Reuters.- Los talibanes detuvieron a un miembro afgano del personal de Naciones Unidas cuando intentaba llegar al aeropuerto de Kabul el domingo, registraron su vehículo y encontraron su identificación de la ONU, luego lo golpearon.

El lunes, tres hombres desconocidos visitaron la casa de otro miembro del personal de la ONU que estaba trabajando en ese momento. Le preguntaron a su hijo dónde estaba su padre y lo acusaron de mentir: “Conocemos su ubicación y lo que hace”.

Los incidentes se encuentran entre decenas registradas en un documento interno de seguridad de la ONU visto por Reuters que describe amenazas veladas, el saqueo de oficinas de la ONU y el abuso físico del personal desde el 10 de agosto, poco antes de que los talibanes llegaran al poder.

Si bien el movimiento miliciano islamista ha tratado de asegurar a los afganos y las potencias occidentales que respetarán los derechos de las personas, los informes de represalias han socavado la confianza, sobre todo entre los asociados con organizaciones extranjeras.

Los talibanes no respondieron de inmediato a una solicitud de comentarios sobre la lista de incidentes de la ONU. La agencia dijo que no tenía nada que comentar sobre los documentos.

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El grupo ha dicho que investigaría los abusos denunciados y también ha alentado a las organizaciones de ayuda a continuar con su trabajo. Esta semana afirmó que la ayuda era bienvenida, siempre que no se utilizara como un medio de influencia política sobre Afganistán.

El portavoz de la ONU, Stephane Dujarric, agregó: “Las autoridades que están a cargo en Kabul son responsables de la seguridad del personal y las instalaciones de la ONU. Seguimos en contacto con ellos en ese sentido”.

Naciones Unidas ha trasladado a Kazajistán alrededor de un tercio de los 300 empleados extranjeros que tenía en Afganistán. También ha subrayado que quería mantener una presencia para ayudar al pueblo afgano.

Hay alrededor de 3.000 empleados afganos de la ONU todavía en el país. Un portavoz de la ONU sostuvo que el organismo mundial estaba en contacto con otros países para instarlos a proporcionar visas o apoyar la reubicación temporal de algunos de ellos.

Miles de personas han huído de Afganistán desde que los talibanes entraron en Kabul el 15 de agosto. Algunos temen un regreso a la brutal aplicación de la estricta ley islámica y otros temen ser objeto de represalias.

“Estamos en peligro”

Una mujer afgana que ha trabajado para Naciones Unidas durante varios años dijo a Reuters que se sentía abandonada.

“Todas las mujeres que conozco tienen el mismo miedo que yo. ¿Qué pasará ahora con nuestros hijos si nos castigan por nuestro trabajo? ¿Qué pasará con nuestras familias? ¿Qué nos harán como mujeres?”, refirió, hablando bajo condición de anonimato.

En un mensaje de video al personal en Afganistán el martes, el secretario general de la ONU, António Guterres, dijo que estaba angustiado por los informes de que algunos habían sufrido acoso e intimidación.

“Estamos haciendo todo lo que está a nuestro alcance, es decir, a través del compromiso permanente con todos los actores relevantes, y continuaremos haciéndolo para garantizar su seguridad y bienestar, y para encontrar soluciones externas donde sean necesarias”, declaró.

Un trabajador afgano de la ONU, que habló bajo condición de anonimato, dijo a Reuters que sabía de al menos 50 empleados afganos advertidos o amenazados por los talibanes, y agregó: “El personal nacional de la ONU que está bajo una seria amenaza directa de los talibanes debe ser evacuado”.

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Afirmó que las amenazas no estaban necesariamente vinculadas al estatus de las personas en Naciones Unidas, sino que eran una función del impulso de los talibanes para imponer el control sobre Kabul.

Una segunda mujer afgana que trabaja en Naciones Unidas se ha estado mudando de casa con su esposo y su hija de 3 años en los últimos 10 días. Algunos de sus vecinos sabían que trabajaba en las Naciones Unidas y le preocupaba que pudieran informar sobre ella.

Tiene una visa para un país vecino, pero está frustrada porque las Naciones Unidas no la han ayudado a evacuar.

“Esperábamos que todo el sistema de la ONU nos ayudara. Honestamente lo esperábamos”, dijo la mujer. “Estamos en peligro. Y si no podemos trabajar, ¿quién va a llegar a la gente?

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