Por: Ale Jaime Fayad y Sofia Cruz*

Tras más de 100 días que dio inicio la cuarentena y que las empresas comenzaron a gestionar el modo de trabajo que definía una buena parte de las culturas organizacionales, también comenzaron a repensar sus estrategias de M&A encaminándolas en dos aristas muy importantes:  la desinversión y la búsqueda de activos que les ayuden a generar mayor valor, sobre todo en temas de transformación digital que desencadenen en un crecimiento a largo plazo. Esto trae implicaciones que quizá no estemos alcanzando a vislumbrar en este momento, por lo que integrar una transacción en estos tiempos disruptivos debe contemplar los siguientes “ingredientes básicos” para llevarla a cabo desde el punto de vista cultural:

1.- Digitalización y trabajo remoto

2.- El individuo como centro de la crisis y liderazgo

3.- Distanciamiento social y personal

De acuerdo a un estudio realizado por la consultora Mercer sobre el impacto e importancia del fit cultural entre organizaciones en transacciones de M&A, para el 87% de los trabajadores mexicanos es crítico que los valores de la compañía en la que trabajan estén alineados a los suyos; asimismo, dijeron estar dispuestos a moverse de trabajo si no existe este fit con la organización que trabajan, por lo que, en estas épocas, esto se vuelve sumamente relevante y retador para retener apropiadamente al talento y obtener valor de las transacciones, considerando los tres aspectos arriba mencionados.

Haciendo una reflexión ante lo que estamos viviendo con la crisis del Covid-19, vemos que estos 3 elementos se vuelven aún más valiosos para que una transacción sea exitosa ya que nos está exigiendo como organización reinventarnos o ser más partícipes.

Digitalización y trabajo remoto

Desde el punto de vista digital, muchas firmas han aseverado que el Covid-19 ha sido el principal impulsor de su transformación en esta vía. La expectativa a futuro es que muchas de las operaciones que veamos poscoronavirus, deberán involucrar tecnología o que el vendedor cuente con suficientes herramientas tecnológicas para laborar en el nuevo contexto. El proceso tradicional de las transacciones deberá trabajar de la misma manera, dado que ahora el procedimiento de due diligence, integración o desinversión, se tiene que hacer casi totalmente de manera virtual, lo cual significa que ya no hay visitas a las plantas del target, que las sesiones de consejo – donde se definirá si se vende/compra o no- serán digitales; que si se pensaba comprar una organización con baja digitalización, la valuación de ello en el modelo va a cambiar; en fin, una serie de “trastornos” al modelo típico por el que corren las operaciones que deben de repensarse para que sigan siendo exitosas.  

Por otro lado, el trabajo remoto a la hora de realizar una integración, evitará que los típicos eventos donde se presentaban los diferentes miembros de las compañías, lo haga difícil si no es que imposible, por lo que nos vamos a tener que acostumbrar a tener integraciones más “frías” y buscar elementos para hacer sentir a la corporación adquirida “bienvenida a casa”.

El individuo al centro de la crisis y el liderazgo

En el contexto de una transacción, joint venture, etc., lo que sin duda recomendamos es que, primero, el individuo tiene que estar al centro de cualquier decisión, como en ningún otro momento en la historia; segundo, que la cultura que se forje de hoy en adelante dependa profundamente de los mensajes de los líderes, los cuales estén encaminados a cuidar al principal patrimonio de la organización: su gente. Los comportamientos del liderazgo serán medidos a través de los mensajes que se envían a la empresa adquirida, por ello es importante que desde el primer día la comunicación se clara y abierta.

Distanciamiento social

Por último, en un contexto de una operación, el distanciamiento social se hace aún más agudo, ya que las compañías adquiridas, comúnmente se perciben a sí mismas lejanas al nuevo liderazgo, por lo que será un doble reto lograr mantener, por vía remota y en el aislamiento que estamos, una sensación de integración entre la firma adquirida y la o las que ya pertenecían al grupo, en una cultura tan arraigada a la interacción social como es la mexicana. Las transacciones de por sí traen distancia entre el lugar que el adquirido deja y al que se incorpora, sabiendo que la manera en que se realiza la comunicación es normalmente transmitida en más del 90% de manera no verbal y que hoy en día no es posible percibirla por el apartamiento obligado por la pandemia.

Podemos concluir que las organizaciones, fondos de inversión, private equities, entre otros, están en un momento muy interesante, donde los criterios para elegir un target no serán exclusivamente relacionados a dar el ROI vs el riesgo asociado a inversión, sino que además tendrán que valorar aspectos como la cultura y el fit en la coyuntura actual, la facilidad de trabajar a distancia en la cultura de la empresa que adquieren, etc. Desde el punto de vista cultural, será indispensable realizar los siguientes cuestionamientos al momento de analizar una posible transacción con otra corporación: ¿Cuenta con los atributos para reinventarse y mantenerse? ¿Para atraer y retener al talento clave? ¿Para trabajar a distancia? ¿Cómo afectaría una reorganización o captura de sinergias a la sociedad adquirida en el contexto actual?

Contacto:

Ale Jaime Fayad, Principal M&A en Mercer México*

Sofia Cruz, M&A Transactions, Multinational Client Group*

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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