De origen, nigeriana, y de corazón, dominicana, Yvonne Losos demuestra que a sus 47 años mantiene la fuerza y el espíritu para maniobrar con caballos en hípicas de alto nivel.   Por Hansel Díaz Matthews   Cuando se habla de la disciplina de adiestramiento de caballos, Yvonne Losos es re­ferencia obligada en la República Dominicana, una nación a la que representa con emoción en cada competencia en la que participa. La jinete habita en este país por mera casualidad. Nació en Nigeria y se nacio­nalizó canadiense, pero al casarse con su esposo, Eduardo Muñiz, que es domini­cano, adoptó también la nacionalidad de su pareja. “Asumí la nacionalidad de este país, que es donde vivo, que me lo ha dado todo y al que represento siempre con mucho orgu­llo”, explica Losos. Yvonne rememora que desde niña ha permanecido ligada a la equitación: “Mi padre estaba en Kenia haciendo la inves­tigación para su doctorado en Patología y en la finca donde vivíamos teníamos caba­llos y ponies, de modo que me inicié a los siete años”, relata. Ahora solo se dedica al adiestramiento, que es un deporte olím­pico. Durante varios años practicó salto, incluso perteneció al equipo nacional. La experimentada atleta explica que debe ejercitarse al menos tres o cuatro veces por semana con su entrenador personal para trabajar con pesas y flexi­bilidad. Necesita mantener su cuerpo en óptimas condiciones para rendir los frutos que se esperan de ella. Tanto así que Losos confiesa a Forbes que la mayor parte del año entrena fuera del país por diversas razones, incluso al momento de esta entrevista se encontraba, junto a su equipo, en Canadá. Sus tantos viajes y entrenamientos dejan en evidencia lo costosa que es esta disciplina, además de que genera la inte­rrogante de cómo se adaptan los caballos a distintos climas y escenarios. “Lamentablemente en nuestro país no tenemos las facilidades para desarrollar una agenda de competencias con la exi­gencia adecuada. Por ello, tenemos que viajar generalmente a Estados Unidos, donde hay un circuito de eventos inter­nacionales que son de los mejores a nivel mundial”, argumenta. Agrega que a los caballos, al igual que los seres humanos, les toma tiempo adap­tarse a un nuevo clima o nuevas condi­ciones. En cuanto al costo y al trajín del traslado de los equinos, apunta que es el mismo que corresponde al de cualquier otra carga aérea, pues se embarcan en aviones con muchos días de antelación. Le preguntamos sobre quién debe tener más condiciones entre el jinete, en su caso particular de maestra, y el caba­llo, la también dominicana dijo que es una relación equitativa. “La gente piensa que es fácil montar en una de las disci­plinas olímpicas; creen que es como salir a dar un paseo. La realidad es que los caballos que usamos tienen una fuerza y un nivel de movimientos tan exagerado, que para poder montarlos y ser efecti­vos como jinetes, hay que estar en plena forma física”, explica. Además, señala que ha sufrido varias lesiones durante su larga carrera, especial­mente desgarros musculares en las pier­nas y en la espalda baja. Afortunadamente, dice la atleta, no han sido crónicas, pero sí muy dolorosas. Logros, sorpresas y decepciones Yvonne Losos exhibe nueve medallas entre eventos regionales y continentales: tres preseas de bronce, en categoría indi­vidual de Juegos Panamericanos, y el resto en Juegos Centroamericanos y del Caribe. Las últimas dos medallas las obtuvo en los recién concluidos eventos que tuvieron lugar en Veracruz, México. Ha estado en el ranking de los 100 mejo­res jinetes del mundo, de acuerdo con la Federación Ecuestre Internacional. Sin embargo, su mayor sorpresa no fue esa, sino que precisamente en los juegos de Veracruz, después de los primeros dos días de competencia, estuvo en el puesto noveno del ranking individual. Losos dice que en la final logró una actuación excepcional que la llevó a obte­ner la medalla de plata individual y una de bronce por el ranking general. No todo es alegría. Esta laureada amazona también guarda sus momentos de dolor: “Clasifiqué para el Campeonato del Mundo de 2010, que iba a tener lugar en Estados Unidos. Sin embargo, un mes antes del evento mi caballo tuvo una lesión en los cascos, algo muy traumá­tico de lo cual nunca se recuperó y que finalmente conllevó a que falleciera. Eso representó un golpe muy duro para mí, no solo porque no pude participar en el evento, sino porque también perdí mi caballo”. Otro momento desagradable fue cuando en 2012 decidió hacer una pausa en su carrera deportiva después de una situación vivida con la clasificación a las Olimpiadas de Londres. Por esta situación, la Federación Dominicana de Deportes Ecuestres hizo una reclamación al Tri­bunal de la Federación Ecuestre Inter­nacional por la forma de clasificar de la representante individual de Brasil. La protesta no prosperó. Losos precisa que volvió a la competi­ción en 2013, cuando se dieron las con­diciones para regresar al deporte. “¡Por suerte parece que aun tengo capacidad competitiva!”, asegura.

 

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