La industria del pasaje en México podría considerarse como una de las mejores del mundo. ¿Cómo lo ha logrado? ¿Qué falta por hacer?         La industria del pasaje en México podría considerarse como una de las mejores del mundo. Existen particularidades que han permitido que ésta se haya desarrollado de forma positiva a diferencia de otras de igual interés para sector de vehículos pesados y autotransporte. El hecho de la necesidad de contar con inversión de una terminal de origen y otra de destino para poder obtener un permiso de ruta, es un ejemplo particular que nos permite comprender el porqué de las finanzas sólidas de estas empresas previo a iniciar operaciones. Si a esto agregamos que en la actualidad existe un reglamento claro donde se especifica: la necesidad de contar con vehículos de reciente producción (no más de 10 años de antigüedad) y se deben retirar de circulación o renovarse por nuevos al cumplir 15 años de edad, pues se confirma el éxito obtenido. Por poner un ejemplo contrastante, en lo que se refiere a transporte de carga las normativas son diferentes. El sector está atomizado, el 82% de las 130,000 empresas de carga, cuentan entre 1 a 5 vehículos de carga y con mayoría de edad en promedio. En este caso no existe limitante para la operación de las unidades. Mientras la edad promedio de autotransporte de pasaje es de 9 años, la de un vehículo de carga en nuestro país sobre pasa esta cantidad de años. Aunado a esto, en la mayoría de los casos los microempresarios no son sujetos de crédito porque no cuentan, en la generalidad de los casos, con una efectiva administración del negocio. Es decir, que los índices de informalidad son bastante altos. En este caso, el reto es cómo hacer más competitivo al micro transportista para que pueda contar con una unidad más reciente que haga a su negocio rentable. Otro ejemplo del rezago de algunas industrias respecto a la de pasaje, tiene que ver con el tema ambiental. En términos ambientales, México se queda rezagado de la normativas mas restrictivas, pues mientras en México utilizamos la EPA ’04 (años 2004), en Estados Unidos ya pasaron a la EPA’07, EPA’10 y van hacia la eficiencia energética que el Presidente Obama anuncio precisamente previo a la cumbre de Toluca. Un factor a tomar en cuenta en este aspecto, es que México no puede actualizar sus normativas ambientales hasta que no se cuente con el diesel de ultra bajo azufre para motores nuevos disponible a nivel nacional. El Gobierno Federal a través del ejecutivo federal consciente de esta problemática emitió un decreto ambiental y un acuerdo por parte de la secretaría de economía para ordenar la entrada de los vehículos más viejos y obsoletos. Sin embargo, a la par de estos avances,  los llamados “coyotes” importadores han obtenido amparos que no son promovidos por transportistas, y la administración o renta de estos amparos a generado un negocio millonario que va en contra del desarrollo de la industria. Lo preocupante sumando las adversidades que se han ido sumando con el tiempo, es que en enero de 2014, precisamente, coincidentemente con el vigésimo aniversario del TLCAN, por primera vez en al historia entraron más vehículos pesados usados de Estados Unidos de los que se vendieron en el Mercado Nacional. Se marca así, un punto de inflexión que puede convertir a México en un país maquilador de vehículos pesados y hacer mas pronunciada la balanza entre las exportaciones y producción (industria automotriz) vs. el mercado interno (industrial del autotransporte). Esta asimetría normativa hace que los vehículos chatarra tengan un valor mínimo en EU, y entren fácilmente al mercado mexicano, considerando solo la inversión inicial del vehículo y no sus costos de operación que son mayores y obligan al transportista a compensar su falta de competitividad con irregularidad. Ante la problemática existen varias alternativas que pueden ser tomadas por parte del Poder Judicial, como resolver los amparos y que se genere jurisprudencia, la cual no prohibiría la importación pero si ordenaría que entraran solo las unidades más recientes con motores menos contaminantes. El Poder Legislativo por su parte, podría regular con reglas similares a las que se instrumentan desde hace años en la industria de pasaje. Finalmente, el Poder Ejecutivo con el apoyo de la industria debe coparticipar en el reto que significa la promoción de mayores estándares y la reducción de la brecha que actualmente existe con Estados Unidos. En suma, es mucho lo que queda por hacer. Lo cual no quiere decir que las metas sean inalcanzables.  La industria de pasaje es  un ejemplo de que la correcta instrumentación de reglamentos, aunada al cumplimiento de los acuerdos comerciales con EU y Canadá, son indispensables para mejorar las condiciones del sector.       *Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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