Por Axel Botte* Las negociaciones comerciales entre Estados Unidos y China están en un punto muerto. El aumento de los aranceles estadounidenses ha provocado una corrección en los mercados de activos de riesgo y un ataque de volatilidad. Los mercados de renta variable de países desarrollados perdieron de 2-3% la semana pasada. Paralelamente, el Renminbi chino (moneda en curso) bajó a 6.90 yuanes frente al dólar, contribuyendo a respaldar el mercado de valores de Shanghái. Casi todas las monedas asiáticas han perdido terreno ante el dólar estadounidense. Sin embargo, el yen japonés se apreció por encima de 110 frente al dólar, lo que contribuyó a un fuerte retroceso en el indicador de capital del índice Nikkei (-4.8% desde la semana anterior). Así pues, las negociaciones comerciales actuales entre Estados Unidos y China parecen estar en un punto muerto después de la fallida reunión en Washington. Donald Trump solicitó a su administración aumentar los aranceles del equivalente a 200 mil millones de dólares en productos chinos un 25%. Los productos químicos, muebles, materiales de construcción y artículos electrónicos se encuentran entre los artículos afectados. La medida podría extenderse al resto de las importaciones de China por un valor adicional de 325 mil millones de dólares. China tomará represalias poco antes de un posible encuentro entre Donald Trump y Xi Jinping en la reunión del G20 en Tokio a fines de junio. El 1 de junio entrará en vigor un aumento arancelario a 60 mil millones de dólares en productos fabricados en Estados Unidos. La ira de Donald Trump desencadenó una reorganización de los activos de riesgo. La actividad en los mercados de ETFs revela salidas del mercado de crédito corporativo con grado de inversión en euros y deuda emergente denominada tanto en divisas duras como locales y cierta demanda de valores respaldados por hipotecas (MBS) y bonos municipales en Estados Unidos. Los activos seguros, incluyendo el yen japonés y los bonos del Tesoro estadounidense, han registrado una gran demanda. Estos dos elementos probablemente exacerbaron la caída del índice Nikkei de Japón. El índice de referencia de renta variable japonés perdió 4.8% respecto a la semana anterior, con un rendimiento inferior al de la mayoría de los mercados de Asia continental. Por el contrario, el oro apenas y se movió en términos de dólares estadounidenses. La debilidad de la renta variable afectó la continuidad del riesgo, incluido el crédito europeo con grado de inversión, los mercados globales de alto rendimiento, los bonos soberanos de la zona euro y la deuda emergente. Los índices de crédito sintético (iTraxx, CDX) se han expandido significativamente a pesar de la poca reacción al aumento inicial de la volatilidad implícita en el capital. El índice VIX oscila alrededor del 20%, que aún significa cierta distancia de los niveles en crisis anteriores. La renta variable, que es de hecho altamente líquida y sensibles a los giros del crecimiento económico, ha reaccionado de manera más abrupta que otros mercados financieros. Los sectores afectados por las restricciones comerciales han tenido un desempeño inferior. En EU, la industria de semiconductores y la tecnología de hardware cayeron 5.3% y 4.2% respectivamente, comparado con la semana anterior, mucho más que el referente general del índice S&P 500. En Europa, los sectores cíclicos se vieron afectados. El sector automotriz cayó 5%, ya que Donald Trump podría decidir imponer aranceles a los automóviles europeos antes del 18 de mayo. Un informe del Tesoro de Estados Unidos publicado en febrero pasado consideró a los automóviles europeos una amenaza para la seguridad nacional. Además, los bancos de la zona del euro se precipitaron 5% en línea con un giro hacia la calidad que llevó al rendimiento del Bund a terreno negativo (-0.07%). Los reportes de resultados de los bancos en Italia pueden haber avivado las preocupaciones de los inversionistas con respecto a este sector. *Estratega de Ostrum Asset Management, filial de Natixis IM.   Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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