Por Francisco Coll Morales* Cada destino es un mundo. Cuando viajamos a otros países con los que no compartimos moneda, obviamente debemos hacer un cambio, ya sea en un banco o en una casa de cambio, de nuestra moneda por la moneda del país al que vamos a viajar. Al no disponer de la misma moneda y sistema monetario, debemos hacer una transacción de divisas mediante la que obtendremos una cantidad de la divisa extranjero por el valor en los mercados de la nuestra. Esto es algo realmente simple, o complejo para algunos, pero lo que si origina en nuestra mente es un estado de confusión por el que nuestra mente ve la moneda extranjera como un mero papel, sin valor alguno. Esto se origina debido a que nuestra mente ya tiene asociado el papel moneda de nuestro país, dado que es el que utilizamos diariamente en nuestras compras y ventas, por este motivo, al ver el otro billete y no tenerlo asociado, no somos conscientes del valor que representa. Esto puede representar, en muchas ocasiones, un gasto en exceso en el país de destino, ya que si observamos lo que hacen los viajeros cuando llegan al país, además de consumir en exceso por estar de vacaciones o de viaje, también se exceden por el simple hecho de que al no asociar el valor del billete en nuestra mente, no administramos el dinero de la misma forma. Cuando recibimos un ingreso en nuestra moneda natal, al conocer el billete y el valor, tendemos a administrarnos mucho mejor que si lo hiciésemos en moneda extranjera. De hecho, muy pocas personas que salen de viaje y cambian de divisas, al regresar a su país de origen, retornan el dinero sobrante y lo cambian de nuevo por su divisa local. Además, si nos fijamos, cuando uno vuelve de viaje y le han sobrado algunos billetes, este tiende a regalarlos a amigos y conocidos como souvenir del sitio de destino, un hecho que muestra como no percibimos el valor que representa ese billete, dado que si fuese un billete de tu país, muy probablemente no lo darías o lo regalarías como detalle. Como hemos comentado, este hecho ocurre por la simple percepción que tenemos del dinero del país donde residimos. El uso cotidiano de nuestra moneda hace que asociemos el valor directo en cuanto vemos un billete, dado que nuestros sentidos asocian el billete con el valor que representa rápidamente. Algo que no ocurre en el extranjero, dado que a ser, en primer lugar, precios distintos, y, en segundo lugar, un valor de divisa diferente, no asociamos el valor que representa ese billete y el poder adquisitivo que tiene. Esto mismo ocurre con las compras en el extranjero. Al tratarse de divisas distintas, es mucho más difícil identificar si una compra nos está saliendo cara o barata, dado que al no reflejar el cambio, tendemos a gastar y consumir más, al igual de aportar mayores donaciones y propinas. Si observamos el uso que hacemos de la moneda cuando vamos al extranjero, podemos identificar como cuando se trata de turistas, las aportaciones económicas en materia de donaciones y propinas suelen ser de una cuantía mayor, mientras que al volver a su país de origen, estas donaciones son menores. Cuando volvemos de un viaje donde hemos utilizado otra divisa distinta a la nuestra, nuestra percepción de gasto es mucho menor que si hubiese sido a un destino donde la divisa es la misma. Esto es algo realmente interesante, dado que ese billete tiene un valor en el mercado, pero al no asociarlo y no reconocerlo bien, solemos darle un menor valor que a nuestra moneda. Hace unos meses, unos jóvenes españoles hicieron una prueba para corroborar esto, ofreciéndoles a la gente un billete de 100 dólares y uno de 20 euros con la opción de escoger y quedarse uno. Si nuestra mente fuese racional y atendiésemos al cambio de divisa para escoger el billete más valioso, nuestra elección sería rápidamente el de 100 dólares, mientras que por el puro instinto, el 76% de la muestra aleatoria escogió el billete de 20 euros. Como dice el profesor y prestigioso economista Huerta de Soto, la gente no ve el valor en un papel, como es el caso del billete, si no que la gente ve el billete como un medio para obtener un determinado fin. Cuando vemos un billete, nuestra percepción no es la del billete, al cual damos un valor, si no que percibimos ese billete como el medio para obtener diversos bienes que queremos adquirir en función del valor del billete y el valor del bien. Esto refleja cómo las personas asocian el valor del dinero por el reconocimiento y no por el valor que representa el billete, dado que si su instinto era el de coger el más valioso, este habría cogido el de 100 dólares y no el de 20 euros. Sin embargo, la mayoría de los encuestados escogió el billete de 20 euros por el simple hecho de que al asociarlo a un valor conocido y a un mercado cotidiano, esto podían asociar más rápidamente el valor del billete de 20 euros que el de 100 dólares. Por esta misma razón, cuando una persona viaja a un país con otra moneda, esta persona tiende a gastar mucho más que si viajase a otro país que tiene la misma moneda. De hecho, el sentimiento de gasto cuando vamos a un país extranjero de distinta moneda es mucho menor que si hubiésemos ido a un país donde la moneda fuese la misma que la nuestra. Es cierto que con internet y un Smartphone en la mano, la juventud está cambiando esta tendencia, ya que sacando el Smartphone y haciéndole una pregunta a Siri, automáticamente nos dice el valor de la moneda al cambio. Sin embargo, aún sigue pasando que las personas que viajan a países con una divisa distinta, realizan un mayor gasto en esos países que en los países donde la moneda es la misma. Como comentábamos y entrando un poco en resumen, esto ocurre simplemente por el hecho de que nuestra mente asocia rápidamente el dinero natal como un objeto de valor intercambiable, mientras que el desconocimiento y la des asociación de la moneda extranjera, no permite que podamos cuantificar bien el valor de la divisa. Un simple hecho asociativo la mar de interesante, ya que como hemos comentado, esta rápida asociación nos lleva a controlar más los gastos y percibir una sensación de pérdida mayor cuando se trata de nuestra divisa, mientras que si es una divisa extranjera, no duele tanto pese a que el valor sea mayor. Para esto es bueno saber que hoy en día, basta con acceder a internet para conocer al instante el valor de una divisa respecto a otra, esto es una acción completamente útil, ya que en nos permitirá controlar el gasto mucho mejor. Si deseas viajar a un país con divisa extranjera no lo dudes, utiliza un convertidor de divisas en tu Smartphone y verás como el gasto y la administración de tus recursos en el viaje será mucho más eficiente y eficaz. *Analista económico para el Foro Económico Mundial, Economipedia, Bolsamanía y FinancialRed. Director de desarrollo de negocio y expansión de HAC Business School de Nueva York.   Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

Siguientes artículos

bolsas-mercados-reuters
Aranceles de Trump pegan ‘con tubo’ a los mercados en todo el mundo
Por

Después que Trump anunció que México, Canadá y la UE deberán pagar aranceles a las importaciones de acero y aluminio, la...