El consorcio Kaláshnikov, uno de los principales fabricantes de armas en el mundo, incrementó en un 30% su producción de armamento con el fin de satisfacer las necesidades del ejército ruso en Ucrania.
Para ello, Kaláshnikov lanzó en julio de 2022 el proyecto Konveiner, que implicaba la modernización tecnológica en las fábricas, según informó el consorcio en un comunicado.
Konveiner incluía la mejora gradual de los procesos de producción, la instalación de nuevos equipos y la modernización de la cadena de montaje, añade.
Todo esto permitió a la compañía atender los pedidos de las Fuerzas Armadas en los plazos previstos y en la calidad exigida, explicó Andréi Baríshnikov, director general de Kaláshnikov.
A principios de noviembre Kaláshnikov dio por concluido el contrato firmado con el ejército ruso en 2021, en vísperas del comienzo de la guerra en Ucrania, para el suministro del rifle de asalto AK-12 modelo 2023.
El AK-12 introdujo varias modificaciones con respecto al modelo de 2018, lo que incluye una mirilla telescópica dióptrica y un dispositivo de seguridad bidireccional.
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Rusia busca aumentar 70% su gasto en defensa
Este contrato de suministro de rifles de asalto es el más largo firmado por la compañía, que también ha creado una división especial para fabricar drones con la vista puesta en la actual campaña militar.
El consorcio, que se encuentra bajo sanciones de la Unión Europea, Estados Unidos, el Reino Unido y otros países por la guerra en Ucrania, es el mayor fabricante de armas de fuego ligeras de este país.
Rusia, que incrementará casi un 70% el gasto en defensa en 2024, aumentó considerablemente el ritmo de producción de armamento y equipos militares en los últimos meses, según fuentes de la inteligencia occidental.
Con información de EFE
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