Por: Luis Carlos Chacón J.* Hace un mes, Matteo Renzi se llevaba los mejores comentarios por parte de Barack Obama, hoy es responsable de un proceso político que ha dividido a Italia y que termina de lanzar al país a un futuro incierto en términos económicos (que se venía venir como secreto a voces desde hace pocos meses), mientras con ello arrastra de nuevo a la Unión Europea a una sesión de rescate, que ya sabemos quién terminará salvando. (Pista, la semana pasada se postuló para continuar en su cargo un cuarto periodo. Danke!) Si bien han sido los ciudadanos (con una abstención menor al 30%) los que votaron el ‘No’ al Referendo presentado por el saliente Primer Ministro, que buscaba modificar 47 artículos de la constitución transformando la estructura completa del Estado (disminución del Legislativo a la mitad, menos burocrática, cargos sobrantes, etc.), lo que muestran los medios locales es que la actitud del electorado iba más en contra de la persona, que de sus propuestas. Algo extraño si se tiene en cuenta que Renzi ganó su campaña vendiéndose como el ‘anti político’ que a los 35 años revivió la Toscana y a Florencia, de donde fue alcalde. Al parecer, a los italianos no les gustó que el Primer Ministro se haya dedicado la gran mayoría del tiempo al Referendo y lo convirtiera en el centro de su propuesta. Matteo Renzi se jugó su futuro (afirmando que si ganaba el ‘No’ se retiraba de su cargo) en un intento por modificar el burocrático y complejo sistema político italiano, que fue establecido después de la salida de Benito Mussolini buscando que el Estado se ampliará y así el poder dejara de estar en las manos de pocos, sin embargo el modelo con los años se salió de control. El hecho de que 63 personas hayan ocupado el cargo de Primer Ministro en 70 años y que durante 9 años uno de ellos haya sido Silvio Berlusconi (conocido por tener una vida con un nivel de extravagancia similar al de Calígula y controlar los medios de comunicación y los deportes del país) dice mucho de lo anticuado del sistema italiano.   Entonces, ¿por qué no ganó el ‘Sí’ en el referendo? Si bien las nuevas generaciones de italianos no vivieron la época de Mussolini (pre, durante y post) y culturalmente repudian lo que representa Berlusconi, para el establecimiento era difícil entender el recorte del estado que se planteaba y decidieron generar una ‘contra campaña’ que mostraba el peligro de volver a darle la mayoría del poder al Ejecutivo. Nadie quiere repetir eso en el país, incluso el que nunca lo conoció porque ha vivido con ese fantasma. Y como la polarización (y los niveles de incertidumbre, ruido y aleatoriedad que genera vivir en modo confrontación) es una de las grandes tendencias que está cambiando la sociedad, cultura, economía y consumo global, los primeros en celebrar fueron Mateo Salvini, líder de la Liga Norte, quien unió esta victoria a la que —para él— tendrá Marine Le Pen, la que mantiene sin expiración Vladimir Putin, la que empujó Boris Johnson y por supuesto la de Donald Trump. Gana el sentimiento de antiglobalización de aquellos que están viviendo en estancamiento. En el caso italiano la economía es hoy 12% más chica que cuando comenzó la crisis financiera de 2008. Los bancos están debilitados y la relación entre la deuda y el Producto Interno Bruto es de 133%, segunda en Europa  sólo detrás de Grecia. A esto debe sumarle que como una de las principales puertas de entrada a los inmigrantes provenientes del centro y norte de África, una de las motivaciones de los ciudadanos es frenar este fenómeno con el cierre de fronteras. Para ambos temas la solución que propone la oposición local, que en este caso logró unir enemigos por la misma causa bajo el liderazgo de Beppe Grillo, un comediante que terminó siendo el líder político más influyente de la oposición bajo el Movimiento 5 Estrellas, siempre se relaciona con disminuir el involucramiento con Europa y sus reglas financieras y migratorias. Es decir poder tener su propia moneda y cerrar fronteras a inmigrantes ilegales sin perder los beneficios de ser parte de la Unión. No suena como un buen negocio. Sin embargo cae bien en la opinión publica local que Matteo Renzi respete la posición de una votación. Con su salida anunciada para después de la aprobación en Senado del presupuesto 2017 cumple su promesa, pero también termina de abrir una puerta que nadie quiere pasar: la llegada de la inminente crisis de la tercera economía más importante de Europa, ante el contundente golpe que le da a los inversionistas extranjeros el hecho de que no exista estabilidad política de cara los siguientes años. El sector bancario ha entrado en pánico, y lo ha mostrado a través de una perdida de valor de casi la mitad en la bolsa de Milán, que con Frankfurt y Londres mueven el 60% de las operaciones de bolsa del antiguo continente. Por que el miedo? Según varios expertos los banqueros italianos comenzarán a pagar las consecuencias de muchos años generando prestamos de vivienda y consumo de libre inversión a ciudadanos que han ido dejando de pagar, y que lograron acceder a estos con tasas de intereses y requisitos. Tal como pasó en Estados Unidos. Monte dei Paschi di Siena, el banco más antiguo del mundo -1472- y el tercero más grande de Italia está al borde de la quiebra buscando un rescate de USD $5.300 millones. Este es sólo un ejemplo. Por supuesto esto significa un nuevo golpe para la Unión Europea, que lucha por dejar atrás una serie de crisis en cadena que lleva experimentando desde Irlanda, otro rescate buscando a toda costa evitar la igualdad entre Euro y Dólar, algo que parece inminente en 2017 según la proyección de FMI, Bloomberg y otros entes, porque como le hemos lo vimos en el ejemplo gringo, la banca sobre endeudada cuesta mucho sacarla adelante. Esta tensión entre el país y su benefactor podría desencadenar la salida de Italia de la zona Euro para los más extremistas, al punto de hoy y como está funcionando el mundo hoy, literalmente es impredecible. Al final hay alguien que siempre gana de todo esto, en este caso puede comenzar a imaginarse a la junta directiva del Deutsche Bank (el banco más grande Europa) de la mano de Ángela Merkel de compras por Milán, no precisamente en la Vía Montenapoleone o el Corso Buenos Aires. Porque el salvador en este caso siempre espera -y obtiene- algo a cambio. * Luis Carlos Chacón trabaja en BusinessCase, consultora global enfocada en prospectiva, estrategia e innovación, reside en Berlín, Alemania.

 

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