Por Alejandro Medina Hace justo tres años, a Guadalupe Román y su esposo, papás de cuatro hijos, les tocó enfrentar una crisis. Su hija mayor, en aquel entonces una estudiante de secundaria de 14 años, estaba fastidiada de la escuela, había perdido todo interés por aprender y su ánimo estaba prácticamente por el suelo. Ellos también estaban insatisfechos, no veían a los maestros y directores comprometidos, ni consideraban que el ambiente en el que se desenvolvía su hija era sano; sabían que era momento de actuar, aunque no tenían idea de cómo hacerlo, hasta que una plática con una amistad les cambió de perspectiva. Su amigo les comentó acerca de una tendencia educativa llamada homeschooling, la cual abandona la enseñanza tradicional en la escuela y la traslada hasta la casa, colocando a los padres como los principales promotores del aprendizaje de sus hijos. Guadalupe y su esposo escucharon atentamente cada palabra acerca de la alternativa y, posteriormente, se propusieron investigar más, hasta tomar una decisión que les cambió la vida: apostar por que su hija continuara sus estudios por esta vía. Y las cosas, aseguran, salieron bien, a tal grado que hoy no sólo su hija mayor, ahora de 17 años, hace homeschooling, sino también otros dos de sus hijos, una niña de 11 y un niño de 14, además de que el más chico de la familia, un pequeño de cinco que ahora cursa el kinder, también apunta a tomar este camino. Lee también: “Las escuelas fueron diseñadas para crear personas iguales”   Proceso de aprendizaje Pero la pregunta es obvia, ¿cómo han dado seguimiento al aprendizaje de sus hijos? Guadalupe explica Forbes México que las cosas no han sido fáciles y básicamente en estos dos años y medio que llevan trabajando con esta alternativa todo ha sido prueba y error. Y es que ellos no sólo han seguido los temarios de la Secretaría de Educación Pública (SEP), sino que han adoptado también como una parte importante para su desarrollo libros del extranjero, además de distintas plataformas de educación en línea, como Khan Academy, y tutoriales YouTube que le han facilitado las cosas. “En un inicio me pasaba casi diario entre cuatro y cinco horas sentada junto a mi hija, estudiando y practicando, sin embargo, hoy ya ella tomó su camino y lo va haciendo sola, yo me encargo de ir viéndola y checando su progreso, pero las cosas ya las tiene ella en sus manos”, señala Guadalupe en entrevista. El mismo proceso vivió con su hijo de 14 años, quien también hoy ya estudia sin tener nadie a su lado. De esta manera, su mirada hoy se enfoca en trabajar directamente con la pequeña de 11, a quien sí le dedica un tiempo importante para sus lecciones, y el pequeño de cinco, con quien todas las tardes se se sienta a hacer tareas. Para validar ante instancias oficiales los conocimientos de sus hijos, la familia se está apoyando en los exámenes que realiza el Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA), instancia por medio de la cual han certificado primaria y secundaria, mientras que para preparatoria, la cual en breve terminará su hija desde casa, se apoyarán en la evaluación que realiza el Centro Nacional de Evaluación para la Educación Superior (Ceneval). Una vez que tenga este aval, la hija mayor de Guadalupe, planea aplicar para entrar a la Universidad Brigham Young, en Estados Unidos. Lee también: ¿Cuál es el futuro de la educación?   Cambio de vida Pero no han sido únicamente sus hijos quienes han cambiado en estos últimos años por el homeschooling, sino que también Guadalupe y su esposo han vivido un proceso de transformación. Y es que la mamá asegura que han trabajado ambos para acercarse más, analizar sus avances y relacionarse, dedicando mucho más tiempo a sus hijos del que anteriormente dedicaban cuando ellos estaban en la escuela. Ellos de ninguna manera se han sentido sofocados por esto, ya que, aseguran, los resultados del crecimiento de sus hijos hoy se notan no sólo en sus conocimientos, sino también en valores importantes como la confianza, seguridad, disciplina y responsabilidad. “A través del homeschooling yo volví a encontrar en mi hija ganas por aprender, recuperó seguridad y confianza en sus capacidades, sabe ella puede aprender lo que sea que se proponga”, menciona.   ¿Está rebasada la enseñanza tradicional? A pesar de lo que pudiera pensarse, Guadalupe Román no consideran que el esquema de enseñanza de la escuela tradicional esté precisamente rebasado, sino que, asegura, se tiene que aceptar que puede no aplicar para todos los estudiantes. “A mí me parece que el homeschooling es una opción de aprendizaje al igual que lo es la escuela, ambas pueden funcionar de manera adecuada, lo que se debe de analizar es cuál funciona mejor para cada niño”, señala. Con ella concuerda Rafael Pavón, papá de tres niños y quien en agosto empezará también a trabajar con esta alternativa, la cual considera clave para poder fortalecer la personalidad de hijos. “Nosotros pensamos en el homeschooling porque creemos que antes de impulsar los conocimientos académicos, es importante que nuestros hijos adquieran habilidades relacionadas con la capacidad de expresión, la valoración de la autoestima y la estabilidad emocional”, señala. Lee también: Edupunk: el sistema educativo que México necesita   El reto de la sociabilidad Una de las cosas que señala Guadalupe que más le preguntan cuando escuchan las personas acerca del sistema que llevan sus hijos está relacionada con la capacidad social, la cual se suele pensar que se pierde al estudiar de esta manera, algo que ella niega. Lo mismo piensa Gad Ortiz González, psicólogo de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), quien asegura que los padres pueden apoyarse para evitar este problema en actividades deportivas o artísticas de conjunto, en las cuales los niños puedan convivir. “Me parece que la mejor forma para evitar que los niños tengan posteriormente problemas para socializar es que, a la par de su enseñanza, los padres los lleven, por ejemplo, a actividades como el futbol, donde ellos pueden estrechar lazos de amistad y también trabajar en cosas como la tolerancia a la frustración”, opina. Para el especialista, mantener la sociabilidad en los niños no es el principal reto que los padres tienen en este camino, sino caer eventualmente en la sobreprotección de ellos, en el afán de que no se vean afectados por situaciones del día a día. Ortiz además enfatiza los riesgos del modelo, el que, “puede prestarse a que los padres mantengan a los hijos en una burbuja, al solucionarles la mayoría de las cosas, por lo que deben de tratar de enfrentarlos también a situaciones complejas que salgan de lo cotidiano, retarlos de vez en cuando para que sepan dónde están parados”.

 

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