El FBI ha emprendido una campaña en contra de las nuevas funciones de cifrado de datos en teléfonos inteligentes. ¿Debe ser difícil para las autoridades invadir la privacidad de las personas?   Por Kashmir Hill   Al director del FBI James Comey de verdad le gustan las analogías automotrices. La semana pasada, en la primera de una entrevista de dos partes en 60 Minutes, llamó a Internet el “estacionamiento más peligroso imaginable”, es decir, creo, debes estar preparado para rociar con tu gas pimienta de bolsillo a cualquier archivo adjunto de correo electrónico que aceche detrás de ti. El domingo por la noche, en su segunda aparición, dijo que Apple y el Android de Google están haciendo teléfonos que sólo pueden ser desbloqueados por los códigos PIN de sus clientes. Comey comparó a los gigantes de la tecnología que venden teléfonos con datos encriptados que no pueden ser desbloqueados con una orden judicial con un concesionario de automóviles que vende “coches cajuelas que nunca podrían abrirse ni con el poder de la ley.” Sus declaraciones a través de la CBS: “La idea de comercializar dispositivos que permitirían a alguien colocarse fuera de la ley, me preocupa mucho. Como país, no sé por qué querríamos poner a la gente más allá de la ley. Es decir, vender coches con cajuelas que nunca podrían abrirse por la policía con una orden judicial, o vender un apartamento al que no se podía entrar ni siquiera por aplicación de la ley. ¿Te gustaría vivir en ese vecindario? Ésta es una preocupación similar. La noción de que las personas tengan dispositivos, una vez más, que con órdenes judiciales, basadas en una muestra de causa probable en un caso relacionado con secuestro o abuso infantil o terrorismo, nunca podrían abrir ese teléfono? Tengo la sensación de que si hemos llegado hasta ahí entonces hemos ido demasiado lejos.” Vale la pena señalar que a principios de este año, la policía alegó ante la Suprema Corte que no debería necesitar esa orden judicial para revisar el teléfono de alguien, pero el alto tribunal no estuvo de acuerdo. Comey ya había expresado ante la prensa su preocupación sobre el nuevo iCan’tOpenThisOS de Apple el mes pasado, así que yo esperaba que el entrevistador de 60 Minutes Scott Pelley presionaría a Comey un poco más para que hablara sobre lo que la policía podría hacer para tratar de forzar a Google y Apple. No fue así, y en su lugar nos dejó con el tema de Comey sugiriendo que Apple está haciendo que todos vivamos en un vecindario global más peligroso con su nuevo sistema operativo encriptado. Pelley falló en argumentar que una cajuela o una casa cerrada con llave podrían ocultar dentro un rehén, un cuerpo, o contrabando, y que los teléfonos móviles no pueden almacenar esas cosas (aún). Sólo contienen nuestros datos autoinculpatorios. Como muchas personas han señalado, es falso decir, como lo hizo Pelley durante el episodio de 60 Minutes, que el “nuevo software –de Apple– hace imposible descifrar el código establecido por el usuario”. De hecho, si la determinación de las autoridades fuera la suficiente, podrían romper ese código forzándolo –probando un número infinito de códigos– o hacerlo a la vieja escuela, espiando a los sospechosos a la antigua, mientras él o ella desbloquea su teléfono. Podrían hacerlo simplemente parándose al lado de una persona mientras ingresa su código, o con una cámara de vigilancia o tal vez con una aplicación para Google Glass. Alternativamente, podrían aprovechar el teléfono mientras está desbloqueado y mantenerlo activo, tal como hizo el FBI cuando detuvo al presunto operador del Silk Road, Ross Ulbricht, mientras trabajaba en su computadora en una biblioteca de San Francisco, impidiéndole cerrar su computadora portátil y que la pusiera así en modo de bloqueo y encriptado. O pueden tratar de obligar a la gente a entregar sus contraseñas… o sus pulgares. Además, hay otras maneras de obtener los datos asociados con el teléfono; las autoridades pueden incautar datos de las comunicaciones que se envían a terceros o, como muchas celebridades saben ahora, se puede obtener acceso a cualquier información desde el teléfono que está respaldado con iCloud de Apple. Lo que el nuevo enfoque de cifrado de Apple hace es crear más fricción y hacer más difícil para las fuerzas del orden conseguir los datos, y no para la ley, sino para otros actores que podrían tener motivos maliciosos para entrar en tu teléfono. Aún así, los gigantes de la tecnología han desatado un feroz debate. La junta editorial del Washington Post, en un artículo de opinión tecnológicamente confuso, pidió recientemente un “compromiso en el cifrado de teléfonos inteligentes”, diciendo que no quería una “puerta trasera” en los teléfonos, pero quería una “llave de oro”, que podría ser entregada a la policía. No parecían entender que sugerían algo tecnológicamente imposible. Las llaves de oro desbloquean las puertas traseras. No hay compromiso aquí: nosotros como sociedad tenemos que elegir entre la privacidad del acceso individual o el acceso total a la información para las fuerzas del orden. ¿Debe ser difícil para las autoridades invadir la privacidad de las personas? Teniendo en cuenta la batalla de relaciones públicas emprendida por las autoridades en contra de Apple y Google, es una cuestión que implica a toda la sociedad y debería debatirse en el Congreso o en una sala de audiencias, pero debe abordarse.

 

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