Algunos son recordados gratamente, otros han pasado al olvido, pero dónde han continuado sus carreras estos osados servidores luego de su aventura en Los Pinos.   A lo largo de varios sexenios gubernamentales, los diferentes presidentes del país han tenido a su lado a jefes de Prensa –hoy comunicadores sociales–, que se han encargado de cuidar la imagen de su jefe a través de una relación continua con los medios de comunicación; algunos fueron ellos mismos periodistas, otros se hicieron en el camino con base en el método prueba-error. Algunos permanecieron todo el periodo gubernamental, otros fueron relevados después de cierto tiempo y por diferentes circunstancias. Unos hicieron carrera política, otros siguieron ejerciendo el cargo en otras instituciones, ingresaron a algún medio de comunicación, o se dedicaron a otras actividades. Algunos son recordados gratamente, otros han pasado al olvido; muchos imprimieron su sello personal tanto a su trabajo como a la oficina que ocuparon, pero otros fueron reflejo del estilo de gobernar del presidente en turno.   ¿Quiénes han sido estos osados servidores? Porfirio Díaz tuvo al periodista oaxaqueño Rafael Reyes Spíndola (considerado precursor del diarismo) como su enlace con la prensa; Victoriano Huerta hizo lo propio con Vicente Garrido Alfaro (fundador de El Noticioso); Venustiano Carranza se apoyó en el periodista Rafael Rip Rip Martínez (fundador de El Demócrata); Plutarco Elías Calles creó la Secretaría de Propaganda y Publicidad, y eligió como secretario de prensa a Melchor Ortega; Lázaro Cárdenas del Río creó el Departamento de Prensa y Publicidad de la Presidencia, cuyo titular fue Agustín Arroyo Chi. Manuel Ávila Camacho fue el primer presidente de México que tuvo formalmente una jefatura de prensa, a cargo de José Manuel Altamirano, reportero del diario El Nacional. En 1946, en el sexenio de Miguel Alemán, se creó oficialmente la primera Oficina de Prensa y Relaciones Públicas de la Presidencia de la República, a cargo del ex reportero de La Prensa Manuel Espejel Álvarez. A partir de Adolfo Ruiz Cortines, la función del jefe de Prensa cobró una nueva dimensión, se volvió dinámica y eventual plataforma de lanzamiento político de sus directores. Su jefe de Prensa fue Humberto Romero Pérez, quien es considerado como el pionero en comunicación gubernamental de la época moderna. En 1958, el nuevo presidente, López Mateos, lo nombró como su secretario particular, y luego de varios años de ausencia, en 1982 reapareció como director de Comunicación Social del Departamento del Distrito Federal. Finalizó su carrera política como representante del gobierno de su natal Michoacán en el Distrito Federal. Murió en agosto de 2009. Adolfo López Mateos tuvo como jefe de Prensa al periodista y ensayista Mario Ezcurdia Camacho, de quien dicen que su desempeño motivó que el equipo organizador de una gira del general Charles de Gaulle a Sudáfrica le solicitara orientación y adiestramiento. Murió en 1998 y su última colaboración en radio la hizo en el programa Suplemento Dominical, en Radio Fórmula. Conseguir un buen jefe de Prensa para Gustavo Díaz Ordaz fue difícil, pero el primero que tuvo, de 1964 a 1968, fue quizás uno de los más poderosos que ha habido, no sólo dentro de los medios de comunicación sino en el ámbito político: Francisco (Pancho) Galindo Ochoa (volvió a ocupar el puesto los últimos 11 meses del gobierno de López Portillo). Fue amigo de varios ex presidentes (excepto de Luis Echeverría) y acudían a él políticos consagrados lo mismo que noveles, igual legisladores que periodistas, y solía comer frecuentemente con secretarios de Estado, políticos influyentes y una amplia gama de personajes. Galindo fue sustituido por Fernando M. Garza (Fernando Martínez Garza Arroyo), un hombre del medio a quien tocó informar sobre la matanza del 2 de octubre de 1968; ante cerca de 60 periodistas y corresponsales extranjeros, explicó que en los hechos de ese día hubo “cerca de 20 muertos, 75 heridos y más de 400 detenidos. Hay y habrá vigilancia suficiente para evitar problemas”.   De Los Pinos a las gubernaturas, al Congreso y las RP Con Luis Echeverría estuvieron los periodistas Mauro Jiménez Lazcano, como director de Información y Relaciones Públicas; Fausto Zapata Loredo, como subsecretario de Información de la Presidencia, y Manuel Alonso Muñoz, subdirector de Relaciones Públicas. El primero es actualmente el fundador y director de la revista mensual Macroeconomía, el segundo llegó a gobernar San Luis Potosí y murió en diciembre de 2014, y el tercero cobró fuerza con Miguel de la Madrid. José López Portillo tuvo a su lado a Rodolfo Güero Landeros, quien había sido su director de Comunicación en la Secretaría de Hacienda. Landeros fue electo gobernador de Aguascalientes en 1980 y su lugar lo ocupó Galindo Ochoa, quien en ese sexenio es recordado por la frase “¿Tú también, Luis?”, dirigida en un desplegado al ex presidente Echeverría, quien había tachado de frívolo a López Portillo. Landeros murió en 2001. Manuel Alonso, pionero de las relaciones públicas en México, fue director de Comunicación del presidente De la Madrid, sexenio que vio el asesinato del columnista Manuel Buendía. A Alonso Muñoz correspondió lograr que “el pueblo de México estuviera bien informado. Por consiguiente, se mejoraría la comunicación de su gobierno con los medios”, según narra la crónica oficial del sexenio. Luego ocupó otros cargos públicos, incluyendo el de cónsul en Nueva York. Murió en la Navidad de 2009. Carlos Salinas de Gortari tuvo como jefes de Prensa a Otto Granados Roldán y José Carreño Carlón. El primero fue electo gobernador de Aguascalientes y después fue embajador de México en Chile, puesto al que volvió a ser designado hace dos años. El segundo tiene larga trayectoria en el mundo de la letra impresa, con muchas horas de vuelo en diferentes medios. Actualmente es el director del Fondo de Cultura Económica. Ernesto Zedillo se apoyó en Carlos Salomón Cámara, Fernando Lerdo de Tejada y Marco Provencio. Al primero se le atribuyó tratar de desprestigiar al director del semanario Proceso, a través de una filtración en un noticiario radiofónico, relativa a un supuesto depósito millonario en una cuenta bancaria en el extranjero. Actualmente dirige una agencia de relaciones públicas y tiene presencia en algunos medios de comunicación. El segundo se ha dedicado a la consultoría, relaciones públicas y cabildeo, y el tercero, después de dos años como vocero de la Presidencia, creó una empresa de consultoría en comunicación y relaciones públicas. Con Vicente Fox, la comunicación pasó por diferentes personas: primero Marta Sahagún, luego Francisco Ortiz Ortiz, después Rodolfo Elizondo y le siguió Alfonso Durazo. Los dos primeros únicamente estuvieron a cargo seis meses y fueron relevados por distintas circunstancias (la primera se “cuece” aparte). Pero quien más destacó como vocero del presidente debido a las continuas rectificaciones que tenía que realizar, fue Rubén Aguilar Valenzuela, un especialista en ciencia política y comunicación que actualmente se desempeña como consultor de comunicación y análisis político, así como articulista en diversos periódicos. Con Felipe Calderón estuvo primero Maximiliano (Max) Cortázar, a quien le correspondió informar sobre temas críticos como la crisis económica del 2008, la influenza A (H1N1), la crisis alimentaria y la liquidación de Luz y Fuerza del Centro. Le sucedió en el cargo Alejandra Sota Mirafuentes, a quien le tocó informar sobre la muerte de los secretarios de Gobernación Juan Camilo Mouriño (2008) y Francisco Blake Mora (2011). El primero es actualmente diputado federal de la LXII Legislatura por el DF y es presidente de la Comisión Bicameral del Canal del Congreso. Sota demandó en febrero pasado a la revista Forbes en Estados Unidos por mencionarla en la edición de diciembre de 2013 entre los 10 mexicanos más corruptos. Se tituló el pasado abril como licenciada en ciencia política, grado académico que ostentó durante años, a pesar de las críticas que recibió por ello. Con Peña Nieto inició en Los Pinos David López, quien fuera coordinador general de Comunicación Social en el Estado de México en las administraciones de Enrique Peña Nieto, Emilio Chuayffet y Alfredo del Mazo (1982-1986, 1994-1995, 2005-2011); el pasado marzo fue relevado por Eduardo Sánchez. López se convertirá en diputado plurinominal. A Ruiz Cortines no le gustaba declarar y enviaba a algún secretario de Estado a hacerlo por él. Su jefe de Prensa preguntaba: “¿Y si se equivoca?” A lo que el presidente respondía: “Se equivoca él, no el presidente.” Ha habido presidentes que han aplicado esa máxima de Ruiz Cortines y hay otros a quienes les ha pasado de noche. Para eso están los coordinadores de Comunicación del gobierno.   Contacto: Correo: [email protected] Twitter: @mmaraboto Blog: CorpMedios   Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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