- La posibilidad de hacer uso de la crueldad y la violencia para mantener la estabilidad y el poder.
- Tener la grandeza de buscar el consejo de los expertos y la inteligencia de imitar el comportamiento de los mejores.
- La posibilidad de promover la existencia del gobierno como una entidad con la responsabilidad de promover el bien común.
Gracias, Maquiavelo
Maquiavelo planteó la obtención del poder como fin último. Desde entonces, la idea de “el fin justifica los medios” ha conquistado continentes.
Yo sí celebro los 500 años de la publicación de El Príncipe de Nicolás Maquiavelo. Al igual que hace 500 o 2,500 años, las relaciones entre individuos, empresas y naciones son, por naturaleza, conflictivas. Realismo y poca fe en la humanidad son lo que se necesita para sintonizarse con los postulados de esta obra, que desborda pragmatismo y define el comportamiento de los seres humanos. Los revela tal y como son: “Ingratos, simulan lo que no son y disimulan lo que son, huyen del peligro, están ávidos de ganancia…”
El pragmatismo de Nicolás Maquiavelo me ha permitido entender a los líderes actuales y ser mejore analista. Esto no es una crítica, pero un reconocimiento a que el entorno en el que se mueven los líderes facilita las acciones y las actividades ilegales, las inmorales y poco éticas.
En su obra, Maquiavelo pone sobre la mesa esa parte de la naturaleza humana que casi siempre rehusamos confrontar; y planteó que la obtención y la retención del poder son los fines últimos, y por lo tanto todo lo que sea necesario para obtenerlos está justificado. Desde entonces, la idea maquiavélica, “el fin justifica los medios”, ha conquistado continentes. Entre las recomendaciones plasmadas por Maquiavelo para los líderes están: