No hay duda de que el iPhone lo cambió todo. El pequeño bloque con pantalla táctil presentado al mundo hace más de una década por Steve Jobs ya ha vendido más de 1,100 millones de unidades, pero no habría llegado a ningún lado de no ser por un sólido ecosistema que lo sustentara: una amplia oferta de aplicaciones. Y es justo que un día como hoy de hace 10 años la App Store, la plataforma de Apple que permitía a los desarrolladores llevar sus aplicaciones a los usuarios del iPhone en un entorno seguro y confiable,  veía la luz con “sólo” 500 aplicaciones. Hoy, la icónica frase de Jobs “There’s an app for that”, que podría traducirse libremente como “hay una app para eso que quieres”, sin importar lo que sea que estés imaginando, es más cierta que nunca, con 200 millones de aplicaciones que en 2017 generaron ingresos para los desarrolladores por 38,500 millones de dólares, casi el doble de lo generado por su contraparte de Google a pesar de que la Play Store reportó 64,000 millones de descargas en 2017 frente a los 28,000 de la App Store en 2017, de acuerdo con cifras de Sensor Tower. Para darle dimensión a la cifra, eso es 3,000 millones más que lo generado por Coca Cola Company el año pasado y está apenas por debajo de los 40,000 millones generados por la taquilla global en la industria cinematográfica, como lo muestra este comparativo elaborado por Horace Dediu, analista que ha seguido a Apple desde hace más de una década:

Foto: Asymco.

Ese desarrollo ha ido a la par de la capacidades del hardware de Apple. Actualmente, los dispositivos móviles de Apple tienen especificaciones técnicas mucho más robustas, lo que permite a los desarrolladores experimentar con un amplio espectro de posibilidades dentro de sus aplicaciones, sean éstas para ocio, entretenimiento, productividad, salud o educación. En cuanto a las apps de salud, los desarrolladores tienen a su disposición no sólo los coprocesadores de movimiento dentro del iPhone desde el 5S, sino también las funciones de Realidad Aumentada (que son usadas por apps como Phobos AR, para tratar fobias), o las capacidades del Apple Watch. El caso educativo es, además, uno de los que generan más impacto. En el caso del iPad, por ejemplo, de 1.5 millones de apps ofertadas, 200,000 tienen un foco en la educación, y en los últimos 5 años Apple ha dado 150 becas al año a alumnos para que asistan a la Conferencia Mundial de Desarrolladores (WWDC), cifra que creció a 350 en 2018, provenientes de 42 países.   Dando forma al momento Pero el impacto de la App Store va mucho más allá. Muchos desarrolladores no hacen dinero a través de la tienda, ni con compras dentro de sus aplicaciones, pero han gestado sus propias revoluciones. Sin la tienda habría sido muy difícil que iOS generara tracción y, quizá igual de importante, que hubiera un incentivo para el rápido desarrollo de un ecosistema móvil en general que ha moldeado una parte importante de nuestra cultura y propiciado el surgimiento de importantes movimientos en diversos ámbitos (por ejemplo, ayudó a aceitar los engranes de la Primavera árabe). Un aparte importante de la cultura y la economía contemporánea está atada al mundo de las aplicaciones. Sin ellas no existirían Uber ni la economía compartida, pero tampoco muchos de los servicios de naturaleza móvil con miles de millones de usuarios, WhatsApp, Instagram o Snapchat. Aún más, es poco probable que la próspera industria de los videojuegos tuviera el impacto que tiene hoy. Ahí están, con sus altas y sus bajas, los casos de Candy Crush, Angry Birds, Flappy Bird, Pokémon Go, Super Mario o, más recientemente, el fenómeno de Fortnite (que sólo en mayo generó 300 mdd). En 2017, los ingresos en ese rubro alcanzaron 48,000 millones de dólares, 30,000 de los cuales se concentraron en apps para iOS. Lo anterior de ninguna manera significa que Apple sea responsable de todas las virtudes derivadas de la existencia de una economía digital habilitada por la movilidad, pero su rol sí ha sido clave para el establecimiento de una plataforma que promueve la competencia y brinda a emprendedores de todo el mundo la posibilidad de participar en esta revolución. Al final, algo es cierto: la próxima gran app puede estar siendo desarrollada en la puerta de al lado.

 

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