Utilizar juegos y  métodos activos de aprendizaje basados en el juego como herramientas para la educación y el desarrollo dotan a los humanos de habilidades de emprendimiento y éxito desde temprana edad.       Para que nuestra sociedad global desarrolle soluciones a problemas acuciantes en un mundo impulsado por la tecnología y en un constante cambio, necesitamos revisar cómo nos capacitamos con habilidades para hacer lo que las maquinas no pueden hacer: ser emprendedores, independientes y con una visión estratégica para ser creadores motivados. Esto comienza cambiando la forma en la que los estudiantes, especialmente los más jóvenes, aprenden. Ellos son el futuro y tienen una necesidad  evolutiva de jugar, como describen en la revista “Scientific American”: “En un estudio clásico publicado en Psicología del Desarrollo en 1973, los investigadores dividieron a 90 niños en edad preescolar en tres grupos. A un grupo se le dijo que jugaran libremente con cuatro objetos – entre las opciones tenían  una pila de toallas de papel, un destornillador, una tabla de madera y un montón de clips de papel. Al segundo grupo se le pidió que emularan un experimento utilizando los cuatro objetos de una forma normal. Al último grupo se le dijo que se sentara en una mesa a dibujar lo que quisieran, sin ver los objetos “. “Cada grupo tuvo 10 minutos. Justo después, los investigadores pidieron a los niños ideas sobre cómo podían utilizar cada uno de los objetos. Los niños que habían jugado libremente con los objetos encontraron, de media, tres  veces más usos creativos  que los otros dos grupos. Esto nos sugiere  que el juego fomenta el pensamiento creativo.”   El poder de jugar Aprender a través del juego con métodos prácticos (sin manuales) es una manera potente para avanzar. El juego da los niños un espacio para soñar, descubrir, improvisar y proponer retos. Es crucial para el desarrollo social, emocional, cognitivo e incluso físico, ayudándoles a crecer “más equilibrados, inteligentes y menos estresados”. Esto lo sabemos. Sin embargo, ¿Qué ha pasado con el juego? Según varios expertos en educación, incluyendo a Kyung Hee Kim, un profesor de  la Universidad William and Mary (Virginia, EE.UU, en las últimas 3 décadas, a pesar de que los alumnos de primaria han mejorado en los resultados académicos también se han vuelto menos imaginativos. En 2011,  Hee Kim analizó los resultados del Test de Pensamiento Creativo Torracey y descubrió que: “los niños se han vuelto emocionalmente menos expresivos, menos enérgicos, menos locuaces y verbalmente menos capaces, con menos sentido del humor, menos imaginativos, más convencionales, menos pasionales, menos perceptivos, menos capaces de conectar cosas aparentemente irrelevantes, menos sintéticos y menos proclives a ver las cosas desde un ángulo diferente.” “La última gota”, apunta Hanna Rosin en The Atlantic, “ha estado en la medida de “elaboración”, o en la capacidad de tomar una idea y ampliarla de una manera novedosa.” En otras palabras, estamos en medio de una crisis creativa. En la edad en la que estamos desesperados por tener nuevas respuestas a viejas preguntas, y en la que necesitamos que los niños se vuelvan líderes innovadores, esto es un problema. Las buenas noticias: hay innovadores de alto impacto que se están dedicando a traer de vuelta el juego a lo grande. Están repensando el proceso del aprendizaje, inspirando a los niños y permitiendo una desobediencia constructiva y productiva. (Incluidos los errores) “El juego no es un lujo”, dice Johann Olav Koss. Su misión es usar el deporte y el juego para educar y capacitar a los niños y jóvenes de comunidades desfavorecidas para que superen los efectos dañinos de la pobreza, los conflictos y las enfermedades. Koss, un patinador de velocidad noruego que batió diez récords mundiales durante su carrera, es el presidente y director ejecutivo de la ONG internacional Right to Play (Derecho a Jugar). Koss, su personal, y 13,500 entrenadores voluntarios llegan a más de un millón de niños cada semana. Utilizan juegos y, los métodos activos de aprendizaje basados en el juego como herramientas para la educación y el desarrollo.  El fútbol, por ejemplo, se utiliza para enseñar la tolerancia y juegos organizados con colectas se usan para hablar de prevención de enfermedades, de inmunización, o problemas nacionales de salud. “Todos los niños tienen derecho a jugar, no sólo porque es divertido, sino porque es fundamental para su educación y desarrollo saludable”, dijo, después de recibir el Premio LEGO del año pasado, otorgado por la Fundación LEGO (dedicado a redefinir el juego y reimaginar el aprendizaje para construir un futuro impulsado por estudiantes creativos y comprometidos  de por vida) a las personas que han hecho una contribución extraordinaria a favor de los niños y jóvenes. La Academia Americana de Pediatría estaría de acuerdo con Koss. El año pasado, llegaron a la conclusión de que el juego, ya sea organizado en interiores o al aire libre,” es un descanso necesario para optimizar el desarrollo social, emocional, físico y cognitivo del niño.” Esta verdad cada vez más evidente es también la razón por la que  Jill Vialet, el fundador y CEO de Playworks, ha estado trabajando para reintroducir el juego en el sistema de educación de los EE.UU. en el que casi la mitad de las escuelas  han reducido o eliminado el recreo para liberar más tiempo para las materias centrales, donde uno de cada  cuatro escuelas primarias ya no ofrecen el recreo para todos los grados, y donde más de tres cuartas partes de los directores realmente quitan el recreo como parte de su plan de disciplina. “Si queremos sacar lo mejor de nuestros niños”, dice ella, “habría que empezar por darles un gran recreo.” Playworks funciona.  Tiene un impacto positivo en el ambiente de los colegios, haciendo que el día sea mejor y más productivo, de acuerdo con los expertos del centro de investigación “Mathematica Policy Research” y del Centro John W. Gardner para los Jóvenes y sus Comunidades de la Universidad de Stanford. Encontraron que Playworks, que opera actualmente en 500 escuelas de 22 ciudades de Estados Unidos, mejora la resolución de conflictos y el rendimiento académico, y reduce la agresión: los profesores del grupo de ensayo informaron una mayor sensación de seguridad, y los reportes de intimidación y comportamiento excluyente durante el recreo fueron casi a la mitad. Vialet planea llegar a un millón de estudiantes en 2016. El mundo en que vivimos ya no se ordena por la eficiencia industrial o la repetición, sino todo lo contrario: la imprevisibilidad. Pero seguimos educamos para las fábricas – “educando a la gente a que pierdan su creatividad”, como decía Sir Ken Robinson -, mientras que los empresarios de hoy en día exigen habilidades “changemaking” que incluyen la empatía, la comunicación, el trabajo en equipo, el pensamiento crítico y la resolución imaginativa de problemas . Si queremos un mundo mejor, más inteligente, tenemos que cambiar la forma en la que se enseña a los niños de la próxima generación. Permitir que más estudiantes puedan crecer sin esas habilidades exploratorias y sociales, impidiéndoles alcanzar su potencial, sería criminal. El juego puede conseguirlo ¿A qué estamos esperando? La Fundación LEGO y Ashoka se han unido para transformar la forma en la que el mundo aprende. Únete al desafío: http://changemakers.com/play2learn * Este artículo fue originalmente escrito por  John Converse Townsendy  publicado en Forbes.com  http://www.forbes.com/sites/ashoka/2014/04/10/why-playful-learning-is-the-key-to-prosperity/  

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