En 2018, la ciudadanía mexicana apostó por el proyecto de gobierno de Andrés Manuel López Obrador. ¿Desencanto? ¿Prosperidad? ¿Ha funcionado la autodenominada Cuarta Transformación que está por cumplir 2 años en funciones?
En el Foro Forbes Conecta Economía y Negocios 2020, analistas políticos debaten acerca de cómo fue que se rompió de tajo con administraciones que dejaron un legado de violencia, corrupción y pobreza, además de una oposición que ha sido incapaz de articular un discurso convincente para hacerle frente al presidente, de cara a las próximas ediciones.
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En el panel, Fernando Dworak Camargo, coordinador del diplomado en Planeación y Operación Legislativa en el ITAM, advierte que Morena no es un partido hegemónico, aunque sí mayoritario que “tiene muchas tribus con el denominador común de un líder carismático” como lo es AMLO.
Y si López Obrador ha mantenido los altos niveles de popularidad, durante su gestión es porque sus opositores no han sido autocríticos y la ciudadanía se abstendrá de votar por ellos, por lo que se debería de construir una opción que sea de centro.
“El gobierno se apoya en un discurso moral en donde el presidente López Obrador tiene la capacidad de hacer todo lo que sea y todo se justifica porque él lo dice. Ahora, no basta con tener la razón, si no se conquista la imaginación, tiene que ser algo (discurso) distinto al presidente”, comenta el analista y consultor político.
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¿Cuál es el desafío de la clase política que es adversa a la 4T?
“Es quitarle la mayoría calificada a Morena en el Congreso y que no sea una oposición que bloquea, porque eso le va a convenir a López Obrador. Si hay una calibración, podemos empezar a replantear un crecimiento racional, desde qué es lo que nos une. Hay que comenzar a ver eso, para llegar a ese escenario es reconstruir el centro”, señala.
Hay crisis de partidos
En 2018, la elección de Andrés Manuel López Obrador como presidente evidenció la crisis de partidos que se vive no sólo en México, sino en el mundo, de acuerdo con Emilio Rabasa Gamboa, doctor en Derecho y docente-investigador del Insituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM.
“En la parte del diagnóstico, hay una profunda crisis de la democracia representativa. Estamos advirtiendo una crisis de esta forma de gobierno, que se manifiesta en diversos países, que hay una frustración de los electores con los representante, porque una vez que son electos, se van por la libre y ya no llevan a las Cámaras lo que habían prometido”, lamenta.
“El gobierno de la 4T es el legado que dejaron 2 gobiernos de partidos en términos de violencia, corrupción y pobreza extendida, que son los 3 males que enfrenta México. Mientras no los abordemos, no vamos a crecer” ahonda.
Rabasa se muestra optimista en cuanto al futuro de México pos su capital cultural, social y la capacidad de los ciudadanos para encarar la adversidad. No obstante refiere que es necesario atender el crecimiento económico con una mejor distribución de la riqueza.
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Regreso al diálogo político de alto nivel
A nivel discursivo, López Obrador ha dejado en claro que en México existe una profunda división social y económica, la cual hay que atender desde el origen.
Adolfo Laborde Carranco, doctor en Ciencias Políticas y Sociales, señala que debe existir una reconciliación entre los actores políticos para que exista un diálogo político de alto nivel, donde se incluyan a los sectores que, aparentemente, no están atendidos en la Cuarta Transformación.
“Hay que regresar al diálogo político de alto nivel y los intelectuales orgánicos del gobierno, lejos de auspiciar el diálogo, profundizan las contradicciones del país. Gran parte del enfrentamiento de división del país, hay resistencia de gobernadores y sectores económicos. Para regresar al sendero de proyecto, debe haber diálogo político” refiere.
Indica que una opción es que integrantes de partidos de oposición como el PAN, PRI y PRD formen un frente que pueda lograr los equilibrios necesarios con el fin de evitar mayor polarización.
“El objetivo final es donde haya inclusión y equidad, institucionalizar la vida política. Se necesita diálogo, de institucionalizar lo que ya existe. Necesitamos instituciones fuertes, no hombres fuertes. Un Estado que aglutine las voluntades populares”, concluye Laborde.
