Por Ulrick Noel* Con industrias altamente complejas y entornos que exigen soluciones cada vez más sustentables para la producción de bienes, las cadenas de suministro del sector manufacturero ya dirigen su atención hacia la impresión 3D. Actualmente, ya existen diversas opciones que pueden integrarse a esta modalidad de producción en la estrategia y las operaciones de las empresas. Impresión 3D: una ambición apegada a la realidad Para aplicar esta tecnología, las empresas deberán ir más allá de sus modelos de negocio, pues es necesario entender las oportunidades (o amenazas) que representa la impresión 3D para sus intereses y su uso disruptivo a través del análisis de los casos de negocio relacionados en cuanto a beneficios y costos comparativos de su ciclo de vida, desarrollo de producto, modelo de producción, servicio y posventa, aunado a una clara definición del uso y sus fines. Una vez que se determina la viabilidad de aplicación, el siguiente paso es diagnosticar el estado actual de sus activos y de sus procesos para entonces desarrollar una ruta crítica que permita establecer tiempos, momentos clave y recursos. Una industria con crecimiento de dos dígitos Nuestro estudio Predicciones de  Tecnología, Medios y Telecomunicaciones 2019, encontró que los avances y desarrollos en la tecnología de impresión 3D han impulsado su uso, a pesar de su reciente y ligera desaceleración. Hoy, se registran crecimientos de dos dígitos en esta industria, donde las ventas asociadas a este tipo de producción superarán los 2,700 millones de dólares para finales de 2019. La industria de la impresión 3D crecerá 12.5% este año y el siguiente, lo que representa el doble del incremento registrado en años recientes, como en 2014. Este punto de inflexión ocurre porque las empresas de diversas industrias emplean cada vez más esta tecnología para ir más allá de generar prototipos. ¿Preocupación para los fabricantes tradicionales? Como ocurre con gran parte de las nuevas tecnologías, la impresión 3D experimentó un boom en sus inicios. En 2009 caducaron diversas patentes y como resultado, surgió la primera impresora 3D para el hogar: La RepRap3, que vaticinaba problemas para fabricantes tradicionales de artículos, partes y compañías de logística. En realidad, las impresoras 3D fueron utilizadas principalmente para la producción de prototipos de plástico y aunque las caseras pudieron ser de utilidad, sus creaciones no ofrecían mayor funcionalidad. La industria se ralentizó tras esta ola de entusiasmo, aunque recobró fuerza en 2017. Esto nos permite predecir que para los años próximos su crecimiento se colocará por arriba del 10%, al menos. El resurgimiento esperado ¿Qué motiva este nuevo impulso? La explicación es sencilla: en los últimos cinco años, se ha duplicado la disponibilidad de materiales para impresión, sin contar que ahora se pueden encontrar más impresoras de materiales mixtos. El mercado más relevante para la impresión 3D será sin duda el de la metalurgia, que representa cifras superiores a los mil millones de dólares. Después de décadas de desarrollo, la impresión 3D ha alcanzado por fin un estadio de crecimiento sustentable, por encima de cualquier otro modelo de producción en el ámbito de la manufactura. Quizás sea el momento de evaluar si una compañía puede beneficiarse de esta tecnología y cómo. La gama de posibilidades es prácticamente infinita, las limitantes son la imaginación y la creatividad, ambas características esenciales en el desarrollo de la industria de la manufactura. *Director de Innovación en Consultoría Deloitte México.   Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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