El asado de pollo vive una época sombría. La causa es la guerra de Rusia contra Ucrania, pues golpeó directamente la producción de fertilizantes y maíz, lo cual provocó a su vez un incremento del 37% en el precio del pollo rosticero en sólo tres meses en diferentes entidades de México.

“En enero comprábamos en 35 pesos el kilogramo de pollo rosticero, que es la clasificación que usamos en cada uno de los establecimientos, pero a partir del 1 de marzo compramos a 48 pesos el kilogramo  porque tenemos alianzas con grandes productores”, revela Arnoldo de la Rocha y Navarrete, socio fundador de Pollo Feliz.

En el mercado libre o al público, el kilogramo de pollo cuesta alrededor de 60 pesos en este momento, dice el empresario, quien escribió el libro Sueño Mexicano, donde narra su vida personal y cómo construyó la marca y empresa de asado en Los Mochis, Sinaloa.

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El incremento al precio del pollo rosticero fue absorbido en un principio por los propios empresarios a fin de seguir siendo una opción económica para los consumidores mexicanos, comenta De la Rocha y Navarrete a Forbes México

“Y si la guerra continúa, el incremento (del precio del pollo) viene más fuerte, porque Ucrania es el cuarto productor de maíz en el mundo y de urea, la materia prima para fabricar los fertilizantes”, agrega el empresario sinaloense.

Apunta que Rusia y Ucrania tienen un gran peso en la producción de urea, por lo que también subirían de precio otros productos como el maíz, frijol y  tomate.

“El maíz se encareció de manera desorbitante durante los últimos meses. Esto tiene que ver con el encarecimiento de los fertilizantes y todo esto se reflejó en el pollo y ya tuvimos que reflejar en el cliente final”, expresa.

Un pollo es alimentado con 70% de maíz y lo demás es sorgo y complementos alimenticios, agrega.

El 4 de abril de 2022, el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, dijo que presentaría un plan para controlar la inflación de 24 productos de la canasta básica, los cuales cada semana han sido analizados por la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco).

Entre los productos que se contempla controlar en sus precios están el aceite de canola o maíz, arroz en grano, atún en lata, azúcar morena, bistec de res, cebolla, chile jalapeño, chuleta de puerco, frijol en grano, huevo de gallina blanco, jabón de tocador, jitomate saladet, leche, limón, manzana, naranja, pan de caja, papa, papel higiénico, pasta para sopa, pollo entero, sardina en lata, tortilla de maíz de supermercado y zanahoria.

Al 22 de abril de 2020, el precio del kilogramo de pollo entero era de 63.50 pesos en la Central de Abasto de la Ciudad de México, según la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco).

El precio de la pechuga se cotizó en 98 pesos y la pierna con muslo se ubicó en 61 pesos el kilogramo.

En los centros de autoservicios de la Ciudad de México el kilo de pollo entero valía 49.71 pesos, mientras que la pechuga se ubicó en 104.24 pesos y la pierna con muslo costó 67.87 pesos.

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Otros impactos de la guerra

“Todavía no hemos dimensionado el impacto que va a tener la guerra Ucrania y Rusia con restricciones de la OTAN para las empresas mexicanas”, dijo Roberto Fernández del Valle, socio a cargo del área de controversias de la firma legal Santamarina y Steta.

“Lo que queda muy claro es que se está dando un impacto importante en las cadenas de suministro, que se acentuará en las siguientes semanas. Lo anterior se sumará al cierre de mercados por la pandemia, crisis económica, una inflación global generalizada y escasez de materias primas por las restricciones económicas de uno y otro lado de Rusia, Europa y los Estados Unidos. La gente no está saliendo a trabajar, las empresas sin actividad, los puertos y varios barcos varados”, afirmó.

El experto explicó que aquellos que reciben insumos en sus cadenas de suministros, como sectores como construcción y automotriz, se verán inmediatamente afectados por alzas en precio del acero, combustibles y otras muchas materias primas e insumos estratégicos.

Consecuentemente, incurrirán en retrasos y un aumento inesperado de precios. Así se está detonando un clima de incumplimientos. 

“Será muy dañino para quienes no se hayan preparado con un kit de guerra legal que les permita prever esta situación en sus contratos, resolver sus controversias y salir adelante”, agregó el abogado de Santamarina y Steta.

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