El endurecimiento en la regulación que obligaría al banco a aumentar sus reservas de capital hasta un 11.5% podría orillarle a separar sus líneas de negocio, de acuerdo con un análisis de Goldman Sachs.   Por Steve Schaefer   Durante mucho tiempo, más grande ha sido sinónimo de mejor en el mundo de la banca, pero la presión regulatoria podría complicarle la vida a JPMorgan Chase. Ésta es la opinión de los analistas del banco Goldman Sachs, hecha pública hace unas horas en una nota que analiza las posibilidades de una escisión en JPMorgan dadas las condiciones regulatorias. En cierto modo, JPMorgan está en su posición actual porque sobrevivió a la crisis financiera de mejor forma que sus rivales más grandes. Goldman califica al banco como una “víctima de su propio éxito” en una época en la que Citigroup casi se derrumbó y las gangas por las que Bank of America compró a Countrywide y Merrill Lynch resultaron traer tantos problemas como ganancias. JPMorgan, por su parte, pudo comprar a Bear Stearns a un buen precio y reforzar su presencia nacional absorbiendo al fracasado Washington Mutual. En su forma actual, las diferentes líneas de negocio de JPMorgan se complementan entre sí, pero también sugieren que son lo suficientemente fuertes como para operar por su cuenta, según Goldman. El análisis de Goldman surgió de una propuesta hecha recientemente por la Fed, en la que aumentaría los requisitos de capital de JPMorgan a 11.5% dado su tamaño y alcance como institución financiera global de importancia sistémica, eso implica más de 100 puntos básicos por encima de los requerimientos de los otros bancos. “Una escisión podría crear valor aumentando la capacidad de JPM frente a sus competidores especializados e incrementando los rendimientos de capital y rentabilidad de las acciones”, dice el informe, suponiendo que como empresas independientes las operaciones del banco enfrentarían una menor carga regulatoria con respecto a los requisitos de capital. El análisis de Goldman considera dos opciones: una división en cuatro vías a lo largo de las líneas de negocio y una escisión más limpia de las empresas bancarias tradicionales y empresas institucionales. Bajo cualquiera de los escenarios, las operaciones simplificadas podrían compensar la brecha de valuación que existe actualmente entre JPMorgan (que alcanza 11 veces las ganancias esperadas) y empresas como Wells Fargo (13 veces), Morgan Stanley (14 veces), o el administrador de activos BlackRock (18 veces), entre otras empresas. Entre los argumentos a favor de mantenerse como una sola entidad está que JPMorgan genera 6,000 millones de dólares (mdd) en ingresos netos de las sinergias entre sus empresas. Estos beneficios incluyen cosas como servir como ventanilla única para una empresa que requiere asesoramiento en fusiones y adquisiciones y financiamiento para ofertas posteriores –un papel que la compañía estaba preparada para cumplir de haberse concretado la propuesta de AT&T de comprar T-Mobile por 39,000 mdd en 2011– o el negocio de administración de activos que tiene en la lista de clientes del bancouna base de clientes natural para la venta de sus productos. Goldman calcula que la ruptura tendría un valor superior al de esas sinergias, pero advierte que el concretar una separación implica el riesgo de reducir los rendimientos en algunos escenarios. No obstante, cualquier incremento adicional en las reservas de capital requerido por los reguladores podría hacer una ruptura aún más atractivo. Una valuación mayor de las piezas de JPMorgan compensaría sustancialmente la desventaja en la cotización actual del banco frente a sus competidores especializados, estima Goldman, ya sea en una escisión completa o en una división de su banca tradicional en un brazo de fideicomisos, otro para la banca de inversión y uno más para la administración de activos, lo que implicaría esencialmente una división entre “JPMorgan” y “Chase”. En resumen, los analistas de Goldman ven la escisión de JPMorgan como una opción en caso de que la regulación se endurezca aún más. En caso de que la Fed decida aumentar las reservas de capital en sus revisiones anuales del plan de capital, podría obligar a JPMorgan (y a sus compañeros) a ser más receptivos a esas alternativas. Las acciones de JPMorgan, que regresaron poco menos de 10% en 2014, cayeron 3.1% a 60.94 dólares en la sesión del lunes.

 

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