Pat Gelsinger, el recién nombrado CEO global de Intel no piensa esperar a que la compañía pierda terreno frente a firmas como Qualcomm, AMD o incluso Nvidia. En un anuncio global, el ejecutivo explicó que Intel por primera vez en su historia entrará al modelo de foundry (fabricación de semiconductores) para terceros a fin de cubrir la demanda global de chips y para lograrlo la firma invertirá más de 20,000 millones de dólares en dos nuevas fábricas.

“Estamos seguros que estamos a la altura de las circunstancias para satisfacer esta creciente demanda, al tiempo que garantiza un suministro sostenible y seguro de semiconductores para el mundo”, dijo Gelsinger en la llamada con inversionistas y medios.

Los anuncios son parte de una estrategia bautizada como “IDM 2.0” para el diseño y la fabricación de chips Intel. Según Gelsinger IDM consta de tres partes:  la fabricación interna de Intel (que son clave para el desarrollo de sus propios procesadores). En segundo lugar, existe un uso ampliado de fábricas externas, incluidas TSMC, Samsung y GlobalFoundries (quien manufactura los microprocesadores de AMD), para la producción de lo que el CEO llamo “productos en el núcleo ofertas informáticas de Intel” para chips a consumidor y empresas, misma que operará a partir de 2023.

La tercera es la más novedosa para la firma, pues es la creación de una nueva unidad de negocio denominada Intel Foundry Services, con la que la empresa planea abrir las puertas de sus líneas de manufactura a otros clientes.

Según Gelsinger la unidad de negocio, que operará de forma independiente, se dedicará al desarrollo de chips de arquitectura x86, ARM y RISC-V con fundaciones ubicadas en Estados Unidos y Europa y con clientes del tamaño de Microsoft, IBM y Google.

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El CEO agregó que para Intel la apuesta representa la entrada a un mercado de más de 100 mil millones de dólares para 2025. El anuncio de la firma de microprocesadores, también contiene un componente geopolítico importante, pues gran parte de la fabricación de chips en el mundo está concentrada en Asia, particularmente en Taiwán, China y Corea del Sur.

Los pleitos políticos por el dominio de China sobre tierras raras y la producción de semiconductores incluso fue una las críticas más fuertes de la presidencia de Donald Trump, que insistentemente busca quitar algo del control de empresas asiáticas en el sector de tecnología.

El mismo Gelsinger dijo que el anuncio de Intel de hoy traerá algo de “balance” a la fabricación de semiconductores.

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“La mayor parte de la capacidad de fabricación se concentra en Asia, mientras que la industria necesita una fabricación más equilibrada geográficamente. La escala de fabricación avanzada de Intel, que incluye a Estados Unidos y Europa, es fundamental para Estados Unidos y el mundo, y aumentaremos significativamente nuestras operaciones globales comenzando con el aumento de la capacidad de fabricación para satisfacer la creciente demanda”, explicó.

Para cumplir con la nueva demanda, la firma de microprocesadores invertirá 20,000 millones de dólares en dos nuevas fábricas de semiconductores o fabs como se les conoce en su campus de Ocotillo, Arizona, en Estados Unidos.

Actualmente Intel opera cuatro fabricantes de “obleas” en Estados Unidos  Además de la ampliación que tendrá Arizona, tienen fabs en los estados de Massachusetts, Nuevo México y Oregón. La empresa también fabrica chips en Irlanda, Israel y China.

Fábrica de Intel en Ocotillo, Arizona, Estados Unidos

Aunque la firma tiene un centro de Diseño en Guadalajara en México y una planta en Costa Rica de servidores, son instalaciones diferentes a las fábricas de oblea donde se producen los microprocesadores de la empresa.

La decisión de crear esta nueva línea de negocio de Intel también llega en un momento oportuno tanto para la firma como para la administración de Joe Biden. Hace una semanas, Biden firmó una orden ejecutiva para una revisión de 100 días para investigar la escasez global de semiconductores en el mundo que ha obligado al cierre de plantas automotrices en Estados Unidos y México y contribuido a la escasez de las nuevas consolas de videojuegos de PlayStation y Xbox.

El plan de Biden busca incluso dar crear apoyos de gobierno y nuevas políticas que incentiven la fabricación de chips en Estados Unidos. Los planes de Intel llegan justo como una alternativa a las empresas que se ven obligadas a recurrir a firmas asiáticas para cubrir su demanda de semiconductores.

 

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