Por Vivian Argueta Bernal* Cali, ubicada cerca al pacífico Colombiano, es la tercera ciudad del país con 2.4 millones de habitantes. Entre 1970 y 1990, la ciudad vivió uno de los momentos más difíciles de su historia a causa del narcotráfico y del conflicto armado interno. Cali no solo fue afectada por oleadas de violencia sino que recibió a miles de personas en situación de desplazamiento. Desde entonces, ha tenido el reto de integrarlas en las dinámicas urbanas. La ciudad ha demostrado como salir fortalecida de los momentos más difíciles. A finales del 2016, con la firma del Acuerdo para la terminación del conflicto entre la guerrilla de las FARC y el Gobierno Colombiano, Cali se comprometió a dar atención integral a las víctimas y a responder a los acuerdos, creando dentro de la reforma administrativa, la Secretaría de Paz y Cultura Ciudadana con el objetivo de diseñar e implementar políticas y programas para la prevención de la violencia, la promoción y protección de los derechos humanos, y el fomento de una cultura de paz y reconciliación. Cali también ha tenido retos ambientales. La ciudad es propensa a inundaciones por lluvias o el desbordamiento del Río Cauca. En 2010, el Fenómeno de la Niña mostró la vulnerabilidad del Jarillón del Río Cauca, que estuvo cerca de fallar y causar grandes pérdidas. Frente a esta situación, la ciudad tomó entonces una serie de acciones como realizar obras civiles de reforzamiento del dique que redujeran el riesgo, y así mismo tuvo que reasentar a las 8,777 familias que habitaban esta zona. Para esto, se implementaron programas para fortalecer sus capacidades, garantizándoles acceso a educación, salud, vivienda y servicios públicos. Gracias a esta inversión de cerca de 182 millones de dólares financiados por el Gobierno Nacional y el Municipio, se ha fortalecido la capacidad de la Alcaldía e instituciones involucradas. Continuando en esta línea, en años recientes la ciudad ha dado continuidad a programas clave de una administración a otra, como la Estrategia de Inclusión y Oportunidades- TIO, la cual busca reducir la inequidad, la exclusión y la violencia en la ciudad. Hace un par de años Cali fue incluida en la red de 100 Ciudades Resilientes- 100RC- de la Fundación Rockefeller, pero en realidad Cali hacía tiempo ya había iniciado a desarrollar su resiliencia. Sin embargo, hacer parte de esta red, le presentó la oportunidad de incluir la “resiliencia” como parte integral de la agenda pública y enriquecerse de experiencias internacionales. En días pasados, Cali presentó orgullosamente a la ciudadanía su Estrategia de Resiliencia denominada “Cali Resiliente: una ciudad de oportunidades para el progreso”, un esfuerzo conjunto entre Alcaldía, 100RC y entidades públicas y privadas. Aquí se incluyen cinco temas clave para el progreso de la ciudad: Educación, Convivencia, Movilidad, Sostenibilidad y Planeación.  El plan de acción trazado tiene 11 metas y 45 iniciativas concretas entre las cuales se encuentra “Mi Comunidad es Escuela”, el programa con la inversión más grande que se ha hecho en el sistema educativo público en la historia de Cali para el fortalecimiento de la calidad educativa. Cali, ahora fortalecida por esta estrategia, refleja una comunidad que quiere comprender su  historia, su riqueza natural, a sus ciudadanos y sus vulnerabilidades, así como la manera como éstas presentan oportunidades para desarrollar una capacidad de adaptación en un momento de transformación. La visión es la de una ciudad resiliente que progresa a través de la diversidad de su gente, que genera oportunidades, es inclusiva y enfrenta los desafíos con educación de calidad, opciones para movilizarse libremente y el respeto por el medio ambiente. *Directora de Resiliencia de Cali. Especialista en desarrollo urbano y planificación social con más de 10 años de experiencia.   Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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