La dificultad para producir medicamentos biotecnológicos nos obliga a pensar más bien que la competencia se realizará a nivel de biosimilares. Entérense.   Por Matthew Herper   En unos pocos años, los primeros éxitos comerciales de la era biotecnológica comenzarán a enfrentar la competencia de genéricos. Los grandes laboratorios, como Amgen, Roche, Biogen, Eli Lilly y Bristol-Myers con el tiempo podrían enfrentarse a competidores más baratos. Pero no se tratará de sustitutos exactos, ya que los medicamentos serán mucho más difíciles de hacer. La mayoría no habrá genéricos auténticos, sino biosimilares, productos con un perfil similar que aún son vistos como ligeramente distintos a los originales. Así que ¿cuán rápido se erosionarán las ventas? Eso dependerá de la enfermedad que se esté tratando y de si las decisiones son tomadas por los médicos y los pacientes o por los administradores de los hospitales, de acuerdo a un nuevo análisis de ZS Associates, una empresa de consultoría para las empresas farmacéuticas. Uno de los primeros casos de un biosimilar lanzado al mercado fue el de Omnitrope, una forma de la hormona de crecimiento humana producida por la división de genéricos de Novartis, Sandoz, para desafiar a Pfizer y su Genotropin, en 2007. Inicialmente, Omnitrope tuvo poca demanda a pesar de que Sandoz lo ofrecía a un precio 40% menor que el de Genotropin. En Estados Unidos, los genéricos tradicionales quedan sustituidos automáticamente por los farmacéuticos a menos que un médico indique lo contrario. Con la hormona del crecimiento, los médicos y los pacientes inicialmente no tenían ninguna razón para cambiar. Lo que ayudó a Omnitrope a ganar participación de mercado fue una serie de esfuerzos que uno esperaría en una guerra entre dos marcas. Los programas de asistencia para pacientes ayudaron a que las personas pudieran tener acceso al fármaco, los descuentos a los planes de salud hacen que sea más barato para las aseguradoras, y los nuevos ensayos clínicos propiciaron que los médicos se sintieran más cómodos recetándolo. Incluso con ese 40% de descuento, Omnitrope aún tiene una menor participación en el mercado frente a Genotropin.
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Fuente: Bloomberg.

 
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En algunos casos, los médicos y los pacientes pueden no estar dispuestos a cambiar a una alternativa. Ese fue el caso de cuando Shire lanzó Vpriv en medio de una escasez de Cerezyme, producida por Genzyme, un fármaco para la enfermedad de Gaucher, un trastorno de los huesos y el tejido conectivo poco frecuente. Los médicos y los pacientes cambiaron inicialmente debido a los problemas de abastecimiento, pero luego cambiaron de nuevo, aunque Vpriv era 15% más barato. Eran leales al producto original, y nadie los obligó a cambiar debido al precio, que fue manejado por las aseguradoras y las asociaciones de asistencia a pacientes financiados por los fabricantes de medicamentos. En casos como estos, los fármacos de imitación pueden tener problemas para hacer mella, para bajar los costos de medicamentos para el sistema en su conjunto, o lastimar a otras marcas establecidas.  
Fuente: Bloomberg.

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Pero hay otro caso: el lanzamiento de la versión biosimilar del anticoagulante Lovenox, de Sanofi, por parte de Novartis y su socio Momenta Pharmaceuticals. El biosimilar, enoxaparina, se apoderó rápidamente de la mayor parte de participación de mercado gracias a su precio un 14% más bajo que el de la marca original. Eso se debe a que los pacientes no eligen qué diluyente de la sangre reciben en el hospital. La decisión de qué comprar se tomó en gran parte por los administradores del hospital que no veían diferencia alguna entre los productos a excepción del precio. Ganesh Vedarajan, director gerente de ZS Associates, dice que lo que ocurrirá cuando se lance un nuevo genérico al mercado dependerá de a cuál de estos casos se parezca más la situación. En oncología, donde las decisiones se toman a nivel hospitalario, se espera una erosión similar a la registrada con Lovenox. Los medicamentos de Amgen, Epogen y Neupogen, podrían ser particularmente afectados. Pero otros medicamentos, como los de la artritis reumatoide, pueden ser capaces de mantenerse en el mercado. La conclusión más importante puede ser que los jugadores que introducen los biosimilares son menos propensos a ser empresas de genéricos tradicionales, que están acostumbradas a competir con éxito en precios, y jugadores de biotecnología más grandes, como Amgen, que saben cómo fabricar y comercializar nuevos fármacos.

 

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