EFE.- Hace 6 días el presidente ruso, Vladimir Putin, dijo en una entrevista con NBC News que las relaciones entre Rusia y Estados Unidos se encuentran en su punto más bajo de los últimos años.
El antecesor de Putin en el Kremlin y actual vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia, Dmitri Medvédev, ha asegurado que ambas potencias “han pasado de la rivalidad a la confrontación y han regresado a la época de la Guerra Fría”.
Si entonces fueron los misiles, ahora son las sanciones, la injerencia de Rusia en elecciones y la interferencia de EE. UU. en el patio trasero postsoviético, el acercamiento de la OTAN a las fronteras rusas, las acciones agresivas del Kremlin en el exterior o ciberataques desde territorio ruso.
Las tensiones entre el Kremlin y la Casa Blanca se dispararon en marzo después de que el presidente de EE. UU. llamara “asesino” a Putin, tras lo cual Moscú llamó a consultas a su embajador en Washington, Anatoli Antónov, y recomendó al responsable de la legación estadounidense, John Sullivan, que abandonara el país.
En abril, Estados Unidos impuso sanciones a Rusia y expulsó a diez diplomáticos por su presunta interferencia en las elecciones presidenciales de 2020, su supuesto papel en el ciberataque masivo de SolarWinds y sus acciones en Ucrania y Afganistán.
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El Kremlin respondió con medidas similares, incluyó a EE. UU. en una lista de “países inamistosos”, que implica que Washington no podrá contratar a personal local para sus representaciones diplomáticas en territorio ruso, y recientemente limitó el movimiento de diplomáticos estadounidenses en territorio ruso.
LAS EXPECTATIVAS
Ninguno de los dos líderes llegó a Ginebra con ilusiones. Biden busca unas relaciones “estables y predecibles”, mientras que Putin quiere un diálogo basado en el respeto mutuo, en la igualdad y sin injerencias en los asuntos internos de Rusia.
Ambas delegaciones insisten en que la cumbre en sí misma ya supone un avance.
El Kremlin ha avanzado como posible resultado de la cita el retorno de los embajadores de EE. UU. y de Rusia a sus respectivos destinos y la eliminación de obstáculos al trabajo de las legaciones.
Más allá, están sobre la mesa la reanudación del diálogo sobre estabilidad estratégica para definir la agenda de cara al vencimiento del tratado de desarme nuclear Nuevo START en 2026 y la inclusión de nuevas armas en futuros pactos.
Y el reinició de las conversaciones sobre seguridad cibernética. Ese diálogo comenzó en 2013 pero quedó congelado debido a desacuerdos sobre Ucrania y la supuesta injerencia rusa en las elecciones presidenciales de 2016.
Hoy el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, reveló este miércoles que le transmitió su homólogo ruso, Vladímir Putin, que las consecuencias serán devastadoras para Rusia si muere el opositor ruso Alexéi Navalni.
Biden hizo estas declaraciones en una rueda de prensa tras la cumbre de este miércoles con Putin en Ginebra y poco después de que el ruso diera la suya por separado.
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Durante su comparecencia ante los medios, Putin dijo que Navalni infringía deliberadamente las leyes rusas aunque era consciente de que el castigo sería la cárcel.
Las relaciones entre Washington y Moscú se han deteriorado durante años, sobre todo con la anexión rusa de Crimea en 2014, la intervención en Siria en 2015 y las acusaciones de Estados Unidos -negadas por el Kremlin- de su intromisión en las elecciones de 2016, que llevaron a Donald Trump a la Casa Blanca.
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