Por: Jesús Delgado*
La tecnología permitió que muchas empresas se mantuvieran a flote durante la crisis provocada por el Covid-19. Las empresas de tecnología, medios y telecomunicaciones respondieron de inmediato, ofreciendo las plataformas para comunicarse, trabajar, colaborar y atender las necesidades de individuos y organizaciones.
La demanda de servicios en la nube aumentó, el uso de la videoconferencia y el trabajo remoto se consolidó ante la necesidad de mantener productivos a los empleados, mientras que las organizaciones se dieron cuenta de la escalabilidad y la resiliencia de las nubes públicas.
Desafortunadamente, las repercusiones del Covid-19 en esta industria también han sido graves. Fabricantes de teléfonos inteligentes, semiconductores, memorias, procesadores, servidores, proveedores de cloud tuvieron que detener sus líneas de producción de componentes electrónicos debido al cierre de fábricas, principalmente en China, a las alteraciones en el transporte, así como al letargo o interrupción de las cadenas de suministro.
Otro de los efectos ha sido la baja demanda de productos y servicios tecnológicos de consumo y empresariales. Por ejemplo, los consumidores aplazaron la compra de nuevos modelos en un intento por reducir gastos; misma razón por la que las empresas dejaron de adquirir servidores y hardware de almacenamiento y redes.
Si bien esta crisis ha significado un gran reto, también ha sido una oportunidad para avanzar y reevaluar lo que venden y cómo lo venden, así como operar y forjar relaciones más cercanas y directas con sus clientes.
El camino hacia la recuperación para estos jugadores considera tres estrategias específicas:
- Crear cadenas de suministro más transparentes y dinámicas;
- Desarrollar fuerzas de trabajo remotas de mayor desempeño,
- Acelerar la migración a nubes públicas.
En su conjunto, estas acciones tienen el potencial de sentar las bases para fortalecer su negocio y sentar las bases para que las empresas tecnológicas prosperen bajo la “nueva normalidad”.
La digitalización de sus cadenas de suministro ocupa un lugar central en estos esfuerzos, ya que les permite tener una amplia visibilidad de su red de proveedores. Pueden empezar por diseñar planes de continuidad y utilizar mapas para identificar a proveedores de componentes críticos, así como mecanismos para visualizar el flujo de componentes, conocer el nivel de existencias y optar automáticamente por alternativas antes de que haya problemas de abasto.
En lo que respecta al trabajo remoto de sus colaboradores, se sugiere considerar la digitalización de los procesos de diseño a fin de gestionar el conocimiento; esto es, identificar a los expertos top a fin de garantizar que su conocimiento esté disponible para el resto del equipo, y desarrollar gemelos digitales de productos que simulen todos los componentes y sistemas para realizar pruebas virtuales.
Finalmente, migrar a la nube pública más de sus aplicaciones y cargas de trabajo puede tener beneficios importantes. Requiere de una cuidadosa planeación, pero puede ayudar a lograr tres objetivos críticos: reducir costos al operar menos centros de datos y cargas de trabajo, agilizar aún más al área de TI, y desarrollar aplicaciones nativas en la nube que sean más eficientes, modulares y adaptables.
La industria tecnológica ha tenido un papel clave para que la gente y las empresas sigan conectadas y dar continuidad a su negocio. Su rápida reacción y adaptación también está dando a sus integrantes la oportunidad tomar decisiones vitales para emerger con mayor fuerza, mayor resiliencia y siendo más innovadores.
Contacto:
Socio de Enterprise, Technology and Performance Management en Consultoría, Deloitte México
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