Al margen de los resultados concretos que pueda tener el juicio contra Genaro García Luna, es en términos periodísticos y analíticos, una oportunidad para conocer las entrañas del narcotráfico en México.

Los testimonios de sujetos como Sergio Villarreal “El Grande” y Tirso Martínez “El futbolista”, dan cuenta de la historia privada de los bandidos, de las estructuras de sus organizaciones y de los niveles de protección que requirieron de autoridades diversas para permanecer en el negocio de los mercados ilícitos. 

Hay que mantener cierta reserva sobre lo que dicen, porque sus testimonios son interesados y sujetos a acuerdos con la fiscalía, lo que muchas veces significa reducciones en sus condenas u otro tipo de prebendas. 

Pero existe una parte del relato, que es una especie de ventana para asomarse al mundo del narcotráfico. 

Por ejemplo, “El Grande” dio datos sobre el funcionamiento del cártel de Sinaloa a partir del observatorio que se podía tener desde las células de los Beltrán Leyva, que fueron uno de los brazos operativos de Joaquín “El Chapo” Guzmán y de Vicente “El mayo” Zambada.

Villarreal, en el marco de sus testimonios contra García Luna, se refirió a un periodo especialmente violento, en 2008, cuando inició la fractura del cártel de Sinaloa, lo que también repercutió en ataques contra elementos de Policía Federal.

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Un ejemplo de ello es el homicidio de Edgar Millán, entonces coordinador general de seguridad regional de la PF, quien fue ultimado en su vivienda, donde los subordinados de “El Grande” lograron la obtención de las llaves y el ingreso de un sicario que lo estuvo esperando. 

Aquellos días fueron de una guerra soterrada, que inclusive se reflejó en incidentes en el Aeropuerto de la Ciudad de México y en la muerte de agentes aduanales. 

En ese contexto es que resultó capturado Reynaldo Zambada “El Rey”. Quienes dieron con él, de acuerdo con el relato de “El Grande”, fueron integrantes de los Beltrán Leyva disfrazados de agentes de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada de la PGR.  “El Rey” salvó su vida, pero no la cárcel, y en la actualidad es un testigo colaborador de la DEA. 

Tirso Martínez es un caso especial. No conoció a García Luna ni le consta nada respecto a su actuación. Pero los fiscales decidieron incluir su testimonio para que narrara su vida de glamur comprando equipos de futbol, automóviles, propiedades y organizando el contrabando de cocaína en vagones del ferrocarril.

Martínez reveló acuerdos del cártel de Juárez, lidereado por Vicente Carrillo, con “El Chapo Guzmán” y “el Mayo” Zambada.

La estrategia de la Fiscalía de Nueva York consiste en que el jurado entienda el alcance del mercado de las drogas y que ello sea suficiente para determinar la culpabilidad del ex secretario de Seguridad Pública mexicano. Lo primero seguramente ocurrirá, de lo segundo hay dudas de que así sea, mientras los dichos no se acompañen de pruebas.

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