La incertidumbre marcó las semanas precedentes a la segunda vuelta electoral en Colombia, luego de conocerse que Gustavo Petro y Rodolfo Hernández serían los contrincantes en su aspiración presidencial. En contraste, lo que fue certero desde que se conocieron los resultados de la primera vuelta electoral fue que estos comicios representarían un tajante rompimiento de los colombianos con el bipartidismo conservador-liberal que había dominado el sistema político por casi dos siglos y una demanda por un cambio profundo. 

La incertidumbre terminó en la tarde del pasado 19 de junio: con una ventaja de tres puntos porcentuales sobre Hernández. Petro se convertirá en el primer presidente de izquierda de la mano de Francia Márquez, la primera vicepresidente afrodescendiente en la historia de Colombia ¿Qué significa este triunfo para el país y para la región?

Primero, estos resultados tienen una dimensión histórica pues ponen fin a una suerte de “excepcionalismo colombiano” en América Latina, al haber perdurado ajeno a los movimientos populares, revolucionarios o de corte socialista que llegaron en su momento al poder en otros países latinoamericanos. Diversos factores que se fueron gestando en el país en los últimos años explican el triunfo de un proyecto de izquierda en las urnas. Uno de ellos son lo acuerdos de paz con las FARC en 2016 que permitieron que una parte de la población colombiana mirara con otros ojos a la agenda de izquierda, ya sin vincularla a la violencia de la guerrilla. Otro factor es el descontento social ante una persistente desigualdad social que ubica a Colombia en el segundo lugar de los países más desiguales de la región.

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En segundo lugar, resulta erróneo decir que las candidaturas de Petro y Hernández generaron una enorme polarización en el país en estos últimos meses. Más bien, el que dos candidaturas tan disímbolas hayan llegado a la segunda vuelta electoral reflejan una sociedad dividida y cada vez más alejada de las opciones políticas de centro. La desastrosa gestión de gobierno de Iván Duque aceleró el proceso de rechazo a las élites políticas. En este contexto, Petro tendrá que gobernar también para los 10.5 millones de votantes que optaron por Hernández frente a los 11.2 millones a favor del proyecto izquierdista. Una realidad que mereció ser reconocida por Petro en su discurso del 19 de junio, luego de conocerse su triunfo.

En tercer término, la victoria de la izquierda en estos comicios tiene desde luego una lectura en el plano internacional. Tradicionalmente los gobiernos colombianos han representado un importante aliado de Estados Unidos en términos de su colaboración en contra del narcotráfico y el crimen organizado en la región. Durante su campaña, Petro se comprometió a reevaluar la relación que guarda con E.E.U.U., y en su mensaje de victoria refirió que ésta se centraría en el trabajo conjunto en contra del cambio climático. Y aunque es difícil pensar en un viraje en la relación estratégica con Estados Unidos, el que el exalcalde de Bogotá haya elegido a la transición energética como la agenda diplomática sobre la que impulsará el liderazgo de Colombia en el mundo, oxigena los términos de la tan mencionada integración latinoamericana. 

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El triunfo de la izquierda en Colombia se suma a las victorias de López Obrador en México, Fernández en Argentina, Arce en Bolivia y Boric en Chile. Ante esta estela de gobiernos más cercanos a propuestas progresistas, las próximas elecciones generales de Brasil en octubre de 2022, en la que podríamos ver también una confrontación entre polos opuestos, tendrán una importancia toral para dar un impulso renovado a las izquierdas en América Latina.

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Contacto:

Maestra en Políticas Públicas por la Universidad de Oxford y Licenciada en Ciencia Políticas y Relaciones Internacionales, por el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE).

Twitter: @palmiratapia

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