Por: María Rosa Casillas*

La nube ha sido un detonador importante de la transformación digital de las organizaciones modernas. Su evolución le ha dado la madurez y fortaleza no sólo para ser el origen a una nueva generación de startups, sino también para consolidarse como una plataforma robusta para que las empresas tradicionales lleven a ella sus aplicaciones críticas.

Este cambio de paradigma de on-premise a la nube le ha dado también a las organizaciones mayor espacio para innovar, ser mucho más ágiles y resilientes, reducir gastos, y enfocarse en el crecimiento y rentabilidad de su negocio.

Los proveedores de servicios de nube, como Amazon Web Services (AWS), Microsoft Azure o Google Cloud Platform (GCP) han estado acompañándolas en el proceso de migración a esta plataforma. Conocidos como hyperscalers por los centros de datos a hiperescala que han desarrollado, cuentan con un enorme volumen de recursos informáticos para brindar estabilidad a aplicaciones y servicios que consumen millones de usuarios de todo el mundo.

De acuerdo con Synergy Research Group[1],el número total de grandes centros de datos operados por hyperscalers se incrementó a 541 a la segunda mitad de 2020. Amazon, Microsoft, Google e IBM son los jugadores con más centros de datos en el mundo: cada uno cuenta con 60 o más distribuidos en Norteamérica, Asia-Pacífico, EMEA y América Latina.

Existe, por tanto, un gran universo de opciones para llegar a la nube. Si bien las organizaciones ya han iniciado el trayecto o están preparándose para hacerlo, es fundamental tener una estrategia de migración lo mejor estructurada posible, así como conocer a detalle los modelos de aprovisionamiento más convenientes para establecer la mejor sinergia entre ambos.

Si bien no existe una ruta única, sí hay algunas consideraciones que tomar en cuenta para trabajar de manera coordinada y efectiva con los hyperscalers[2].

¿Qué llevar a la nube?

Es esencial hacer una evaluación de las aplicaciones y cargas de trabajo para determinar si están alineadas con las necesidades del negocio. No tiene caso llevar algo que no se utiliza con frecuencia o que se descontinuará en el futuro inmediato. Asimismo, se debe determinar si se está cumpliendo con las leyes y regulaciones respecto a qué puede subirse a la nube y qué no, a fin de evitar poner en riesgo la seguridad de la información y recibir penalizaciones.

¿Qué hay que modificar?

Algunas aplicaciones pueden trasladarse “tal cual” de los sistemas empresariales a un servicio de nube (rehost), con la seguridad de que seguirán operando y desempeñándose de forma eficiente. También es posible realizar las modificaciones necesarias para que mejoren su desempeño en la nube; esto es, replantearlas de una plataforma a otra, conservando su capacidad y funcionalidad originales (replatform). Finalmente, la aplicación se reescribe para garantizar que cumple con las especificaciones y propósito para el cual fue implementada en primer lugar (refactor).

El modelo de entrega.

Los hyperscalers ofrecen beneficios en términos de costos, respuesta al mercado y adopción a través de tres modelos de entrega claves: software como servicio (SaaS) que incluye servicios y aplicaciones específicos; plataforma como servicio (PaaS) donde se encuentran el hospedaje y ejecución de aplicaciones; e infraestructura como servicio (IaaS) que integra cómputo, almacenamiento y redes escalables que se entregan bajo demanda. 

De acuerdo con la actividad y necesidades de una empresa, la utilización de los recursos que ofrecen los hyperscalers puede ser tan rica y variada como les sea conveniente y se adapte a sus necesidades. Su aprovechamiento dependerá de la sinergia, comunicación y colaboración constante de ambas partes. En los servicios de nube, el cielo es el límite.


[1] Hyperscale Data Center Count Reaches 541 in Mid-2020; Another 176 in the Pipeline, Synergy Research Group, 7 de julio de 2020.

[2] Investigación de Deloitte Consulting Group.

Contacto:

María Rosa Casillas es Socia Líder de Cloud en Consultoría, Deloitte México*

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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