Por Auxiliadora Rosales Hace tres años apareció retando en el mercado nicaragüense una propuesta de una camiseta con un nombre controversial y hasta despectivo: Jincho, una palabra con una conno­tación negativa con la que a nadie le gusta ser calificado. “Jincho nos gustó porque tiene una connotación descalificativa. To­das aquellas características y comportamientos populares que se ven de forma despectiva por las clases más altas”, comenta Augusto Mejía, uno de los creadores de la firma. Después de tres años, la marca está dando identidad a la nueva cultura en Nicaragua, no sólo diversificaron sus productos, también elevaron sus ventas que hoy se suscriben con seis cifras; pero sobretodo le ha dado una nueva visión a la palabra y al concepto, y hoy to­dos quieren pertenecer al movimiento Jincho. Atahualpa Martínez Montiel, presidente de la empresa y encargado de ventas asegura que en el pri­mer año contabilizaron ingresos por 11,843 dólares, al año siguiente, las ventas sumaron 56,394 dólares, pero en 2015 el crecimiento fue de 600% y la expectativa para el presente año es tener ventas por 884,000 dólares. Los socios de Jincho atribuyen el éxito al agresivo marketing en todos los niveles, desde rotulaciones hasta vallas publicitarias, anuncios en televisión, redes sociales, cines y sticker para los autos. “La idea es que todo mundo sepa que Jincho existe”, asegura Martínez Montiel. Otro de sus secretos es que cantantes, reinas de belleza, bandas musicales y deportistas promueven o exhiben una prenda con la marca, por eso, todos quieren ser Jincho.

 

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