Por Jhon Cisnero Caminamos por las calles de Venezuela, muchas desoladas, comparadas a cómo eran en otro tiempo. Se puede apreciar, sentir el desespero de las personas buscando medicinas y alimentos para “simplemente” sobrevivir. Los salarios reales se esfuman antes de haber llegado a las manos de los trabajadores. Le preguntamos a varias personas en la calle si tienen confianza en los hacedores de políticas económicas y muy pocos realmente la tienen. ¿Será cuestión de medidas económicas correctas e incorrectas? Sabemos que el tomar decisiones adecuadas influye positivamente, sin embargo, aunque se tome una buena decisión, sin credibilidad no se irá a ningún lado, solo se agravará el problema. Como muchos ya conocen, Venezuela se encuentra en un año electoral, y el debate entre economistas está presente en muchas redes sociales. Todos los análisis se han resumido al simple cuestionamiento de si es conveniente dolarizar la economía, o no, para darle solución a la hiperinflación que hace agonizar al país. Partiendo del escenario de que la economía venezolana continúe con su moneda actual, sería prácticamente imposible crear un ambiente de total credibilidad en el mismo, sea con el gobierno actual o con otro de transición, factor que es fundamental para la implementación de políticas económicas, lo que se traduciría en que las medidas a tomar podrían no ser efectivas; y esta es una condición que no podemos darnos el lujo de aceptar. El venezolano de hoy no confía ni en su propia sombra, asunto que es totalmente comprensible con la situación que se vive. Si eligiéramos aleatoriamente a una persona en la calle, y le preguntáramos qué moneda preferiría tener, es casi seguro que va a preferir tener dólares en sus manos, y no bolívares. Todo tiene un costo en la vida, y siempre se deben tomar decisiones para alcanzar determinados objetivos, dejar de percibir o disfrutar de algún factor para poder obtener otro, es lo que conocemos también como costo de oportunidad. Es indiscutible que si se dolariza la economía venezolana se estará sacrificando la posibilidad de aplicar políticas monetarias, y el poder establecer un tipo de cambio propio, costo que a largo plazo nos afectará; sin embargo, ¿Cuál de las dos alternativas proporciona mayores beneficios? ¿Cuál tiene mayor posibilidad de efectividad en lo que respecta a la hiperinflación? Nos enfrentamos a un escenario en el que los precios de muchos productos ya se encuentran dolarizados, lo único que no ha cambiado es el salario real, el que proporciona el poder adquisitivo, es por ello que se debe parar en seco esta problemática, mucho venezolanos no tienen tiempo para que pongan a prueba diversos planes económicos que no involucren la dolarización  ¿Cómo decirle a los ciudadanos que aguanten hambre porque las medidas económicas no tendrán efecto inmediato para contrarrestar la hiperinflación? Es muy fácil decirles a las personas de escasos recursos que toleren aún más la situación país para poder mantener el bolívar en circulación, tomando en cuenta la posibilidad de fracaso en la implementación de estas políticas, debido a la falta de confianza que existe en todos los venezolanos, sin embargo; ¿Cuánto podría mejorar el salario mínimo manteniendo el bolívar como moneda oficial? Actualmente, haciendo el cambio a la tasa promedio del mercado negro, debido a que ni se sabe exactamente de cuánto es la tasa en este mercado, gracias a la distorsión tan grande que existe, el salario mínimo equivale a 2.5 dólares, partiendo de que se mantenga el bolívar como moneda, y se realizara una conversión, en el mejor de los casos el salario mínimo llegaría solamente a representar el 5% de lo que se gana en promedio en los demás países latinoamericanos, ¿Sería la mejor alternativa para que una persona pueda tener calidad de vida? Definitivamente considero que los beneficios de la dolarización son mayores. *Economista egresado de la Universidad Central de Venezuela, Profesor de la Universidad Católica Andrés Bello y Consultor financiero en Kapital Consultores.   Contacto: Correo: [email protected] Twitter: @jcisnero92 Instagram: jhoncisnero Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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