Trump impuso aranceles al acero y aluminio mexicanos y México respondió con una serie de medidas, entre ellas, un impuesto de 20% a la carne de cerdo estadounidense. Los porcicultores mexicanos tienen una oportunidad para elevar su producción ante el encarecimiento de la carne proveniente de Estados Unidos, al tiempo, la industria puede tomar un bache comercial y convertirlo en una estrategia para diversificar a sus socios. En Yucatán, la empresa Kekén, subsidiara del Grupo Kuo, enfocada a la producción, comercialización y exportación de carne de cerdo, inauguró en mayo la planta Sahé. Su capacidad de procesar carne de 2.5 millones de cerdos al año la convierte en la mayor en su tipo en México. Kuo anunció en 2016 un plan de inversión por 350 millones de dólares que permitiría que el negocio porcícola de Kekén alcance ingresos de 1,000 millones de dólares en cinco años. Ésta es una de las empresas que puede verse beneficiada por la respuesta comercial de México a Trump, en este grupo se encuentran también las granjas Carroll y Gena Alimentos, que figuran como los criadores más grandes. El inicio de la disputa con Estados Unidos se dio con conferencia en el marco de las negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) el 31 de mayo. El secretario de Comercio de Estados Unidos, Wilbur Ross, anunció que México y Canadá -sus socios en el TLCAN-, así como la Unión Europa deberán pagar aranceles de 25% a las importaciones de acero y del 10% en el caso del aluminio. Lee también: Los productores de EU, preocupados por los aranceles a la carne En ese momento, el gobierno americano dijo que las medidas se tomaban porque el TLCAN no tenía una fecha de resolución, en respuesta, México impuso aranceles para compensar un impacto calculado en su momento 3,000 millones de dólares. “Esta medida estará vigente hasta en tanto el gobierno estadounidense no elimine los aranceles impuestos”, dijo en su momento el secretario de Economía, Idelfonso Guajardo. Los bienes seleccionados fueron aceros planos (lamina caliente y fría, incluidos recubiertos y tubos diversos), lámparas, piernas y paletas de puerco, embutidos y preparaciones alimenticias, manzanas, uvas, arándanos, diversos quesos, entre otros, hasta por un monto equiparable al nivel de la afectación. “Las medidas que ha tomado México en respuesta han sido acertadas, pues las motivaciones de Trump son políticas, en ese sentido, México eligió productos que, si bien compensan la balanza comercial, también implican un impacto negativo para los estados que apoyaron al presidente en las elecciones”, explica Leticia Armenta, académica del Tecnológico de Monterrey, Campus Ciudad de México.   Comercio complementario México consume 2.11 millones de toneladas anuales de cárnicos de cerdo. La producción nacional es de 1.45 millones de toneladas, de las cuales, se exportan 105,000 toneladas e importan un promedio anual de 754,000 toneladas. Del total importado, 650,000 corresponden a pierna y espaldilla de cerdo. “97% de las exportaciones de pierna de cerdo estadounidense tienen a México como destino, eso nos hace pensar que habrá una baja exportación por parte de los productores, lo que se traduce en presión sobre Trump”, dice Genaro Bernal, director del Consejo Nacional de Fabricantes de Alimentos Balanceados y de la Nutrición Animal (Conafab). Los estadounidenses consumen mayormente tocino y lomo de cerdo, los mexicanos se inclinan por pierna. Ante las cuotas arancelarias, los primeros en levantar la voz han sido los productores de Iowa, Illinois y Carolina del Norte, donde Tyson estima que serán 60,000 los porcicultores afectados ante una caída de demanda por parte de los mexicanos, pues la Secretaría de Economía abrió la puerta para que entren 350,000 toneladas de carne libres de cualquier arancel de otro país que cumpla con las normas sanitarias. El presidente de la Confederación Nacional de Porcicultores, José Luis Caram Inclán, dijo que la medida de México de establecer arancel a la importación de carne de cerdo de Estados Unidos no afecta en el precio ni en el abasto pues México tiene opciones para importar carne. Por disposición sanitaria, Canadá, Dinamarca, España, Alemania, Chile, Italia, Bélgica y Nueva Zelanda cumplen con los requisitos para ser proveedores, incluso, a mediados de junio llegó a Jalisco un contenedor de 25.5 toneladas de panceta de cerdo congelada, importada desde Wiedenbrück, Alemania. “Hay un abanico muy amplio de países de donde México puede sustituir importaciones, sin embargo, si hay más aranceles por parte de Trump hacia otros países compradores de carne, los productores allá ser verán en problemas, pues las medidas impuestas contra otros países también perjudican el precio de los granos y encarecen la producción de carne”, explica Genaro Bernal, de Conafab. Dicho en otras palabras: México puede comprar carne a buen precio en otros países con el cupo libre de arancel, también se abre la puerta para que los productores aprovechen y coloquen en el mercado local los cerdos que van criando, sin embargo, Estados Unidos no está en la misma posición. Los productores de Iowa, Indiana y Carolina del Norte ya se habían enfrentado a un arancel por parte de China, que representa uno de los principales mercados con la compra de 500,000 toneladas de carne estadounidense al año. En abril, China elevó el arancel para este producto de 12 a 37%, lo que implicó una pérdida de competitividad para los porcicultores, que de antes enfrentaban retos como el aumento de la presencia de Fiebre Aftosa, que representa un problema por la necesidad de vacunar al ganado, acción que cuesta hasta 250 millones de dólares anualmente, según cifras del Consejo Nacional de Productores Porcinos (NPPC, por sus siglas en inglés). “México tiene en la carne de cerdo una herramienta para negociar con Estados Unidos, pues el sector agropecuario susceptible en un escenario donde Trump abandonara el TLCAN. Los estados que le dieron su voto y que ejercen presión política con miras a las elecciones se verían perjudicados, por lo que es de esperarse que se normalice el terreno en materia de aranceles una vez que se concrete la renegociación del tratado”, explica Leticia Armenta.

 

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