Reuters.- El Gobierno de Venezuela y la oposición retomaron el viernes en República Dominicana un diálogo, que busca mitigar la crisis en el país petrolero, y con la mira puesta en las elecciones presidenciales de 2018 que los críticos de Nicolás Maduro ven como una oportunidad para arrebatarle el poder. El presidente dominicano, Danilo Medina, encabeza la mesa de negociación, compuesta también por cancilleres y otros acompañantes internacionales que participarían en las conversaciones que durarían hasta el sábado. Entre las principales demandas, la oposición busca garantías para participar en las presidenciales, la apertura de un canal humanitario para mitigar la escasez de alimentos y medicinas, la liberación de un centenar de “presos políticos” y la restitución de las facultades del Parlamento que, desde que es dominado por la oposición, no ha podido aprobar una sola ley. El gobierno socialista, por su parte, busca que la oposición apoye el cese de las sanciones internacionales que le han dificultado pagar multimillonarios compromisos en los últimos meses y lo han colocado al borde de una cesación de pagos. “Vinimos a buscar solución a esos problemas de Venezuela: Al problema de la alimentación, de las medicinas, del voto libre. La democracia en Venezuela necesita en este momento ser restituida”, dijo Julio Borges, presidente de la Asamblea Nacional, controlada por la oposición. Ambas partes se sentaron en la misma mesa luego de que, en su última reunión en septiembre, no llegaron a acuerdos sobre los garantes del proceso y la agenda a seguir. “En este proceso de negociación escucharemos lo que la oposición tenga que decir, pero nosotros venimos a exigir el cese de las agresiones económicas contra Venezuela”, dijo a periodistas Jorge Rodríguez, ministro de Comunicación y uno de los negociadores del Gobierno.   Escepticismo Los cancilleres de Bolivia, Chile, México y Nicaragua participan como garantes. El secretario de Relaciones Exteriores de México, Luis Videgaray, dijo el viernes en un mensaje en Twitter que su país asistía para “aportar los mejores esfuerzos diplomáticos en favor de un acuerdo sustantivo”. Luego de que fracasaron las conversaciones del año pasado, muchos opositores han expresado escepticismo en el diálogo, que apenas ven como un respiro al Gobierno de Maduro, que lucha contra una inflación de tres dígitos, recesión económica y escasez de bienes básicos. “Estamos plenamente conscientes que vamos a una negociación con un gobierno sin ninguna credibilidad”, dijo la alianza opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) en un comunicado. “Pero el sufrimiento de nuestro pueblo (…) nos obliga, por razones de responsabilidad y humanidad, a intentar todo lo que haya que hacer para ponerle fin”, agregó.

 

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