Por Ana Raquel Meléndez* En Centroamérica está despuntando la tendencia de crear nuevas oportunidades, innovar y vencer el miedo de intentarlo. Ya lo decía Napoleón Hill: “La necesidad es la madre del ingenio” y, para muchas personas que han enfrentado una situación difícil o buscan una mejor calidad de vida, esto es lo que los ha llevado a emprender, entendiendo este término como lo explica el Global Entrepreneurship Monitor (GEM): “Cualquier intento de nuevo negocio, como autoempleo o nueva organización, o la expansión de un negocio existente, por un individuo, equipo o negocio ya establecido”. Según el más reciente estudio cualitativo realizado por Unimer sobre emprendimiento en Centroamérica, son tres las principales causas para aventurarse en ese mundo: la necesidad, que suele estar influida por la búsqueda de una solución casi inmediata a problemas como desempleo, aumento de ingresos o tener más tiempo; y las oportunidades y casualidades, que son situaciones fortuitas que se presentan, se aprovechan y suelen resultar exitosas. Para hacer que una idea funcione y dé frutos, es inevitable recorrer un camino de obstáculos que se convierten en aprendizajes para fortalecer a la persona y forjar al nuevo empresario. Por ejemplo, cuando se aprende a caminar, caer y levantarse es parte del proceso. La clave está en no rendirse, enfocarse en una meta y creer en un sueño. El apoyo para emprender es esencial, y no sólo cuando éste haya sido fruto de momentos difíciles, pues, cuando el Sol brilla, también es necesario rodearse de las personas adecuadas para alcanzar y mantener el éxito del negocio. Estas personas comienzan siendo un aliado, principalmente económico. Pero, con el paso del tiempo, y ante una buena idea, se pueden conseguir importantes inversiones. Emprender no es tarea fácil y, de acuerdo con los participantes de esta investigación, esto no lo logra cualquiera. Basados tanto en su propia experiencia, como en lo que han visto a su alrededor, saben que todo emprendedor debe tener cualidades especiales que le ayudarán a no perder el norte: pensar en grande, ser humilde, capaz de reconocer errores, pero, sobre todo, de aprender de ellos, y la imprescindible perseverancia. Incluso se atreven a aconsejar que, ante el temor a la inestabilidad, es mejor pensarlo dos veces, ya que el emprendimiento es como una montaña rusa: se enfrentarán a muchos altos y muchos bajos. Cada proyecto ha implicado grandes sacrificios y esfuerzos, pero el coraje, la pasión y el compromiso han sido las armas para superar el reto y disfrutar el privilegio de ser “libres”. Aunque la libertad del emprendimiento está llena de responsabilidades que se asumen porque se ama lo que se hace, al final el valor es tan grande que llega a verse como a un hijo, que va creciendo, siendo más fuerte y, por ende, que va necesitando apoyo. Es ahí donde también está la riqueza de emprender. No sólo se queda en lograrlo, el éxito también se mide en lo que pueden aportar a la sociedad, como la generación de empleo a terceros, que causa una inminente satisfacción y los transforma, además, en líderes. En un afán por no olvidar sus inicios, los emprendedores se mantienen integrados en las diferentes actividades de su empresa, como uno más, enfocados en el bienestar de su equipo, ya que son los primeros embajadores. Si bien la imagen que proyecta el equipo genera un alto impacto, ésta no es la única que pesa. Un buen comentario es la mejor forma de atraer clientes para que prueben y luego regresen. Queda claro que son muchos los ingredientes necesarios para llegar a ser emprendedor y, una vez alcanzada la meta, se hace indispensable mantenerse vigente y en constante formación. Ningún emprendedor duda que, a través del conocimiento y la especialización, podrá sobresalir o contar con una ventaja competitiva que le permita, idealmente, ser el mejor. Estar entre los mejores, abre puertas y permite ser ejemplo para otros, quienes no dudan en compartir su historia, siempre con el fin de ayudar. *Ana Raquel Meléndez Sánchez es Directora de Proyectos en Unimer Centroamérica.   Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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