Una intervención del gobierno federal, que hasta ahora no ha dado más detalles, sería para dar un equilibrio financiero a la empresa productiva del Estado, pero no servirá si no hay una mejor gestión.   En el peor de sus momentos históricos, Petróleos Mexicanos podría recibir ayuda del gobierno federal, su principal accionista, aunque eso no significa que va a ser rescatada. El miércoles 26 de enero, el subsecretario de Ingresos de Hacienda, Miguel Messmacher, dijo a la agencia Bloomberg que la dependencia evalúa inyectar capital a la empresa productiva del Estado y permitirle emitir más deuda, siempre y cuando “tenga un plan de ajuste con credibilidad que garantice que la firma puede ser sostenible con precios bajos del petróleo.” Más tarde ese día, el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, confirmó a periodistas que evalúan apoyar financieramente a la compañía, aunque descartó que esto sea inminente y evaluarán distintas opciones para ello. “El Gobierno federal como accionista al 100% de Petróleos Mexicanos naturalmente no puede ser indiferente ante esta situación y estamos listos para respaldarla”, dijo. ¿Esta intervención ante la delicada situación de Pemex implica un rescate? No necesariamente “Todas las petroleras están teniendo problemas, pero Pemex particularmente está en un momento crítico porque es un problema de gestión. Tener dinero no es malo siempre y cuando vaya acompañado de una estrategia de gestión inteligente, y eso no lo veo”, comenta Miriam Grunstein profesora investigadora de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Una intervención del gobierno federal, que hasta ahora no ha dado más detalles, sería para dar un equilibrio financiero, debido a que el 80% de servicios contratados por la empresa son en dólares, porque debe pagar intereses de deuda en varias monedas y por la caída del precio del petróleo, explica Ramses Pech, de Caraiva y Asociados. Si la inyección de dinero no serviría como un rescate, ¿qué podría salvar a Pemex?   Las opciones El titular de la SHCP, Luis Videgaray, dijo el miércoles 27 que explorarán las opciones para inyectar dinero a la petrolera estatal. Pemex recibe financiamiento por tres vías: emitiendo deuda, contratando créditos y a través del Presupuesto de Egresos. Miriam Grunstein comenta que si se quiere ayudar a Pemex vía deuda, el problema es que la petrolera tiene una calificación crediticia que va en picada. El pasado 24 de noviembre, Moody’s rebajó la nota de Pemex a ‘Baa1’ desde ‘A3’ debido a que aumentó su deuda sin incrementar la producción ni mejorar la eficiencia operativa. Al tercer trimestre de 2015 (reporta los resultados de todo el año hasta el 26 de febrero) la deuda financiera de Pemex asciende a 87,318 millones de dólares (mdd), de los cuales 11,690 mdd son deuda a corto plazo. En este rubro, la deuda creció 36.3% en sólo nueve meses. La empresa productiva del Estado anunció el jueves 28 de enero que emitió un bono a 5,000 mdd en tres tramos: 750 millones con vencimiento en febrero de 2019; 1,250 millones con vencimiento en febrero de 2021 y 3,000 millones con vencimiento en agosto de 2026. Para el ejercicio de 2016, Pemex prevé contratar préstamos bancarios hasta por 3,000 millones de dólares, de acuerdo con su presupuesto para este año. La tercera vía, y la más fácil, sería a través del presupuesto, lo que provocaría incurrir en déficit. “No se puede adicionar al presupuesto, sólo quitar. Tomarán del déficit que se programó e incrementaremos éste al poner más dinero en Pemex. Este déficit sería, por así llamarlo, sin retorno de inversión. Es una deuda disfrazada”, comenta Ramses Pech. El Presupuesto de Egresos 2016 prevé un déficit de 557,192 millones de pesos (mdp), casi 3.5% del Producto Interno Bruto.   ¿Menos impuestos? Moody’s señaló en el comunicado en el que rebajó la calificación de Pemex que la empresa estatal seguirá proveyendo aproximadamente el 20% del presupuesto anual del gobierno en los próximos cuatro o cinco años. “Una reducción de la carga fiscal de Pemex que permita mayores niveles de financiamiento interno de las inversiones de capital y que demuestre una sólida tendencia de incremento de la producción y reservas podría ser de beneficio para la estimación del riesgo crediticio base de la compañía”, dijo entonces la agencia. Aunque, forzado por la caída de casi 75% del precio de la mezcla mexicana, el gobierno ha reducido la dependencia de las finanzas públicas a la venta de petróleo, no podría reducir en el corto plazo la carga tributaria sobre Pemex. Inclusive, si se lograra, no sería una solución definitiva, opina Miriam Grunstein. Habría que ver si, con la reducción fiscal, se hace una operación más eficiente de Pemex. Porque todas las petroleras están teniendo problemas, pero Pemex particularmente está en un momento crítico porque es un problema de gestión.”   Mejor gestión, el verdadero rescate Al cierre de 2013, Pemex contaba con 155,106 empleados, de los cuales el 34% eran de Exploración y Producción, el 30% de Refinación y el 17.2% de Corporativo (burocracia), de acuerdo con un informe anual de Pemex. La agencia Reuters publicó el jueves 28 que la petrolera recortó 11,735 empleos, la mayoría en áreas administrativas. No obstante, se plantea hacer otra reducción en su nómina. Miriam Grunstein indica que inyectar dinero a la estatal no será un verdadero rescate si no viene acompañado de una mejor gestión. “Habrá que ver si la inyección de dinero la salvará de la muerte. Pemex tiene un problema de gestión, de políticas laborales enfermizas, de falta de innovación tecnológica, seguridad industrial, de que ha sido una presa de los intereses de mucha gente que no está alineada con los intereses de Pemex”, comenta.  

 

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