Los gigantes tecnológicos (big tech) se han beneficiado de muchas formas con la pandemia por Covid-19. Una de ellas ha sido ocupar y avanzar en tierras que anteriormente dominaba solo la banca tradicional. Desde Amazon a Mercado Libre (y sus contrapartes asiáticas), las grandes compañías de tecnología empiezan a morder el pastel de los servicios financieros, pero sin reglas claras que les regulen, advierte la Fundación de Estudios Financieros (Fundef).

Las big tech tienen una gran masa de usuarios y conocimiento, así como dominio de sus datos, presencia global y músculo tecnológico, cualidades mediante las que han empezado a diseñar y ofrecer servicios financieros como medios de pago, pero sin el marco regulatorio que claramente sí aplica a la banca tradicional e incluso las fintech. Esto podría conllevar, apunta la Fundef, a que sin regulación se vuelvan dominantes en el sector financiero.

“Por su escala y por el uso de datos sin restricciones, las big tech en el caso de servicios financieros tienen una ventaja competitiva. Estas empresas no tienen una regulación muy estricta en su actividad principal ya que las reglas que rigen su actuación se pactan contractualmente […] Esta característica les puede facilitar convertirse en plataformas de operaciones financieras globales y de pagos cross border“, señala un estudio de la Fundef.

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Cada país debe evaluar la regulación de las ‘big tech’

Esto supone retos regulatorios que deben ser atendidos por las autoridades nacionales. “En cada país se debe evaluar si se les deja entrar a la actividad financiera considerándolas como plataformas digitales sin restricciones o como intermediarios financieros y con una regulación específica”, llama la atención el estudio de la Fundación, mismo que sentencia: “justificamos que los reguladores de los países no pueden estar ajenos a esta tendencia”.

Hoy Google, cuya actividad principal son las búsquedas en internet y la publicidad, ya ofrece servicios de pago; Apple, dedicada al hardware, software y componentes electrónicos, también; Facebook, redes sociales y publicidad, lo mismo. Amazon y Mercado Libre, gigantes del comercio electrónico, van más allá con la concesión de crédito, servicios de pago, crowdfounding y seguros, en el caso de la primera, y crédito, servicios de pago y gestión de activos la segunda.

Alibaba y JD.com, los Amazon de Asia; Baidu, el Google chino y Tencent, dedicada a la tecnología, juegos en línea y servicios de mensajería, van todavía más lejos: todas ofrecen servicios bancarios, concesión de crédito, servicios de pago, crowdfounding, gestión de activos y seguros. Además, en todos los casos de big tech antes mencionados, son proveedores críticos de tecnología y ofrecen a las entidades financieras tradicionales herramientas clave para garantizar su viabilidad futura.

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Advierten beneficios y riesgos por incursión de ‘big tech’ en servicios financieros

De acuerdo con un documento del Banco de España, el interés de las big tech por proporcionar servicios financieros se sustenta en “la posibilidad de diversificar sus fuentes de ingresos; la oportunidad de reducir fricciones en la experiencia de usuario (e impulsar su actividad primaria), y el potencial para maximizar el recorrido del cliente, al mejorar el conocimiento global acerca sus capacidades financieras efectivas”.

Así, “los servicios financieros quedan, por tanto, supeditados al negocio principal y, como tales, siguen una hoja de ruta más o menos uniforme que comienza por los pagos y el (micro) crédito, y relega a etapas posteriores los productos de seguro y ahorro”.

“Ante lo intrincado de las relaciones descritas, no resulta sencillo encontrar una respuesta adecuada por parte de las autoridades financieras a los desafíos que plantean las big tech, ya que, además de considerar los riesgos inherentes a cada una de sus actividades, las autoridades han de descifrar antes las características de sus respectivos modelos de negocio y de su organización”, advierte el Banco de España.

El Instituto de Estabilidad Financiera, creado por el Banco de Pagos Internacionales y el Comité de Supervisión Bancaria de Basilea, advierte beneficios y riesgos en la incursión de las big tech en los servicios financieros. Los beneficios, refiere, están relacionados principalmente con mejoras para los clientes debido a las innovaciones tecnológicas en la prestación de servicios financieros y a una mayor competencia, además de a su capacidad para acelerar los objetivos de inclusión financiera”.

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Por otro lado comenta que los riesgos son los mismos que aparecen cuando empresas no financieras (NFC) comerciales o industriales quieren adquirir bancos, pero que podrían magnificarse en el caso de big tech debido principalmente a su extraordinario poder de mercado y a su capacidad de generar efectos de red:

  • Conflictos de interés: Por ejemplo, excesiva operativa intragrupo en condiciones fuera de mercado que puedan socavar la resiliencia financiera del banco.
  • Concentración de mercado/comportamientos anticompetitivos, por ejemplo, cuando las NFC tienen un banco, pueden usar su tamaño, base de clientes y poder de mercado para erosionar la competencia en el sector bancario, al subsidiar productos financieros (desde el resto de los negocios) para ganar cuota de mercado.
  • Contagio y riesgo sistémico: Los conglomerados entre grandes empresas y bancos aumentan los riesgos de contagio entre el sistema financiero y la economía real y viceversa.
  • Problemas de supervisión debido a estructuras organizativas complejas que pueden impedir a las autoridades llevar a cabo una supervisión consolidada eficaz.
  • La capacidad de la matriz o los accionistas para apoyar al banco en tiempos de crisis.

Apostar por un marco mínimo de regulación

Por todo lo anterior, la Fundef remarca que “del análisis de los modelos operativos de las big tech y de la experiencia internacional se concluye que debe existir un marco mínimo de regulación para las empresas big tech y uno adicional específico para las que quieran participar en la industria de servicios financieros. Por ejemplo, en el caso de China hay regulación específica para las big tech que operan en el sector financiero”.

Por regulación específica la Fundación se refiere al “conjunto de reglas que aplican a un grupo de entidades con características particulares que tienen ciertas ventajas competitivas. Una justificación para imponer regulación específica es que regulaciones tradicionales como las de competencia no son tan efectivas para las plataformas digitales. Es decir, regulación pensada para una economía de producción de bienes y servicios no es del todo aplicable al mundo digital”.

“La evolución de las políticas públicas y de la regulación se da siguiendo un comportamiento de tipo lineal. Se genera una brecha en industrias como la de tecnología que evoluciona de manera exponencial. El marco legal tradicional no evoluciona como lo hace el nuevo entorno. El análisis del caso de la entrada de las big tech al sector de servicios financieros permite argumentar que la brecha existe y para cerrarla se propone la regulación específica”, reitera la Fundef.

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En México, la regulación podría ser en dos niveles

Incluso propone algunos puntos de interés para una regulación local en el caso de México. “Se considera que la regulación se debe hacer en dos niveles. Uno genérico para todas las empresas big tech y el otro específico como participantes en el sector financiero. La lista de aspectos a regular en el marco general para la operación de las big tech debe incluir los siguientes puntos:

  • Derechos de propiedad de los datos y de la huella digital: cliente vs. empresa
  • Regulación del uso de datos
  • Privacidad
  • Servicios en la nube
  • Uso de algoritmos y su transparencia
  • Ciberseguridad.

La segunda lista incluye algunos de los temas específicos de regulación y de supervisión financiera:

  • Definición del perímetro de la regulación
  • Definición del tipo de licencia financiera que deben solicitar
  • Reglas con los requerimientos adicionales de información para solicitar una licencia de intermediario financiero
  • Definición del esquema de “murallas chinas” entre la actividad de las big tech y sus entidades reguladas
  • Definición de un esquema de supervisión efectivo para las big tech
  • Regulación para lograr que la competencia se de en igualdad de condiciones
  • Reglas completas de conocimiento del cliente para las big tech
  • Esquema de datos abiertos que facilite el intercambio de información con los intermediarios tradicionales
  • Reglas para regular las condiciones de precio de sus servicios con el objetivo de que no existan subsidios cruzados con otros segmentos del negocio
  • Regulación para definir las condiciones en que se pueden hacer experimentos con algoritmos
  • Definición del marco de protección al consumidor aplicable en el uso de algoritmos.

“El último elemento por definir es una serie de criterios para identificar cuáles son las empresas a las que se les va a considerar como big tech para efectos de la regulación específica. La lista inicial debe considerar a Amazon, Google, Facebook, Apple, Microsoft y sus contrapartes de China. La lista completa debe incluir a otras plataformas digitales de gran alcance como las siguientes: Uber, Airbnb, Rappi y Mercado Libre”, sugiere la Fundef.  

Y señala: “Mercado Libre a través de Mercado Pago ya opera en México con una fintech. Es decir, ya hay una big tech en México que utiliza el marco general que no incluye los aspectos que se definieron en este documento. En caso de no hacer cambios a la regulación se pueden generar distorsiones relevantes en el sistema en el mediano plazo”.

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