La liberación comercial basada en la reducción de aranceles ya no es suficiente. Hoy en día, para que un país otorgue acceso al mercado, los productos o servicios deben cumplir con estándares de calidad, de seguridad, de cuidado al medio ambiente o de eliminación de una serie de riesgos alternos a la población.       La afirmación de que el comercio internacional está ampliamente globalizado es evidente. Los innumerablesacuerdos de libre comercio, ya seabilaterales, regionales o interregionales, han inundado el sistema global de comercio, en el que los Estados están obligados, y en consecuencia, tienen un deber de cumplimiento para liberar y otorgar acceso a los mercados. Una de las conclusiones del estudio Effects of trade liberalization on economic growth and balance of payments in Latin America, establece que la liberación comercial en los países latinoamericanos no ha mejorado la relación inversa entre la tasa de crecimiento del PIB y la balanza comercial, lo que implica un déficit comercial mayor dada cualquier tasa de crecimiento del PIB, o una menor tasa de crecimiento del PIB dado cualquier nivel de desequilibrio comercial. En otras palabras, las naciones latinoamericanas están siendo globalizadas más que participar de la globalización. Y es que bajo el marco de la Organización Mundial de Comercio (OMC), ante la reducción de aranceles, los países están obligados a no introducir nuevas restricciones proteccionistas al comercio e incluso a ir desmantelando las barreras de acceso para favorecer el intercambio, lo que genera, sin duda, la supremacía de quienes tienen la capacidad de producción para participar de esta ventaja en los mercados. Aunado a lo anterior, el incremento exponencial de los intercambios transfronterizos de bienes, servicios y capitales, ha tenido efectos radicales sobre el entorno competitivo en que operan las empresas; en las últimas décadas, se ha producido un tremendo aumento del grado en que las empresas se encuentran expuestas a la competencia internacional y a la progresiva constitución de un mercado global. En el entorno de negocios, es evidente que cuanto menores son las exigencias, menores son los costos para las empresas globales o transnacionales, y mayor es su ventaja comparativa y competitiva generándose así mayores beneficios económicos frente a sus competidores locales. Sin embargo, la liberación comercial basada en la reducción de aranceles ya no es suficiente. Hoy en día, para que un país otorgue acceso al mercado, los productos o servicios deben cumplir con estándares de calidad, de seguridad, de cuidado al medio ambiente o de eliminación de una serie de riesgos alternos a la población. Hoy los países, industrializados o no, son soberanos para establecer especificaciones técnicas a los productos o servicios, siempre y cuando estos estén en concordancia con los lineamientos que establece el Acuerdo de Obstáculos Técnicos al Comercio (OTC) de la OMC. En los últimos años, el número de normas y reglamentos técnicos adoptados por los países ha aumentado considerablemente. Debemos atribuir este incremento de las regulaciones a la elevación de los niveles de vida en todo el mundo, elemento que ha impulsado la demanda de productos seguros y de alta calidad por parte de los consumidores frente a los crecientes problemas de contaminación del agua, la atmósfera y el suelo, que han llevado a las sociedades modernas a buscar productos no riesgosos para la salud o nocivos para el medio ambiente. Los reglamentos técnicos y las normas establecen las características específicas de un producto, por ejemplo, el tamaño, la forma, el diseño, las funciones o el rendimiento, o bien, la manera en que se etiqueta o embala antes de ponerlo en venta. En algunos casos, la manera en que se elabora un producto puede influir en esas características, en cuyo caso puede ser más oportuno elaborar reglamentos técnicos y normas relativas a los procesos y métodos de producción en lugar de a las propias características. Existe la percepción de que los reglamentos técnicos y las normas son discriminatorios y proteccionistas, pero no lo son bajo las bases indicadas ya que sus fines son legítimos siempre y cuando sigan la premisa de establecer dichos estándares por igual a los bienes de producción nacional y a los importados. Aunque es difícil hacer una estimación precisa del impacto que tiene el cumplimiento de las diferentes normas y reglamentos técnicos establecidos en diferentes regiones del planeta, sin duda representa costos considerables para los productores y los exportadores. En general, esos costos corresponden a la traducción de los reglamentos en lengua extranjera, la contratación de expertos técnicos que expliquen los reglamentos extranjeros y la adaptación de las instalaciones de producción para que se ajusten a las prescripciones extranjeras; además de la contratación de pruebas de laboratorio y todos los elementos que demuestren que un producto o servicio cumple con la regulación del país destino. Por lo anterior, en un mundo ideal, la armonización o unificación de estándares debería ser un objetivo ya que ello permitiría una mayor fluidez del comercio mundial. Sin embargo, y para no profundizar mucho, la negociación de estos estándares conlleva un proceso que puede tomar varios años y que dependerá de la disparidad de requisitos y niveles de proteccionismo existentes tanto en la agricultura como en la industria y los servicios de cada uno de los países que participan en esos procesos. Una muestra de ello es la figura 1, que se refiere a la diversidad en tipos de enchufes que hoy existen y que se diseñan para brindar seguridad a los consumidores que utilizan productos que se conectan en diversas redes públicas o privadas de suministro de energía eléctrica a diferente voltaje. mapa

 Los argumentos a favor de la armonización de los reglamentos técnicos son portodos conocidos. La armonización es necesaria siempre que los productos deban funcionar en conexión con otros o ser compatibles con ellos; por ejemplo, el equipo de telecomunicaciones o los componentes de automóviles, pues la falta de compatibilidad técnica podría crear obstáculos al comercio internacional. Si el problema se debe a la diversidad de estándares, la solución debe buscar su armonización evitando la interrupción de la libre circulación de mercancías o servicios. El Acuerdo OTC anima a los Miembros a utilizar las normas internacionales existentes como base de sus reglamentos nacionales,y a aplicar  disposiciones similares a los procedimientos de evaluación de la conformidad (validación del cumplimiento  de los productos o servicios contra lo establecido en el estándar),  lo que permitiría demostrar su conformidad. Concretamente, si los estándares son diferentes y se pretende exportar productos a varios mercados, puede ser necesario efectuar diversas pruebas por parte de los fabricantes que deriven de la heterogeneidad de procedimientos establecidos por cada país, generando costos incrementales de acceso a mercados. Si el estándar está unificado, los resultados de las pruebas y la evaluación de la conformidad podrían resolverse mediante el reconocimiento de dichos resultados por entes como organismos de certificación acreditados para ello de manera recíproca entre las partes. Los costos correspondientes se reducirían considerablementesi el producto se probara únicamente en el país de origen y seaceptaran los resultados de esa prueba en todos los mercados. Esto que parece ser tan sencillo de leer, es extremadamente complejo de llevar a cabo en los mercados, ya sea por los intereses económicos y la búsqueda de la supremacía de las marcas y los beneficios económicos de aspirar a ser global. Tómelo como referencia: ¿cuántos cargadores para teléfono celular tiene usted en su casa? Seguro que son varios y algunos de ellos ya no tienen uso. Ideal sería que como consumidores adoptáramos la norma internacional para unificar las entradas de los cargadores para celulares, pero esta situación no ocurre ya que miles de millones de dólares se generan por concesionar a terceros la producción de dichos dispositivos o accesorios. Como se trata de una actividad cíclica, entonces periódicamente se duplican esos ingresos.       Fuentes: Julio A. García López* LASNUEVASCARAS DELPROTECCIONISMO: LA UTILIZACIÓN DE LAS LEYES COMO OBSTÁCULOS AL COMERCIO OMC: OBSTÁCULOS TÉCNICOS AL COMERCIO:Información técnica sobre los Obstáculos Técnicos al Comercio Effects of trade liberalization on economic growth and balance of payments in Latin America. Penélope Pacheco López       Contacto: Twitter @perez_munguia [email protected] / [email protected] www.nyce.org.mx / www.imece.org.mx       *Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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