Envueltos en una burbuja contra el Covid-19, opacados por un boicot diplomático por los derechos humanos y desprovistos de una mayoría de espectadores, finalmente los Juegos Olímpicos de Invierno de Beijing comenzaron este viernes con una ceremonia que recuerda a la apertura de los juegos de 2008 en China.
Al igual que en 2008, la ceremonia de apertura tiene lugar en el distintivo estadio Nido de Pájaro, cuyo borde fue adornado con las banderas de las 91 naciones y regiones competidoras, bajo la dirección del director de cine Zhang Yimou. La ceremonia culminará con el encendido del pebetero olímpico.
Aunque de menor escala que los Juegos Olímpicos de mitad de año, la edición de invierno fue organizada por una China mucho más próspera, poderosa, confiada y conflictiva bajo la presidencia de Xi Jinping, quien asiste a la inauguración.
El espectáculo del viernes promete música, coreografía y tecnología; nada menos sería suficiente después de que China cautivó a una audiencia mundial de miles de millones de personas en 2008.
“Esta vez mostraremos menos sobre la cultura antigua”, dijo Zhang en un videoclip publicado por medios estatales. “Vamos a transmitir una sensación de modernidad, que mira hacia adelante. Esta es una nueva era”, dijo.
La ceremonia dura aproximadamente la mitad del maratón de cuatro horas de 2008, para alivio de los asistentes que se estremecerán por las temperaturas previstas de -4 grados centígrados.
La pirotecnia utilizada el viernes por la noche equivale sólo al 10% de la usada en 2008, y sólo en plata, blanco y verde.
La multitud en sí será más pequeña, y los organizadores decidieron el mes pasado no vender entradas para los eventos olímpicos a fin de reducir la propagación de Covid-19. Un “bucle cerrado” separa a los competidores y el personal del público chino durante los Juegos Olímpicos.
LA BIENVENIDA A UN VIEJO AMIGO
La composición de los asistentes, la mayoría sujetos a estrictos protocolos Covid-19 antes y durante el evento, también es diferente a la de 2008, cuando estuvieron presentes más de 100 jefes de Estado o de Gobierno.
La organización de los Juegos Olímpicos por parte de China ha generado críticas desde que el Comité Olímpico Internacional seleccionó a Beijing en 2015, y países como Estados Unidos, Gran Bretaña y Australia organizaron boicots diplomáticos, lo que significa que no enviaron representantes gubernamentales a los Juegos.
El presidente ruso, Vladimir Putin, el principal invitado extranjero, llegó el viernes para reunirse con Xi antes de la ceremonia de apertura, forjando un acuerdo para aumentar el suministro de gas natural a China en medio de las crecientes tensiones con Occidente y ganando la promesa de Xi de profundizar la cooperación mutua.
La emisora estatal china CCTV señaló que Putin, al igual que China, expresó su oposición a la “politización” de los Juegos.
Después de un informe del Washington Post que decía que activistas de derechos humanos de Estados Unidos habían estado trabajando con atletas de varios países occidentales para boicotear la apertura, la delegación estadounidense dijo que esperaba que alrededor del 80% de sus atletas estuvieran en la ceremonia del viernes, posiblemente un récord de participación.
El espectáculo del viernes presentará solo a 3,000 artistas, según medios estatales, una pequeña fracción de los aproximadamente 15,000 que participaron en 2008, todos ciudadanos comunes como parte de un énfasis en las “personas” y la expansión de la participación en el deporte.
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LAS MARAVILLAS DE INVIERNO
Zhang, el director, dijo que la ceremonia tiene en cuenta el cambio de contexto global, incluida la pandemia y lo que describió como fuerzas hostiles que “reprimen y enturbian” a China.
“En esta nueva y compleja situación mundial, los Juegos Olímpicos de Invierno mostrarán la confianza y el orgullo del pueblo chino, el amor del pueblo chino, el afecto de los chinos por los pueblos del mundo”, dijo a la agencia estatal de noticias Xinhua.
Si bien los detalles exactos de la ceremonia se mantuvieron en secreto, incluido quién encendería la llama, un video promocional mostraba escenas de las maravillas del país en invierno, con actividades en la nieve y el hielo.
El inicio oficial de los Juegos representa un alivio para los organizadores que navegan por la extrema complejidad de coordinarlos durante una pandemia mientras se adhieren a la política de “cero Covid” de China.
Los organizadores también esperan calmar el redoble de críticas de activistas y gobiernos sobre el historial de derechos humanos de China en Xinjiang y en otros lugares.
“Creo que en el instante en que se encienda la llama olímpica, todas estas llamadas a boicotearlos se extinguirán”, dijo a Reuters Zhao Weidong, portavoz de los Juegos de Beijing.
Los Juegos están marcados por las estrictas medidas de prevención por la pandemia de Covid-19 y el boicot diplomático impulsado por Estados Unidos en respuesta a los supuestos abusos de los derechos humanos en China -que su Gobierno niega- y al que se han sumado países como el Reino Unido, Australia o Canadá.
Xi inauguró los vigesimocuartos Juegos de Invierno justo después de que el presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), el alemán Thomas Bach, asegurara que el evento abrirá “un nuevo capítulo en la historia del deporte” y llamara a los dirigentes mundiales a “dar una oportunidad a la paz” y respetar la Tregua Olímpica mientras dure la competición.
El espectáculo inaugural de los Juegos se divide en 15 segmentos, que incluyen el desfile de las delegaciones nacionales y el encendido de la Llama Olímpica, y está dirigido por el reconocido cineasta chino Zhang Yimou, quien también llevó la batuta de las ceremonias de apertura y cierre de los Juegos de Beijing 2008.
Una cuenta atrás de dos minutos y un espectáculo de fuegos artificiales iniciaron el acto, una alegoría del comienzo de la primavera tal y como marca el primer día del calendario lunar chino, que se celebró esta misma semana.
En total, 3,000 atletas tomarán parte en los XXIV Juegos Olímpicos de invierno, que contarán con 109 pruebas en 15 disciplinas diferentes distribuidas en tres sedes: la propia capital, Yanqing y Zhangjiakou, a 80 y 180 kilómetros de Beijing, respectivamente.
Con información de Reuters y EFE.
