Hace cuatro meses, Jorge Uriel Zepeda llegó a Ucrania para estudiar el idioma y una maestría; sin embargo, la invasión de Rusia se le adelantó antes de que pudiera empezar. Ahora, decidió quedarse con otros mexicanos para ayudar: desde ir por medicinas para personas que no pueden movilizarse, llevar comida a soldados ucranianos, descargar ayuda humanitaria, hasta llevar a personas hacia la frontera para salir del país.

El joven de 25 años es de Colima y antes de llegar a Ucrania trabajaba en el gobierno municipal de la capital de su estado, pues es politólogo de profesión. Él se encuentre en Kiev, donde están los principales bombardeos, por lo que todas los días le marca a su mamá para decirle que se encuentra bien.

“Intento comunicarme con mi familia. En cuanto me despierto luego luego intento mandarles un mensaje como a las 7 de la mañana, porque en México son las 11 de la noche. Mi hermana me dijo, como al segundo día guerra, que intentará marcarles más, porque mi mamá se duerme más noche esperando mi mensaje”, cuenta Jorge Zepeda.

Relata que decidió quedarse en Ucrania para ayudar, porque no quiere dejar a sus amigos solos, ya que los hombres ucranianos de 18 a 60 años no pueden salir del país.

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“Por el momento sí me quiero quedar y no sé en cuánto tiempo estaré saliendo de Kiev; probablemente pronto (me vaya) hacia el oeste del país. Quizá no cruzaré (la frontera). Tengo unos amigos aquí y no me gustaría dejarlos (por) el tema de que no pueden salir personas de 18 a 60 años. Para quedarme con ellos, no me voy”, relata.

El joven cuenta que no puede tomar un autobús o el avión para regresar a México, mientras muchas personas sufren en aquel país, por lo que forma parte de una red de ucranianos que buscan ayudar.

“Me pregunto ‘¿me regreso ahora a México y sin hacer nada y con la mentalidad que pude haber ayudado estando aquí?’. No puedo subirme a un autobús y aquí personas sufriendo”, señala el joven de 25 años de edad.

En esta red de ayuda algunos prestan sus autos para llevar a las personas a la frontera con Rumania, unos llevan comida a soldados, unos más se forman en una fila para comprar medicamentos para aquellos que no pueden hacerlo y otros más descargan carros de ayuda humanitaria.

En todas ellas —excepto la primera, porque no tiene carro— Jorge Zepeda ha apoyado. Relata que una de las actividades en las que ha ayudado es entregar medicinas: “Es complicado el tema de medicinas, era de las cosas muy simples, pero para estos momentos sí es de mucha necesidad; incluso, formarse en una farmacia y esperar hasta que abrieran para llevar medicinas a personas que lo necesitaran”.

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El joven politólogo relata que cuando inició la invasión de Rusia a Ucrania se refugió en el metro por dos días; después, de ahí se fue a un departamento de unos de sus amigos, donde tuvieron que acostarse en un pasillo de 2 por 4 metros, cuando se escuchaban las sirenas de un posible ataque.

“Sonaban las sirenas y había que apagar todas las luces y después irte al pasillo, un pasillo de 2 metros por 4 y dormíamos casi con posición fetal, todos dormíamos ahí”, narra.

Jorge Uriel Zepeda es uno de los 30 mexicanos que decidieron quedarse en Ucrania por cuestiones personales, pues entre el miércoles y jueves se espera que llegue a México el segundo vuelo con connacionales. En éste, llegarán 63 pasajeros.

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