En México hay localidades donde pareciera que la modernidad, la civilidad, las reformas y la transformación no llegan ni por error. Hoy vivimos entre excesos y ausencia de autoridad.   Desafortunadamente ya nos estamos acostumbrando a la barbarie nacional que vivimos en el país generada por la delincuencia organizada, el narcotráfico y las malas policías. A pesar de esto, en la Ciudad de México nos asombra terriblemente que a unos días de haberse enfrentado Mancera con las ONG de la sociedad civil en un dimes y diretes de si hay o no delincuencia organizada, aparezca un muerto colgado de un puente en Iztapalapa, y no habiéndonos recuperado de esto, aparece otro hecho que pareciera de peores dimensiones. Hace unos días en la ciudad de Ajalpan, Puebla, una turba ciudadana linchó a un par de encuestadores de una empresa de investigación de la Ciudad de México. Las escenas son terribles: después de haberlos linchado, se ve cómo un hombre, con un casco de motociclista, sin ningún recato le prende fuego a los cuerpos de los encuestadores, supuestamente muertos, mientras toda la turba lo celebra a gritos. ¿Qué nos pasa?, ¿en dónde están los valores ciudadanos?, ¿dónde están las policías?, ¿dónde están las autoridades?, pero, principalmente, ¿dónde está la autoridad del estado, la de la ciudad de Puebla y la del Estado mexicano? El reporte dice que fue llamada la policía de varios municipios para tratar de contener, pero no pudieron con la turba y se reportan un buen número de policías heridos, además de destrozos y robos en el palacio municipal. Las declaraciones del presidente municipal son de víctima, no de autoridad, y se preocupa más por el mobiliario y equipo de su municipio que por la muerte allí de dos personas. Insisto, ¿qué nos pasa? Otra noticia, muy grave, es que según datos (sin verificar, no pude encontrar estadísticas al respecto) que un noticiero dio a conocer públicamente, el estado de Puebla ocupa el primer lugar en linchamientos, seguido por el Estado de México, lo que significa que se está viendo como usos y costumbres de la población. Es desafortunado que como sociedad nos pasen este tipo de situaciones. ¿Se justifica que la pobreza, la iniquidad, la inseguridad y la injusticia le den permiso a una turba para tomar la vida de dos personas, sólo porque preguntaban mucho y porque una niña se quejó de que alguien la quiso atacar? ¿Dónde estamos cómo sociedad?, y, los más grave, ¿hacia dónde vamos? Gobernadores, funcionarios y candidatos partidistas, y ahora independientes, que solamente ven el juego de la política a través del dinero público y las posiciones políticas, deben voltear a ver cómo sus nefastas acciones están dando un muy mal ejemplo a la sociedad, que en una acción colectiva se toma la libertad de matar a un par de inocentes que hacían humildemente su trabajo. Pareciera en esas ciudades que la modernidad, la civilidad, las reformas y la transformación no llegan ni por error. Hoy vivimos entre excesos y ausencia de autoridad. ¡Qué tristeza por México!   Contacto: Correo: [email protected] Twitter: @Marcovherrera YouTube: El Marco del Poder Google+: Marco V. Herrera Berenguer Blog: Marco V. Herrera / El Marco del Poder   Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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