EFE.- La investigación científica sobre el origen de Cristóbal Colón, paralizada hace 16 años a la espera de un avance tecnológico ya disponible, afronta su recta final con el estudio del ADN de los restos óseos atribuidos al descubridor y a dos de sus familiares, que podría estar listo para el 12 de octubre.

Así lo ha dado a conocer este miércoles en conferencia de prensa José Antonio Lorente, catedrático de Medicina Forense de la Universidad de Granada (sur) y director del equipo multidisciplinar que, con la ayuda de cinco laboratorios de identificación genética de Europa y América, tratará de arrojar luz sobre el origen del navegante, en torno al cual circulan varias teorías, si bien la más extendida e internacionalmente aceptada es que era de Génova (Italia).

Será en dos o tres semanas cuando empiece el análisis de ADN de los restos óseos de los que se disponen de Cristóbal Colón, su hijo Hernando y su hermano Diego, con la pretensión, explica Lorente, de que en unas ocho semanas se obtengan ya los primeros resultados, que se irán generando progresivamente hasta presentar las conclusiones, si es posible, el próximo 12 de octubre, Día del descubrimiento de América.

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Esta investigación, promovida inicialmente por el historiador Marcial Castro, comenzó en el 2002; al año siguiente se exhumaron los restos del descubridor y de sus familiares de la catedral de la ciudad española de Sevilla (sur) y no fue hasta el 2005 cuando concluyó la extracción de la primera tanda de análisis, momento en el que los investigadores decidieron paralizar el estudio porque la tecnología con la que se contaba entonces no era lo suficientemente “eficiente”.

“Estábamos gastando muchos gramos de hueso para conseguir muy poca información”, ha detallado Lorente.

Por ello, llegaron a la conclusión de que lo mejor era preservar las piezas a la espera de un avance tecnológico de nueva generación que ahora, dieciséis años después, ya se ha dado, lo que permitirá una mejora “drástica” tanto en la extracción del ADN de los huesos (mayor cantidad y calidad) como en el análisis posterior.

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El material del que disponen para su análisis es el siguiente: cuatro fragmentos de huesos de Cristóbal Colón del tamaño de una almendra; otros siete -uno de ellos un diente- de su hijo Hernando, y por último doce fragmentos óseos de su hermano Diego.

Los estudios genéticos previos que realizaron entre el 2004 y el 2005 sobre el parentesco de los huesos de estas tres personas conservados en la catedral de Sevilla dieron “resultados positivos”.

“Eso no significa un resultado totalmente concluyente. Los datos apuntaban a relación padre-hijo y hermano-hermano (…) A partir de ahí tenemos que aumentar la información generada para que esos resultados positivos pasen a ser conclusiones definitivas”, aclara.

Pero el objetivo final de este estudio es confirmar los orígenes de Cristóbal Colón: “Se acepta mayoritariamente que es de Italia, no lo dudamos, pero podemos arrojar datos objetivos que puedan ser interpretados por los historiadores para llegar a una conclusión u otra”, ha avanzado Lorente, que se ha referido a las teorías defendidas por otros estudiosos colombinos que apuntan a un origen gallego, portugués, valenciano, vasco o mallorquín, entre otros.

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Y el ADN podría aportar información para descartar o apoyar una u otra teoría, ha relatado el director del proyecto.

Para que la conclusión final sea de lo más fiable y esté lo más corroborada posible, en el proceso participarán cinco laboratorios, dos de los cuales -uno de Florencia y otro de Estados Unidos- trabajarán de manera independiente y aislada.

Otros dos laboratorios, uno de Roma y otro de México, apoyarán también el estudio, mientras que el equipo tendrá además contacto puntual con un quinto centro especializado en identificación genética, de modo que cuando todos hayan concluido su trabajo cotejarán los datos obtenidos por cada uno de ellos.

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Lorente admite que “limitaciones a priori” hay: “no es seguro que podamos obtener ADN de todos los huesos en calidad y cantidad suficiente como para poder llegar a una conclusión”.

“Lo que no vamos a hacer es forzar las circunstancias para evitar que esto pueda conducirnos a una conclusión errónea y tiempo después alguien pueda decir que lo que se hizo en Granada estaba mal hecho”, ha asegurado el director de este equipo científico, que ya considera el estudio “histórico” sea cual sea el resultado final.

Para la rectora de la Universidad de Granada, Pilar Aranda, el método empleado en la realización de este estudio, cuyo presupuesto estimado es de 30,000 euros (36,000 dólares), pone de manifiesto “el rigor que debe presidir toda investigación interdisciplinar”.

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