Con más de una década de servicio, Helidosa se mantiene en la cúspide de los cielos dominicanos con miras a una expansión internacional.   Por Geizel Torres Durante un viaje a Alaska que realiza Gonzalo Castillo, ministro de Obras Públicas, descubre la fascina­ción que a los turistas provocan los recorridos aéreos por los glaciares; entonces piensa que esa idea podría ser aplicada en República Dominicana, donde hay un mar turquesa espectacular y pueden apreciarse las barreras de arrecife, entre otros paisa­jes naturales dignos de contemplar. Así nace Helicópteros Dominica­nos SA (Helidosa), empresa fun­dada en 1992 con la idea de ofrecer un servicio turístico a los visitantes que arriban al país tras el auge de la llegada de cruceros a la capital. En principio la idea era sencilla, pero ambiciosa: dar tours aéreos por la costa y la ciudad de Santo Domingo. A pesar de los planes, la empresa no logra operar sino hasta 10 años más tarde, cuando por fin adquie­re su primer helicóptero Bell 206, destinado a viajes corporativos, cuyo costo fue de unos 500,000 dólares. La larga espera habría de valer la pena. Los nuevos proyectos inmo­biliarios de la Zona Este (como Cap Cana y Rocoki) le dan un gran impul­so a Helidosa. Estos proyectos busca­ban importantes inversionistas en el exterior que recogían en helicóptero para trasladarlos al Este, pues antes de que existiera la Autovía del Coral, llegar de Santo Domingo a Punta Cana era un trayecto de unas cuatro o cinco horas. Así, en un periodo de cinco años la empresa logra ampliar su flota a 12 helicópteros. “En aquel momento, Cap Cana se había empeñado mucho en ofre­cer servicios de lujo a los posibles compradores del proyecto y esto incluía que cada cliente interesado llegaba al aeropuerto de Las Américas y era trasladado en unidades de Helidosa hasta el proyecto”, cuenta Gonzalo Castillo hijo, quien se incorporó a trabajar de lleno en la empresa en 2007, cuando su padre decidió iniciar su carrera política. Castillo estudió ingeniería civil en la Universidad Iberoamericana (Unibe); sin embargo, su pasión siempre fue la aeronáutica, de hecho en 2004 se certificó como piloto. En 2006 tuvo la oportunidad de integrarse a Helidosa, primero como direc­tor de Operaciones y piloto, y siete años después se convirtió en gerente general y ceo de la empresa. Hasta 2007, el éxito de la compañía estuvo anclado a vuelos corporativos, hasta que por fin a Don Gonzalo se le hizo realidad el sueño de ofrecer un servicio de tours aéreos por la costa de Punta Cana. “Durante ese tiempo también implementaron los helicópteros tu­rísticos en el Este con recorridos de 15, 20 y 30 minutos por la costa de Punta Cana, donde pasaron de tener entre 15 o 25 pasajeros al principio, a unos 60 y 80 pasajeros diarios en pocos meses”, comenta Castillo. De hecho, este sigue siendo uno de los principales negocios de la empresa. Cada vez que usted ve en Punta Cana que pasa un helicópte­ro hay 99% de posibilidades de que sean las aeronaves de Helidosa, la única empresa certificada por el Instituto Dominicano de Aviación Civil (IDAC) para brindar este servicio. Hoy en día, hay tours de 15, 20 o 30 minutos y en temporada alta tienen hasta 160 pasajeros al día que en promedio pagan 125 dólares por persona; esto quiere decir que esta división de la empresa llega a facturar hasta 20,000 dólares por día. foto_helidosa1

Foto: Reynol Rosado. 

Innovar para no morir Decía Steve Jobs que “la innovación es lo que distingue a las empresas líderes del resto”. Y muchas veces es una decisión que hay que tomar en momentos críticos para las organizaciones. En 2008 comienza a vislumbrarse una crisis en los Estados Unidos, cuyos efectos todos conocemos. Las repercusiones se hicieron sentir en todos sus socios comerciales, incluido nuestro país. Muchos de los proyectos inmobi­liarios quedaron en stand by y con ellos los vuelos corporativos y la lle­gada de turistas, dos de las principa­les fuentes de ingreso de Helidosa. “Ya teníamos toda la infraestruc­tura y teníamos que pensar cómo pasar de tener un servicio caro para pocas personas, a uno que llegara a muchas personas a un precio más económico”, dice Castillo. Esto, sumado a la necesidad del sector turístico que no tenía cómo trasladar de forma rápida y segura a los turistas que requerían atención médica, hace que en septiembre de 2009 surja Aeroambulancia. Esta nueva división de Helidosa vino a cubrir un servicio completamente ausente en la sociedad dominica­na, pues no es sino hasta 2014 que se pone en marcha el servicio de emergencias 911, que al día de hoy solamente se ha implementado en el área del Gran Santo Domingo. “La estrategia era poner un servicio como este al alcance de todos, por eso los precios van desde RD$49 hasta 119 pesos de República Dominicana mensuales (a un tipo de cambio de 45 pesos de RD por dólar), y si la persona no está afiliada el cos­to del traslado ronda los 8,000 dólares. Nos tomó siete meses llegar a los primeros 1,000 afiliados. Sin em­bargo, 16 meses después llegamos a los 100,0000 y actualmente hay más 300,000 personas afiliadas a Aeroambulancia.” Esta división promedia un in­greso mensual de 32 millones de pesos de República Dominicana (a un tipo de cambio de 45 pesos de RD por dólar), pero el ceo asegura que la mayor parte de los gastos no es poner en marcha un operativo con helicópte­ros, sino tener la disponibilidad del cuerpo médico, los pilotos y el call center, 24 horas, los siete días de la semana. Castillo recuerda que la oportunidad más grande de demostrar la eficiencia del servicio fue con el terremoto que azotó Haití en enero de 2010. “Teníamos cuatro meses de operar y sucedió esta catástrofe. Pusimos todos los helicópteros a disposición para el rescate de per­sonas. En las semanas posteriores al terremoto hacíamos más de 25 vuelos al día, muchos de ellos eran servicios a empresas y gobiernos extranjeros, otros rescates fueron totalmente gratis porque la crisis humanitaria era muy seria”. Después de que la empresa em­pezara a brindar el servicio de tras­lado médico en helicóptero, se dio cuenta de que había un sector que no habían cubierto y era el traslado médico en aviones hacia otros países. Así fue como en 2011 adquirieron el primer avión ambulancia, cuyo costo sobrepasaba los U4 millones de dólares (mdd). Estas aeronaves son verdaderos hospitales ambulantes, cuentan con un centro de cuidados intensivos que les per­mite estar preparadas ante cualquier tipo de emergencia. “Nos llevamos la sorpresa de que era una necesidad no solo local, sino internacional, y pasamos a ser un suplidor de servicios regional con alcance en el Caribe, Norte, Centro y Suramérica. Si se enferma cualquier turista afi­liado en las islas de Caribe, por ejemplo, somos nosotros quienes lo trasladamos a Miami o cual­quier otro país que lo requiera”, dice Castillo. Ahora este servicio cuenta con varias certificaciones, además de suplidores preferentes de los principales seguros internaciona­les. Paradójicamente, el servicio de aviones ambulancia puso en evidencia un mercado que pocos sospechaban que pudieran tener en nuestro país: los vuelos ejecutivos. Helidosa ya no es el único prestador de servicios de vuelos ejecutivos en República Dominica­na, ahora es uno de los suplidores más importantes de la región y el 80% de su negocio proviene de empresas extranjeras. La compañía cuenta con cuatro jets y siete helicópteros corpora­tivos, que hacen un promedio de 200 vuelos mensuales. Los costos de cada hora de vuelo varían según la aeronave, a partir de 600 dólares hasta 4,200 dólares. De esta manera, el crecimiento de la empresa va viento en popa. Para octubre de este año se prevé la apertura de una base en Puerto Plata, que vendrá a darle cober­tura a la región Norte, además de incluir entre sus planes la oferta de servicios en la terminal de cruceros de Labadee en Haití. Pero Helido­sa también ha puesto sus ojos en Cuba, que tiene todas las posibili­dades de ser el primer paso para la expansión internacional.

 

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