La desconfianza en los bancos y el desconocimiento de alternativas de financiamiento provocan que muchos proyectos se queden en el tintero o nunca prosperen. Aquí te ofrecemos las opciones con las que cuentan en Estados Unidos para hacerse de capital sin vender su empresa.   Por Karsten Strauss   Las startups o emprendimientos pueden ser un poco alocadas en cuanto a capital se refiere, ¿y por qué no habrían de serlo? La sola idea de ganar fajos de dinero es atractiva, especialmente si ven por todas partes historias de éxito respaldadas por capital de riesgo. El inversionista comercial Kris Roglieri solía sentir una intensa frustración al ver el programa de televisión “Shark Tank”, en el que un grupo de empresarios compite por el capital de un grupo de inversionistas potenciales. “Quiero saltar a través de la pantalla y decir ‘¡No es necesario renunciar a una parte de tu negocio!'”, dice. Según Roglieri, fundador de Prime Comercial Lending, Durham Commercial Capital y el programa de entrenamiento de préstamos Commercial Capital Training Group, en Estados Unidos hay varias y nuevas maneras en que las startups y las pequeñas empresas pueden tener acceso a los fondos sin vender partes de sus negocios.   1) Vende tus facturas por efectivo al instante Una gran cantidad de jóvenes emprendedores y pequeñas empresas están nadando en cuentas por cobrar. Reciben órdenes de minoristas o de clientes, envían el producto y con él una factura. Pero se necesitan semanas para que el tan ansiado pago llegue. Una forma de obtener ese dinero rápidamente es vender las facturas a una compañía de financiamiento de cuentas por cobrar. El prestamista paga el 90% del valor de la orden desde el primer día y se paga directamente por los clientes de la pequeña empresa. El propietario de la pequeña empresa tendrá que pagar entre 1 y 3% del valor total de las facturas, pero no tiene que vender la propiedad en la empresa con el fin de obtener efectivo.   2) Monetiza las órdenes de compra Antes de que un emprendedor pueda vender un producto, éste debe ser fabricado y eso cuesta dinero. Si el empresario ha recibido pedidos de un producto, hay una manera de hacer que esa orden se convierta en efectivo al instante. Una vez que un prestamista verifica la orden, puede prestar el dinero necesario para producir el producto y enviarlo al cliente. Esto viene en la forma de un préstamo a corto plazo y por lo general se paga en tres meses o menos. ¿El costo para el empresario? Entre 1 y 3% del valor total de los pedidos.   3) Utiliza los contratos para obtener capital por adelantado A veces una compañía —una empresa de servicios tecnológicos, por ejemplo— firma un contrato para prestar servicios a una empresa más grande, digamos 5 millones de dólares por cinco años. Sin embargo, para proporcionar dichos servicios, la empresa de tecnología necesita más que el pago inicial. Si la empresa cliente se compromete a garantizar su pago total, un prestamista puede proporcionar varios millones de dólares en capital adelantado con el pago del cliente como garantía. A medida que llegue el pago por parte del cliente, el prestamista cobra un interés de entre 6 y 11% por concepto de gastos. Así, el repunte multimillonario en los costos de las empresas de tecnología puede cubrirse sin que la compañía cambie de manos.   4) Anticipo por ventas con tarjetas de crédito Los empresarios cuyos negocios dependen en gran medida de las ventas con tarjeta de crédito pueden recibir anticipos sobre las ventas futuras. Un prestamista revisará las ventas de varios meses con tarjetas de crédito y ofrecerá un anticipo de las ventas de un número determinado de meses. Todas las noches, cuando el negocio haga el corte de caja, una parte de los ingresos por tarjeta de crédito se envían directamente a la entidad crediticia. Si el negocio va bien, el préstamo se paga con mayor rapidez. Si va lento, el préstamo se paga durante un período más largo de tiempo. La tasa de comisión puede oscilar entre un 16% y un 22% debido al mayor riesgo para el prestamista. “Desde la perspectiva de los prestamistas, están apostando por el futuro del comerciante”, dijo Roglieri.   5) Obtén una tarjeta de crédito empresarial (una de verdad) Muchas de las tarjetas de crédito usadas por las pequeñas empresas son personales, y la deuda real en la que incurren afecta a la calificación crediticia del titular, advierte Roglieri. Una tarjeta corporativa puede ofrecer hasta 100,000 dólares en crédito sin garantía, en los que la deuda no dañará la calificación crediticia personal del empresario.   Algunos modelos de negocio requieren de un extraordinario crecimiento para lograr sus fines y necesitan dinero de capital de riesgo. Ello por lo general deriva en una salida a la bolsa o, más probablemente, la venta a una empresa más grande. Dicho esto, la búsqueda de recursos con el capital de riesgo es muy peligrosa. “Muchos empresarios no se dan cuenta de que el financiamiento a través de Venture Capital es muy, muy difícil”, advierte Roglieri. Aunque por lo general son las empresa y firmas de capital privado más grandes las que aparecen en los titulares —con grandes inversiones en empresas que prometen ser trascendentes— la mayoría de las firmas de capital de riesgo son mucho más conservadoras, evaluando más de 200 posibles inversiones por mes para comprar una participación eventual en no más de cinco por año. “Los números no se acumulan a favor de los emprendedores.” Ya sea que se trate de falta de fe en que los bancos ofrezcan un préstamo, el éxito de alto perfil de empresas respaldadas por capital de riesgo como Facebook, o simplemente la ignorancia, los emprendedores no parecen estar pidiendo a gritos un financiamiento alternativo. Aunque en la práctica pueda parecer más complicado y las cuotas porcentuales puedan sonar intimidantes al principio, sólo piensa en cuánto se salva al no vender una parte de un negocio en crecimiento.

 

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