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Los bajos sueldos impulsaron el crecimiento de la industria textil en Bangladés. En sus aproximadamente 4,000 fábricas trabajan cerca de 4 millones de personas. En el pasado año fiscal, las ventas del sector representaron el 84% del total de las exportaciones del país. En el año en curso, no se puede ni soñar con algo semejante. “Debido a la crisis, ya hemos perdido más de 3,000 millones de dólares. Todos nuestros pedidos hasta junio de 2020 han sido anulados o suspendidos“, lamenta el vicepresidente de BGMEA. Mientras otras empresas guardan silencio sobre esta situación, Primark ha confirmado la medida. Desde que las tiendas permanecen cerradas, la cadena pierde mensualmente unos 800 millones de dólares, según un comunicado de la empresa, perteneciente al consorcio Associated British Foods, de Londres. Por su parte, la cadena sueca H&M señaló a la agencia de noticias Reuters que ya tempranamente había encargado menos mercadería, pero no ha cancelado pedidos ya realizados. Además, comunicó que la empresa pagará todos los productos encargados según lo convenido. “Realizamos nuestros encargos sobre la base de los pronósticos actuales y seguiremos evaluando la situación diariamente”, indicó H&M.Industria textil: el shock global del coronavirus
Mientras en Europa la industria textil lucha contra las repercusiones de la crisis del coronavirus, los fabricantes asiáticos batallan por la supervivencia. Los países más afectados son Myanmar, Camboya y Bangladés.
DW.- “Cada día que pasa recibimos cancelaciones de pedidos”, dice la jefa de la Asociación de Manufatureros y Exportadores de Vestuario de Bangladés (BGMEA), Rubana Huq. Su país es uno de los más dependientes de una positiva coyuntura internacional en la industria textil. Pero cuando hay cuarentenas y los negocios cierran, también les va mal a las empresas estadounidenses y europeas que encargan las prendas. Cada vez más empresas como Gap, H&M, Zara o Primark cancelan sus pedidos de artículos que no podrán vender mientras las tiendas permanezcan cerradas.
Bangladés es, después de China, el segundo mayor productor de artículos de la industria textil a nivel mundial. Este año, corre peligro de perder cerca de 6,000 millones de dólares en exportaciones, según calculan las dos principales asociaciones del sector textil local. Las cifras encierran un gran potencial de estallido social. Millones de personas podrían perder sus empleos en el país si la actual situación se prolonga.