México es el segundo lugar en el mundo donde se registran más crímenes de odio contra la población Trans, asegura Kenya Cuevas. De acuerdo con datos del Observatorio de Personas Trans Asesinadas, Brasil es el país con mayor incidencia de homicidios de personas trans (139 en 2019), seguido de México (63).

“Entre personas trans somos visibles, rompemos estereotipos, decidimos transformarnos. Eso es visible, pero también es visible que México es un país machista e inmediatamente identifica que una mujer es débil y más siendo una persona que renuncia a los privilegios sociales que tiene como varón. Las mujeres trans estamos expuestas a violencia, estamos invisibilizadas hasta dentro del colectivo LGBT, porque durante toda la historia de la lucha también fuimos olvidadas e invisibilizadas. Tiene que ver mucho por cómo nos vemos y nos expresamos ante la sociedad”, dice la activista.

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La historia de vida de Kenya Cuevas es un relato poderoso: se inició en el sexo servicio a la edad de nueve años y fue víctima de abuso; incluso estuvo privada de su libertad durante años.

“Empecé a ejercer el trabajo sexual. Una de las primeras cosas que viví fue el uso de sustancias psicoactivas que me conllevaron a vivir una situación deplorable en la calle: trabajo sexual, drogas, y posteriormente, por consumir drogas, me acusaron de venderla, me llevaron a un reclusorio donde me sentenciaron a 24 años de prisión. Al cumplir 11 años privada de la libertad, pruebo mi inocencia absoluta, salgo y empiezo a trabajar en la promotoría de prevención de violencia con mis pares, con las mismas mujeres que ejercen el trabajo sexual. Empecé a ayudar a muchas mujeres para que les pudieran brindar servicios de salud y de esa forma pudieran tener tratamiento, porque muchas de ellas viven con VIH”, relata.

Hoy es activista con un proyecto de albergues que lucha por los derechos y empoderamiento de las mujeres sexo-género diversas (LGBT+) en situación de vulnerabilidad ante violencia, feminicidios, crímenes de odio, discriminación, desigualdad, entre otros. Kenya logró visibilidad luego de una protesta en la cual cerró los carriles de la avenida Insurgentes con el féretro de su compañera asesinada.

“En 2016 presencié el transfeminicidio de Paola Buenrostro, que era mi compañera en el trabajo sexual, era una mujer trans de 24 años que fue asesinada el 24 de septiembre en mi presencia. Después de que observé como la asesinó, el mismo sujeto se me quedó viendo, me apuntó con el arma y me disparó, pero el arma se encasquilló. Al presentarlo en el ministerio público empecé a vivir muchas violaciones a mis derechos humanos por ser una mujer trans que ejercía trabajo sexual. Al llegar a la audiencia oral para vincular a proceso el juez me manda sacar de la audiencia, sin embargo, al término, dejaron en libertad al asesino”.

Fue la búsqueda de justicia por la muerte de Paola la que llevó a Kenya Cuevas constituir la organización Casa de las Muñecas Tiresias, A. C. Donde se brinda acompañamiento integral a personas trans en procesos como cambio de identidad, atención en salud, educación , vivienda, quejas de discriminación y violaciones a los derechos humanos. Las personas que reciben apoyo, generalmente viven situaciones de vulnerabilidad por ser personas personas en situación de calle , usuarias de drogas, privadas de la libertad, trabajadoras sexuales, personas que viven con VIH o migrantes.

“Armé una estrategia y una metodología para poder intervenir en estas vidas y así poder garantizar una reinserción social económica y laboral de estas mujeres. En este albergue ofertamos educación a través del INEA y una ciberescuela. Talleres de autonomía economía, que son los oficios donde pueden aprender estilismo, colocación de uñas, costura, cocina, teatro, inglés, computación. Tienen un acompañamiento psicológico para poder armar un proyecto de vida a corto, mediano y largo plazo”.

Kenya considera que los discursos y prácticas de inclusión por parte de empresas y de la sociedad no pueden estar completos si no incluyen verdaderamente a las personas más vulnerables, pues la comunidad trans generalmente es una de las más expuestas a violencia y precariedad económica.

“Mi legado principal es una frase que yo digo “nuestra mayor venganza es que seamos felices”, la felicidad la hemos perdido, hemos perdido vernos como seres humanos, pensamos siempre en “cuánto tienes, cuánto vales”. tenemos que ser más sensibles porque todos reímos lloramos y nos quejamos de lo mismo porque somos seres humanos.Algo que quisiera aterrizar es que logremos educación integral para todas las mujeres en el país. Manifestarse es una forma de evidenciar la impunidad, es algo poderoso porque logramos ser escuchadas, es importante alzar la voz por quienes no pueden hacerlo, hay quienes no pueden hacerlo, que no saben cómo hacerlo y que tienen miedo”.

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