri: “Una reforma desarrollista y una transformación integral, con remoción de jueces. Se puede cambiar la historia de Argentina, todos los argentinos esperamos la concreción de ese ideal”.
Esto no significa, agrega, que los problemas se hayan resuelto: “La crisis dejada por la anterior presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, era muy honda”, expone. Lo que más le ha impresionado son “los juicios por la corrupción del anterior gobierno, sobre todo después de las causas emprendidas contra la ex presidenta”.
Corcuera, como toda mujer comprometida con su tiempo, sabe que “la realidad no es color de rosa y a Argentina le espera una difícil encrucijada económica”, pero confía en la voluntad del nuevo presidente por salir adelante de la mano de un poderoso aliado: México. “En todo el mundo se ven con simpatía las crecientes relaciones amistosas entre los presidentes de ambos países, porque tenemos muchos problemas en común”, señala. “Lo que más cuenta es la cuestión social, ya que las cifras del anterior gobierno eran falsas y existía un alto índice de pobreza, que se tapaba por la cadena oficial. Pero estoy segura de que las medidas emprendidas serán eficaces”.

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