La belleza y la inteligencia no están peleadas. La ciencia no necesariamente tiene que ser aburrida. Si no lo crees, conoce el caso de Deborah Berebichez.       Hola amigos lectores, esta semana les escribo de una conferenciante que estoy seguro que muchos de ustedes no conocen. Ella es Deborah Berebichez. Carlos Galtt, amigo y conferenciante de la agencia, me llamó un día y me dijo que debía conocer y vender en México las conferencias de Deborah, mexicana, con la ciencia en la piel, la primera mujer en recibir un titulo de ciencias en Estados Unidos, modelo que ofrece muchas conferencias de cómo cambiar al mundo en Estados Unidos, y con mucho éxito. Lo primero que hice fue hablar con ella y al oírla con esa emoción de estar en México para poder compartir sus experiencias de mujer exitosa, me confirmó lo que en su momento Carlos Glatt ya nos había dicho. Es por eso que hoy platicamos con y de Debbie. Se van a sorprender, amigos y amigas lectores, de una historia real y de la gran relación que hay entre la inteligencia y la belleza en las mujeres que deciden ser lo que más aman en su vida.   ¿Quién es? Deborah Berebichez es la primera mujer mexicana graduada de un doctorado en Física de la Universidad de Stanford. Está convencida de que las ciencias sociales nunca serán exactas, pero aboga porque los instrumentos científicos, como la estadística, sean más utilizados por los gobiernos para elaborar políticas públicas. Debbie colabora con el premio Nobel de Física, Robert Laughlin y también trabaja en Nueva York en una consultoría diseñando estrategias, porque hoy, reconoce, los físicos son muy requeridos en el área de finanzas, ya que con base en la probabilidad y estadística, se pueden hacer mejores inversiones. Además, Berebichez es modelo profesional. Y ante los científicos poco expresivos que desmotivan a conocer la ciencia, ella cree que debería surgir una nueva carrera llamada “mediadores de la ciencia”, quienes además de ser científicos aprendan a comunicar estos conocimientos.   Se puede ser guapa e inteligente Vivimos en un mundo plagado de clichés. Muchos de ellos relativos a la belleza e inteligencia femenina. ¿Quién no ha oído eso de que las rubias son tontas? O bien, que las mujeres listas son feas. ¿O el que dice que si te sacas buenas calificaciones, nunca serás popular? Parecería que nos negamos la posibilidad de ir por todo, de aspirar a más. Afortunadamente hay quienes son una muestra viviente de que los clichés son sólo eso, clichés. Deborah Berebichez nació para desafiarlos. Tal vez el primero fue eso de que las mujeres no son buenas en matemáticas. Ella comparte a ustedes, lectores de Forbes México, su historia, a través de extractos de entrevistas periodísticas y artículos suyos.   ¿Cuál es su historia? “Crecí en una familia judeomexicana con mucha riqueza cultural. Por ser una comunidad pequeña, era un poco cerrada. El mensaje de mis maestras era que las mujeres se casan jóvenes y se dedican a ser amas de casa o estudian carreras fáciles. “Yo siempre fui muy curiosa, y mi padre, que fue ingeniero civil, me ayudó a ejercitar ese conocimiento. Me atraía la física, pero siempre me decían: ‘Para la física tienes que ser una genio’, cosa que yo sabía que no era, o ‘escoge algo más femenino’. ”Cuando tenía 14 años, mi mamá (guatemalteca) me dijo: ‘No le digas a los muchachos que te gustan las matemáticas. Estudia filosofía, es parecido, uno se pregunta de todo’. Eso hice por dos años en la universidad, pero mis deseos de entender el mundo eran demasiado profundos para ignorarlos”.   ¿Qué pasó entonces? “Conseguí una beca para estudiar filosofía en la Universidad de Brandeis, en Massachusetts. Durante el primer año, ya conocí a mujeres que hacían ciencia, y luego conocí al asistente de mi profesor: Roopesh. Decía que yo hacía preguntas infinitas. Un día le confesé entre lágrimas: ‘No me quiero morir sin siquiera tratar de hacer física’. ”Él me ayudó y logró que se me diera la oportunidad de preparar un examen de suficiencia para ingresar a la carrera. Me dijeron: ‘Si pasas este examen, te dejaremos saltar los dos primeros años de física’. Debía hacerlo para aprovechar el tiempo que quedaba de beca. Durante dos meses, diariamente, estudié filosofía en la mañana, y física de 11:30 am a 11:30 pm. Lo que a la gente normal le tomaba un semestre, yo debía aprenderlo en tres días, y lo hice. Allí entendí que, si lo pude hacer, cualquiera puede. Es solo saber qué nos motiva. ”Mi mentor no aceptó retribución. Me dijo que su propio mentor le había dicho que la única forma de pago posible era ayudar a alguien más, y que era mi turno. Fue así como surgió mi misión”.   ¿Cuál es esa misión? “Ayudar a mujeres que se sienten atraídas por la ciencia y que por alguna razón piensan que no pueden. Por eso, doy charlas en escuelas de niñas latinas y les explico que la física no es disciplina tediosa, complicada, oscura, ni que solo puede entender un número reducido de personas. Está al lavarnos los dientes, al conducir. También tengo un blog: ‘The Science Babe’, la serie ‘Humanly Impossible’ para National Geographic (2011) y la serie ‘You’ve Been Warned’ (2012 y 2013) con Discovery International. ”Luego, ¿qué más sigue? Hago un programa de televisión para Discovery Channel sobre las preguntas que se hacen los seres humanos día con día. Tomamos videos de Youtube de gente que hace cosas loquísimas o interesantes, y siete científicos explicamos la ciencia que hay detrás de ello, de forma divertida”.   ¿Cuáles son los principales retos en la difusión de la ciencia? “Creo que cuando uno lee los libros de matemáticas, y especialmente de física, todos los ejemplos están pensados como para hombres blancos de 50 años. No es que tenga algo de malo, pero toda disciplina necesita diversidad. No hay manera de atraer a mujeres si no hacemos cosas por hacerlas sentir incluidas. Por eso, apoyo el proyecto TECHnovation Challenge”.   ¿De qué se trata? “Es un reto que involucra, en un programa de cuatro meses, a mujeres de 16 años de bajos recursos, a quienes se les enseña a programar aplicaciones móviles de ciencia. Luego se les enseña a crear modelos de negocios y a venderlos frente a un panel de jueces. Los ganadores desarrollan esa app y el dinero recaudado se usa para ir a la Universidad. En tres años se han creado 163 apps y beneficiado 800 niñas. Sigue Costa Rica”.   ¿Por qué se hizo modelo? “Después de pasar cinco años estudiando el doctorado, el modelaje me lo sugirió la diseñadora mexicana Ximena Valero. Cuando lo hice, descubrí que era una manera en la que disfrutaba ser femenina”.   En los colegios, muchas chicas listas y bonitas creen que deben elegir entre ser populares o ‘nerds’. ¿Qué les diría usted? “Esa es una tragedia, de las peores que existen. ¡No son excluyentes! Una mujer que tiene confianza en sí misma y sabiduría es atractiva y sexy. El conocimiento ilumina la belleza interna, eso es algo que no se logra con maquillaje. También a la inversa: una mujer con habilidades sociales ilumina la ciencia”.   Les dejo como siempre un video para que disfruten de Deborah, su inteligencia, su extremo convencimiento de poder pertenecer, su mexicanidad pura, el amor a su país, su labor de ayuda a quien más lo necesita y su fuerza por ser quien es hoy. Lo más importante lectoras es, si Deborah pudo, ¿por qué ustedes no?   Un abrazo y excelente semana.   Luis Valls     [youtube id=”lRxzZ3OrXhc” width=”620″ height=”360″]   Contacto: www.speakersmexico.com FB: speakers mexico TW : @speakersmexico Correo : [email protected]       *Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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