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Estas son las 30 promesas de los negocios 2024

El interés del que habla Napoleón se relaciona principalmente con el tema económico, con la obtención de una remuneración a cambio de llevar a cabo alguna actividad o de obtener poder. El ser humano, por naturaleza, tiende a actuar con base en sus necesidades y sacar provecho de sus acciones.

Para la economía, un incentivo es un estímulo que se ofrece a una persona, una empresa o un sector con el objetivo de incrementar la producción y mejorar su rendimiento.

Se dice que los buenos negocios son exitosos cuando se apoyan en la motivación que transmiten a sus empleados. Esta motivación puede ser precisamente un incentivo, un premio o una gratificación económica que se ofrece o entrega a una persona por su mejor esfuerzo o por la obtención de buenos resultados en una acción o actividad.

Suena lógico asumir que cualquier empleado aumentaría su efectividad de manera significativa al tener conciencia de que dicha mejora en resultados le beneficiaría económicamente; sin embargo, dicho razonamiento no siempre suele convertirse en realidad. Es ahí donde entra la importancia de saber transmitir la motivación de forma clara y con un objetivo bien definido, para evitar un resultado contrario a lo esperado.

“No conseguirás los mejores resultados de los demás encendiendo un fuego bajo sus pies, sino al crear fuego en su interior.” Bob Nelson

Muy a menudo, las empresas fijan metas que deben ser alcanzadas por los empleados y dejan establecido que llegar a esas metas significará una recompensa para éstos, pero muchas veces dejan en el aire la aclaración que, de no lograr los resultados solicitados, no sólo no lograrán el bono adicional por desempeño, sino que quizás se prescinda de sus servicios. En ese caso, el incentivo y la motivación o bien, la presión, se traducen en miedo e incertidumbre, provocando en algunos empleados  actitudes antiéticas como: falsear o alterar datos, cometer fraudes, manipular o engañar, etcétera. Es así como se convierte en un incentivo negativo y esto, sin duda, se reflejará en ineficiencia y desestructuración del equipo laboral.

En la banca comercial por ejemplo,  se solicita que los empleados alcancen cierto número de apertura de cuentas de manera mensual; dicho número es en ocasiones muy elevado. De rebasar lo solicitado se recibirán atractivos incentivos. Esto provoca estrés continuo en horas laborales, orillando a los empleados, en muchas ocasiones, a olvidar el trato servicial al cliente con tal de venderle sus servicios.

La exaltación por obtener una recompensa es una fuerza motora para probar todo recurso que lleve a alcanzar la gratificación. La gran mayoría de los fraudes actuales se debe a constantes presiones sobre los empleados ejercidos por la gerencia, presiones que se realizan con el fin de que los empleados llenen las expectativas de la compañía y que llevan a los mismos a ensuciar o distorsionar cifras para aparentar el resultado de su cometido.

El miedo a no ser recompensados nos lleva a cambiar nuestra ruta de acción como medida de prevención. Al final del camino, dicha prevención podría resultar en lo que tanto queríamos evitar. Por lo tanto, debemos pensar menos en las recompensas en dinero o regalos y emprender acciones que estén motivadas por el deseo de una realización personal y profesional íntegra.

No actuemos bien por la esperanza de una recompensa, sino con la ambición de la realización. No esperemos una motivación externa para fijarnos expectativas; nosotros somos nuestra propia expectativa. La motivación es una actitud mental personal que, por lo tanto, es un factor especulativo.

Los incentivos no dejan de ser un arma de doble filo, porque generan expectativas, que, al no depender de nosotros mismos, pueden o no cumplirse, siendo justo y equitativo para unos y abusivo para otros. Los incentivos son factores artificiales generados para aumentar o mejorar nuestra motivación. “El dinero es, de hecho, un incentivo falso y causa 100 veces más distorsión que contribución”. Peter Joseph

Una clave en un plan de motivación es entender que las personas buscan en su lugar de trabajo cumplir con un deseo de superación y que sus esfuerzos sean reconocidos. Hacerles sentir que lo que hacen tiene sentido es una de las formas más rápidas de incentivar.

Con estas herramientas debemos conseguir una cultura de reconocimiento en la empresa,  basada en el rendimiento, la rentabilidad y la necesidad de alinear las expectativas personales y empresariales, construyendo un proyecto y visión compartida.

 “Si nos fijamos en la historia, la innovación no viene sólo de dar a las personas incentivos; viene de crear ambientes donde pueden conectar sus ideas“. -Steven Johnson

 

Contacto:

Twitter: @mariorizofiscal

 

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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